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El PSOE provincial afronta el final de una era y se acostumbra a perder citas electorales

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El PSOE provincial afronta el final de una era y se acostumbra a perder citas electorales

Los socialistas gaditanos se dejan más de 130.000 votos en su segunda debacle consecutiva en las urnas en seis meses

21.11.11 - 01:49 -
El PSOE provincial afronta el final de una era y se acostumbra a perder citas electorales
Basta con asomarse a la sede de un partido político, en la noche de los resultados, para saber lo que ha sucedido. Si hay más periodistas que militantes, como sucedió anoche en la del PSOE, es que se ha producido un bofetón considerable. Por la plaza de San Antonio apenas se pasó nadie más que los que debían estar por obligación, que no llegaban a la decena.
La derrota que se esperaba era tan grosera que un revés por la mínima se consideraba un alivio y un empate sería celebrado con euforia. De los ocho diputados en juego en la provincia, con cuatro se daban González Cabaña, Luis Pizarro y María Colón por satisfechos. Los cuatro, pendientes de la tele, contemplaban el tablero que decidía tres partidas en una noche: el tamaño de la mayoría absoluta del PP en el Congreso, el tamaño del temor a un relevo nunca visto en la Junta de Andalucía dentro de cien días y el nivel de urgencia o alteración que tendrá el relevo de González Cabaña, Pizarro y toda una generación de dirigentes al frente del PSOE provincial.
El debate provincial, ya marcado por la obligatoria marcha de González Cabaña, aún tendrá meses de prólogo. El vuelco andaluz parece más probable que nunca en la historia autonómica, con casi 400.00 votos de diferencia y la pugna gaditana por los ocho diputados en liza, uno menos que en 2008, es un hundimiento socialista en toda regla. En la provincia, los socialistas pierden 150.000 votos en sólo cuatro años. El PP, aunque ya le ganó una pugna estatal en 2000, obtiene un margen desconocido de 80.000 votos de diferencia. Ni siquiera el trasvase de papeletas a IU es consuelo de rojos. Ni le da escaño ni frena la omnipotencia y omnipresencia azul.
Desastre cierto
Según la previsión se convertía en confirmación, entre las nueve y las diez de la noche, los rostros de los trabajadores y militantes socialistas se petrificaban. Miradas congeladas observando una pantalla de televisión que arrojaba datos que aún les congelaba más.
La parálisis fue tal que precisó de un proceso de calentamiento. González Cabaña, que analizaba los resultados junto a Pérez Peralta, María Colón y Luis Pizarro, retrasó media hora su comparecencia. Había que esperar a que Rubalcaba anunciara el Congreso, cuya proximidad ya se daba por inevitable en San Antonio antes de que hablara.
Finalmente, el nuevo diputado provincial, exalcalde de Benalup y expresidente de Diputación, compareció a 15 minutos de las once de la noche. Menos afectado de lo que pudiera pensar. El PSOE ha tenido muchos meses para ver venir la ola gigantesca. Incluso, Cabaña se reservó tres horas más para dirigir su confirmación.
Además de felicitar al Partido Popular y reconocer su «amplia y clara victoria», tuvo el detalle de personalizar el figurado apretón de manos en «Pepe Loaiza, su presidente provincial».
Las previsiones que manejaban los socialistas eran tan negativas que incluso cabía un agradecimiento «a los 190.000 ciudadanos que nos han apoyado con su voto en estas circunstancias, a pesar de la dureza de los tiempos».
González Cabaña pareció cometer un lapsus al decir que el PSOE estará ahora «en la oposición en la provincia, en Andalucía y en España». Pero la sensación de que da por hecha una derrota en las autonómicas de marzo, que sería la primera para el PSOE desde que existe la Junta de Andalucía, desapareció pronto. «No hay extrapolación posible entre los resultados de esta noche y los de unas autonómicas. Los que quisieron hacerlo con los resultados de las municipales se han equivocado. Son convocatorias distintas. Ahora se presentaba el trabajo del Gobierno de España y ese ha sido juzgado. Cuando lleguen las autonómicas, se valorará el trabajo en la Junta de Andalucía. No hay que mezclar convocatorias y el que lo haga, se equivoca. Yo no voy a caer en eso».
Preguntado por algún resultado positivo, por algún pequeño consuelo que hubiera obtenido en una noche en la que el PP arrasó en casi todos los municipios de la provincia, González Cabaña se tuvo que quedar con una derrota que, al menos, le otorga «esperanza». Es la de Jerez. «Dentro de que hemos perdido, el avance en número de votos respecto a la última convocatoria electoral nos hace pensar en que hay una posibilidad de hacer un buen trabajo en el futuro. Dentro de lo que hemos vivido, se puede analizar en positivo». De camino, lanza una bofetada sin manos contra Pilar Sánchez, la candidata a la Alcaldía de Jerez por el PSOE a pesar de la voluntad de Cabaña, que llegó a buscarle incluso sustituto. Con su afirmación, lo único que destacó de la provincia, viene a dejar caer que, con otros nombres, en este caso el de Mamen Sánchez, sobre todo, han llegado otros resultados. En su afán de sortear el momento con entereza y deportividad, incluso rebajó el tono del mensaje machacón de miedo hacia los recortes de la derecha que vienen de la mano del PP.
González Cabaña advirtió que «los momentos que vendrán no son buenos» pero hizo un llamamiento cívico a «mantener la firmeza». Los socialistas gaditanos, dijo, lo harán «con su programa, con sus propuestas y sus ideas».
Urgente debate interno
El anuncio de Rubalcaba, aunque previsible, incluso anunciado en la sede del PSOE con muchos minutos de antelación, marcó la semana que comienza. Los socialistas se enfrentan a una catarsis inevitable tras la mayor debacle electoral que han conocido en la provincia, la segunda consecutiva tras las municipales, y la mayor que han conocido a escala nacional en las tres últimas décadas. La dirección nacional cambiará. De forma absoluta, cabe esperar. La provincial le seguirá unos meses después, durante la próxima primavera. González Cabaña tenía que dejar la dirección de todas formas, porque los estatutos le impiden repetir, pero esta sensación de cambio global parece acelerar o dificultar su relevo.
«Déjenme descansar una noche de eso», pidió. «Como los buenos caldos, esta situación precisa de cierto reposo». Se mostró confiado en que los dirigentes federales y autonómicas «sabrán gestionar y ubicar» las citas internas en un calendario compatible con los compromisos electorales inminentes, encabezados por las autonómicas del próximo mes de marzo.
«Ahora viene un tiempo de reflexión y diálogo entre los compañeros. No tengo la menor duda de que nuestros compañeros sabrán gestionarlo».
Es mucha la confianza porque el debate es de unas proporciones gigantescas. Los socialistas gaditanos han perdido las dos últimas citas electorales por un margen que nunca habían tenido en contra. Han perdido la Diputación, la administración central tendrá un margen de maniobra casi desconocido, con una de las mayorías absolutas más holgadas de la historia democrática española, el gobierno de la Junta de Andalucía, socialista desde su creación, nunca se vio tan en peligro. Es mucho lo que está en discusión, es mucha la contestación interna, que ahora tendrá unos zancos en los que crecerse para pedir relevos que ya parecen inevitables tras la sentencia electoral.
Aunque el marcador no sea tan escandaloso, cinco diputados para el PP y tres para el PSOE, la derrota crónica en las ciudades y la sangría de votos habla del fin de un ciclo. Nadie, entre los pocos presentes en la gélida sede del PSOE anoche, lo ponía ya en duda. Sólo falta saber cómo se gestiona el adiós.
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