El juicio que ha traído esta mañana hasta Cádiz a Esther Arroyo y Ana Torroja como perjudicadas en el grave accidente de tráfico que sufrieron en octubre de 2008, ha ido cumpliendo un guión que se conoce desde hace meses. La sesión se ha centrado casi exclusivamente en la reclamación de dinero por los daños sufridos tras la colisión que dejó incapacitada a la exmodelo y apartada temporalmente de los escenarios a la que fuera integrante de Mecano.
La parte penal del proceso ha sido siempre secundaria y así se ha demostrado a los pocos minutos de arrancar la sesión en el juzgado de lo Penal nº 2 de Cádiz. El acusado de provocar el siniestro, para quien el fiscal pedía tres años y medio de cárcel por un homicidio imprudente y varios delitos de lesiones, finalmente no irá a prisión. El Ministerio Público y la defensa habían llegado a un acuerdo que rebajaba sustancialmente la petición inicial de las acusaciones.
El conductor de la furgoneta que se salió del carril en una curva del kilómetro 44 de la N-340 y chocó contra el monovolumen donde viajaban las artistas con sus parejas y dos amigos, ha sido sentenciado a una multa de 360 euros y la retirada del carné de conducir durante un año por seis faltas de imprudencia leve con el resultado de una muerte y cinco lesionados.
El abogado de Arroyo y Torroja no se opuso a esa sentencia de conformidad. El juez dio lectura a los hechos probados, en los que se habla de que el condenado circulaba a una velocidad excesiva para las condiciones de la vía (era un día de fuerte viento y lluvia); lo que favoreció que perdiera la trazada de la curva. Después, el joven escuchó la condena y la vertiente penal del procedimiento quedaba resuelta en menos de una hora.
La cuantía de las indemnizaciones era lo peliagudo y lo que ha favorecido que el caso haya tardado seis años en enjuiciarse. La distancia entre lo que piden las víctimas y lo que les reconocen las aseguradoras es insalvable, especialmente en el caso de Esther Arroyo.
La gaditana solicita unos seis millones por la suma de todos los conceptos frente a los 293.000 euros que le reconoce el seguro o los 240.000 que apunta el fiscal. Es la cifra relativa al lucro cesante la que ha generado más controversia. Un informe pericial presentado por su letrado, y que motivó la suspensión del juicio en mayo, calcula en 4,7 millones de euros los ingresos que dejó de obtener la exmodelo tras quebrarse su carrera profesional.
«Tengo cero ingresos. Mi vida es completamente distinta», ha relatado la exmodelo, quien describe su día a día con una incógnita: «Nunca sé cómo me voy a levantar». Las lesiones más graves las sufrió en las piernas. Arroyo asegura que necesita de tratamientos de por vida para poder andar. «Tengo la pierna derecha rotada y si no es por las terapias, el acortamiento de la extremidad se habría agravado».
Recuerda que intentó regresar al trabajo tras superar la peor fase, «pero el forense ya me advirtió que no podría estar más de cuatro horas de pie; no puedo comprometerme con nadie porque no sé cómo me voy a levantar». Para salir hacia delante, Arroyo no ha escondido cuál está siendo su revulsivo químico: «la morfina».
Para las aseguradoras y el fiscal esta cantidad es desorbitada y no se asienta en documentos fiscales, facturas u otras pruebas que acrediten la existencia, por ejemplo, de contratos que se rompieron al quedar incapacitada.
Uno de los letrados de las compañías le ha recordado que tiene reconocida una pensión por incapacidad absoluta. La artista le respondía que la Seguridad Social le reclama una cantidad que estuvo percibiendo de manera indebida antes de que le calificaran de forma definitiva el grado de afectación de las lesiones: «Ahora no ingreso nada porque me lo descuentan de la pensión».
Por su parte, Ana Torroja reclama por el concepto de lucro cesante 400.000 euros. La cantante ha explicado que había cerrado la grabación de un disco con la casa Sony y que estaban preparando la posterior gira de promoción. Un testigo de la empresa de representación de Torroja (RLM) ha declarado que esa misma cantidad fue la que percibió con el anterior disco. «Yo venía de un trabajo muy importante, pero tras el accidente estuvo dos años paradas con lo que ello supone».
Los otros tres supervivientes del siniestro son las parejas de Arroyo y Torroja y una amigo de ellos. El marido de la exmodelo es quien solicita una cantidad también importante por lucro cesante (unos 160.000 euros). Asegura que su carrera como interiorista también se vio cortada: «He pasado por todo. Me han cortado la luz, el teléfono. He tenido que pedir dinero. En cambio antes vivíamos muy bien. Nos podíamos permitir un mes de vacaciones en invierno y otro en verano».
Uno de los letrados de las aseguradoras le preguntó cómo había llegado a cifrar ese perjuicio si sólo había declarado a Hacienda en 2005.
En el monovolumen viajaba una sexta persona, quien falleció en el acto. La familia se descolgó del procedimiento y aceptó la indemnización pagada por las aseguradoras.