Mientras el Congreso de los diputados debate la posibilidad de que las familias que no puedan hacer frente a la hipoteca entreguen su vivienda para saldar la deuda hipotecaria, muchos afectados viven un particular drama que en muchos casos termina con un desahucio y el piso vacío en manos de los bancos. El caso de Marisa es especialmente complicado. Cobra únicamente una pensión de invalidez y vive en su piso de Barcelona con sus dos hijos deficientes. Uno padece parálisis y el otro es autista. Con sus bajos ingresos, lleva dos años sin poder pagar las cuotas hipotecarias y ahora el banco se quedará...