El soldado Josué Daniel Calvo ha vuelto a caminar en libertad apoyado en los suyos, sin poder disimular la cojera que trae como su peor recuerdo del cautiverio.Llevaba once meses esperando el momento del abrazo con su hermana y su padre lejos de las garras del secuestro. Ya con el uniforme militar y sin separarse de su hermana ha preferido no hablar ante la prensa.Su liberación, anunciada desde hacía semanas, se ha llevado a cabo en un lugar remoto de la selva colombiana. Allí sigue esperando su turno el hijo del presente Gustavo Moncayo, el padre coraje de Colombia. Mañana, si el tiempo lo permite,...