Es la cara gaditana de Ciudadanos, una formación política emergente. Al calor de su líder nacional, Albert Rivera, crece sin cesar en las encuestas. En Cádiz le dan hasta dos concejales, lo que podría convertirle en clave de gobierno en un imprevisible rompecabezas nuevo, desconocido. Como en las autonómicas y las generales. El próximo miércoles, de ceniza, esta formación hará pública su lista al Ayuntamiento de Cádiz. El coordinador, quizás aspirante a la alcaldía, el abogado Juan Manuel Pérez Dorao, explica las claves de una formación que no teme definirse como liberal y tecnócrata.
-Aunque haya viento a favor ¿A quién se le ocurre meterse ahora en política?
-Nuestras familias no están por la labor pero pensamos que es el momento de saltar a la arena.
-¿Qué trayectoria tienen los militantes de Ciudadanos en la política de partidos? ¿De dónde vienen?
-Por lo común, tienen poca trayectoria. El partido tiene una recorrido curioso. En Cádiz lo fundamos siete, pero ya somos 70. Funcionamos con dos niveles: afiliados con cuotas y simpatizantes que no pagan pero participan en actividades, como voluntarios. Nacimos en octubre y hemos multiplicado por diez.
-¿Son ustedes los chicos de moda según los sondeos? ¿Primero fue UPyD, luego Podemos y ahora Ciudadanos?
-El movimiento de UPyD fue una pena. Ocupamos un espacio ideológico cercano y por cuestones personales no se ha producido una unificación que sería natural. Hay un movimiento en UPyD, bastante pujante, que se llama «tercera vía» y que aboga por la unión.
-¿Podría tener reflejo en la política municipal gaditana ese acercamiento?
-Mucha gente que está en Ciudadanos procede de UPyD, entiende que ha sido un error que no se haya dado una fusión. Pero eso, al final, llegará. También hay muchos que han estado en PSOE y PP.
-¿Son ustedes de derechas, de izquierdas, de centro, mediopensionistas?
-La génesis de Ciudadanos es el foro Unión Cádiz que promovieron Antonio Fernández-Repeto, Paco Moya, Paco Cano y personas de su entorno. Nos reunimos y despotricamos. Pero llegó un momento en el que pensamos que todo lo que había que criticar ya se había criticado. Había que actuar, hacer algo en positivo. Un sector dijo que no, que aquello era un foro para opinar. Pero hubo otro grupo que dijo que había que formar un partido. No hay otra vía. En principio pensamos en hacer un partido nuevo, local. Todos los que estábamos somos profesionales, funcionarios, personas con muchas ocupaciones y poco tiempo. Encontramos a los integrantes de Ciudadanos en Sanlúcar, que ya tenían una estructura, gobernando en coalición con el PSOE y nos explicaron. Vimos que encajábamos perfectamente con esas ideas e hicimos lo que queríamos pero amparados en el paraguas de un partido nacional. Creo que fue un acierto porque el candidato estatal, Albert Rivera, tiene mucho tirón. Y esta idea está progresando.
-¿Qué ideas son esas de las que habla?
-En el ideario de Ciudadanos se habla de liberalismo progresista y de socialismo democrático ¿Dónde está eso? Donde estaba UCD, donde estaba parte del PSOE, donde estaba parte del PP... Un espectro de centro muy liberal. La idea que más clara tenemos es que tiene que funcionar la sociedad civil, no la administración. Eso estaba en el ideario del PP, aunque luego resulta que la administración cada vez tiene más garras y tentáculos. Es más intervencionista. Para hacer cada cualquier cosa, hay que pasar por Ayuntamiento o Junta. Así que una idea principal es reducir la administración, su ámbito de intervención y su influencia. Nuestro ideario tiene una vertiente social. Cualquier actuación tiene que ir dirigida a los más desfavorecidos, al reequilibrio de la rentas, a las urgencias. Pero lo más urgente es que la sociedad se revitalice.
-Si la sociedad española necesita revitalizarse ¿Cádiz necesita electroshock?
-Atávicamente, la gaditana es una sociedad subsidiada. Muchos de sus integrantes parecen conformarse con una paguita, con un poquito, con sobrevivir. Y lo más difícil es cambiar esa cultura, fomentar el dinamismo y las ventajas de que cada uno se busque las habichuelas. Va a ser lo más difícil. Tiene una inercia enorme, de siglos. Hay mucha gente dispuesta al cambio pero hay demasiadas trabas. Todos los jóvenes se están yendo porque montar una empresa aquí es muy difícil. La mejor ayuda que puede dar la administración es quitarse de enmedio, no molestar. Que dejen trabajar a técnicos y funcionarios que han accedido a una plaza por condiciones de igualdad, publicidad y mérito. A menudo, están dirigidos por políticos que no tienen esa formación y les mandan. Eso no tiene sentido. No quiere decir que en nuestro partido todos ventan de la pata de El Cid pero sí que contamos con lo mejor que tenemos: médicos, ingenieros, empresarios...
-¿No teme que les tomen por tecnócratas, por burgueses?
-Puede ser, pero en Ciudadanos hay gente de todos los estratos sociales. El interés común lo queremos poner en las manos que mejor lo vayan a proteger. No hablo sólo de preparación académica o profesional, me refiero a valores, actitud, ética, a moral y ejemplaridad.
-¿Qué diferencia a Ciudadanos de los partidos tradicionales?
-Los partidos no han sido instrumentos al servicio del interés común. Son agencias de colocación que tratan de ganar la mayor parcela posible de poder para tener capacidad de colocar a la mayor cantidad de gente. Hacia los usuarios, hacia los ciudadanos, su actividad es nula. Ninguna. Eso lo emponzoña todo.
-¿Y los nuevos partidos no corren el riesgo de acabar como los de siempre?
-El peligro existe. Está muy claro. Hay que tenerlo muy presente.
-¿Y si acaban por gobernar, cómo evitarán ese riesgo de acomodarse?
-Nuestra idea es que, si sacamos 2 ó 3 concejales y, si sucede, somos llave de gobernabilidad, no firmaremos un pacto de gobierno. Podremos apoyar un pacto de investidura y, luego, cada punto de cada pleno lo apoyaremos o no según consideremos que beneficia a la ciudadanía. Eso sería fantástico. Eso acabaría con el despotismo ilustrado. Nosotros no queremos una silla ni colocar a nadie. Tenemos todos una trayectoria profesional, no dependemos de la política.
-¿Qué opina de Teófila Martínez?
-Ha hecho una gran labor por Cádiz y es una trabajadora infatigable. Eso nadie se lo puede negar. La ciudad le tiene que agradecer pero tiene dos características que no puedo compartir. La primera es que todo pasa por ella. Es como un dios y todos los demás son simples mortales sin voz, voto ni tampoco iniciativa. Ahí se equivoca. Eso redunda es que su alrededor es de bastante mediocridad, sin valía. En el sector privado no sé qué sería de ellos. Como dice un amigo, hay que mirar su vida laboral. Eso pasa en casi todos los partidos. En el PSOE, con Susana Díaz, en el PP, con Juan Manuel Moreno Bonilla. Fuera del partido, de las instituciones, no han hecho nada. Luego está la impenitente campaña de autobombo.
-¿Y el fenómeno Podemos?
-Me encanta el diagnóstico que hacen. Estoy de acuerdo al cien por cien. Encontramos los mismos defectos. Pero en las soluciones, divergemos. No se puede querer erradicar la casta para sustituirla por la nomenclatura soviética. Ellos defienden un mayor intervencionismo.