De entrada, el 'síndrome del jarrón chino' que acuñara magistralmente Felipe González. Esa afección que sufren los expresidentes del Gobierno que les lleva a ser como esa pieza decorativa en un piso pequeño: nadie sabe donde ubicarlo y todo esperan que se rompa accidentalmente. Y eso fue lo que pareció querer aparentar el Equipo de Gobierno en el Pleno de ayer en su relación con la ya concejal no adscrita Susana Moreno. Cambio de sitio para Moreno en la que fue la primera sesión tras la crisis de gobierno, derivada por el 'tema acuíferos' y provocada por la destitución de la edil como delegada de Vías y Obras, acusada de «ocultar» el mal estado de los acuíferos de Chiclana.
Pero lejos de desviar la atención o desterrar a la exconcejal del Partido Vecinal, Ernesto Marín consiguió el efecto contrario. El foco estaba sobre la esquina del Salón de Plenos a la que fue relegada Moreno: ni prensa, ni asistentes y, por supuesto, ni concejales le quitaban el ojo de encima. Máxime cuando los puntos de gestión eran inexistentes, más allá de la dación de cuentas de la multitud de revocamientos y nombramientos derivados de la destitución.
Demasiadas dudas de la oposición y demasiada tensión entre el Equipo de Gobierno que derivó en un inevitable cruce de acusaciones en una nueva realidad municipal en la que ya la suma de PP y PVRE no tiene la mayoría en las votaciones. No pasó de puntillas tampoco la información adelantada por este medio sobre la apertura de una investigación de la propia Fiscalía. Sin embargo, lo más interesante de la tarde se produjo en las votaciones. Y es que pronto quedó patente cómo se ha roto la primacía de PP y PVRE con la salida de Moreno. Así, nada pudo hacer el Equipo de Gobierno, ahora en minoría con 11 votos frente a 13, para evitar que prosperara la moción de urgencia presentada por el PSOE para abrir una comisión de investigación y aclarar todo lo ocurrido.
Tan solo un fleco estuvo a punto de dar al traste con este nuevo reajuste de fuerzas. Y es que la portavoz de IU, Ana Rodríguez, sufrió un percance doméstico que le llevó a tener que ser tratada en el hospital. Eso hizo que se llegara a temer su ausencia en el Pleno y, por tanto, obtener la mayoría para sacar adelante la comisión. Sin embargo, una hora después irrumpió la propia Rodríguez ayudada por unas muletas y con el pie escayolado. Aplausos de un público tan abarrotado (principalmente por la presencia de las limpiadoras municipales) que el Salón quedó completo. Además de conseguir aprobar la citada comisión, no tardaron en volar los cuchillos. Fue el propio concejal socialista Joaquín Páez el que acusó al alcalde Ernesto Marín de haber puesto «a Chiclana en el disparadero de los medios» por sus declaraciones alarmistas. «Este problema se podría haber solventado de otra forma. Nos parecen hechos muy graves», recalcó.
Sin embargo, fue la comparecencia de Moreno la que más expectación despertó. Principalmente, porque aprovechó para aclarar las circunstancias que rodearon a su destitución y al informe, dirigiéndose al propio Marín. «No tengo nada que ocultar así que le pido que desmienta todo lo que ha dicho sobre mí. Podría haberme echado diciendo que soy muy trabajadora, por haber ido por delante de usted o por buscar soluciones. No le permito que me haya atacado diciendo que soy desleal, cuando el desleal es usted hacia esta ciudad», explicó la concejal no adscrita. De hecho, acusó a Marín de saber de la existencia del informe y «no actuar» o de que el referido documento «lleva analíticas realizadas por Chiclana Natural de 2011 y el alcalde no hizo nada». Igualmente, acusó al Equipo de Gobierno de haberla perseguido desde su destitución: «Me han cortado el teléfono, han impedido que acceda a mis datos e incluso me mandaron a dos policías para evitar que accediera en Vías y Obras. Lo que no puedo consentir es que al técnico que ha hecho este informe se le mande de vacaciones o que se destituya al equipo que se creó para dotar de agua al diseminado». Con dureza, la concejala no adscrita incluso llegó a vaticinar el futuro de Marín, mientras denunciaba la supuesta amenaza realizada por el portavoz del Gobierno Andrés Núñez meses atrás: «Parafraseando a Núñez cuando me dijo que la apisonadora del PP pasaría sobre mi: la apisonadora de la ciudadanía y la verdad pasará por encima de este alcalde».
Precisamente Núñez fue el encargado de contestarle y aprovechó para culpar directamente al PSOE: «Va a resultar que estoque es consecuencia del desmadre urbanístico de 30 años, ahora es culpa de Marín». De paso, aprovechó para atacar a Moreno de querer controlar otras delegaciones y «de meterse en todo»: «Resulta que todos estábamos equivocados menos usted». Lo cierto es que, equivocados o no, el Equipo de Gobierno perdió la razón en los votos porque, 13 votos a favor (PSOE, IU y la propia Moreno), frente a 11 abstenciones y la comisión de Gobierno salió adelante. Está por ver quien conducirá la apisonadora en este tema que promete enredar más de un debate y más de un Pleno de mayoría en la oposición. Y más de un informe de la Fiscalía.