Diez cárceles que sí merece la pena visitar
Justin Sullivan/Getty Images/AFP

Diez cárceles que sí merece la pena visitar

Turismo penitenciario. Una ruta por una antigua prisión es una experiencia quizá algo retorcida pero enriquecedora

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Turismo penitenciario. Una ruta por una antigua prisión es una experiencia quizá algo retorcida pero enriquecedora

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  1. Alcatraz, San Francisco

    Justin Sullivan/Getty Images/AFP

    Turismo penitenciario. De primeras, suena más que raro. Sin embargo, gracias al interés creciente de la demanda, este modelo de turismo se ha hecho fuerte en nuestros días. Una temática escabrosa unida a un lugar siniestro sirve de aliciente para instalaciones que ahora tienen una segunda vida gracias a un público cuya curiosidad resulta histórica y morbosa a partes iguales.

    Hay prisiones para todos los gustos: en una isla, de auténtico lujo, con actividad paranormal, con presos ilustres en sus registros, con tours ilegales e, incluso, reconvertidas en lugares perfectos para celebrar una boda. Lo que está claro es que los muros de las prisiones son fuente de interesantes historias, aunque éstas no sean muy optimistas.

    Alcatraz

    «La Roca» es la prisión más famosa del mundo. Operativa como cárcel entre 1934 y 1963, dos anécdotas han logrado convertirla en mito. Una es que uno de sus inquilinos fue el mismísimo Al Capone y la otra es que nadie ha logrado escapar de ella. Su ubicación en medio de las aguas del Pacífico, disuadió a los reos, y los 36 que lo intentaron a lo largo de sus 30 años de actividad fueron capturados de nuevo, murieron a balazos o se ahogaron en las frías aguas de la bahía de San Francisco.

    Si tienes pensado visitar Alcatraz, reserva con antelación porque es un atractivo turístico muy solicitado y solo hay una empresa de ferries que hace el trayecto entre la cárcel y el muelle 33 del embarcadero, el Fisherman’s Wharf. Los tours incluyen el trayecto de ida y vuelta, un folleto informativo y una audioguía (disponible en español). El precio de adulto para realizar la visita de día es de 30 dólares, y de noche, 37. Para ir abriendo boca, no te pierdas la película «Fuga de Alcatraz», con Clint Eastwood.

    Descubre la costa Oeste de EEUU; visitando Las Vegas, San Francisco y Los Ángeles. Vuelos, tasas, alojamiento y desayuno, traslados y Visitas. Desde 1.799 euros.

  2. Kilmainham Gaol, Dublín

    Sus paredes son el recuerdo más vivo de la historia de la independencia irlandesa. Muchos de los rebeldes que lucharon por la causa dieron con sus huesos aquí y fueron ahorcados o abatidos a tiros en sus paredones, incluidos los cabecillas del célebre alzamiento de Pascua de 1916. Uno de ellos fue Joseph Plunkett, que se casó horas antes de su ejecución con Grace Gifford en la capilla de la cárcel. Gifford fue reclusa años más tarde, decorando su celda con una pintura de la virgen María y el niño Jesús que aún se conserva.

    Tras muchas décadas de abandono y de planes frustrados, por fin en 1971 fueron abiertas al público las puertas de este emblemático edificio dublinés. El ala victoriana es una de las estampas más famosas de esta prisión, sobre todo, desde que se usara como escenario de la película de 1993 «En el nombre del padre». Si tienes intención de visitarla, te recomendamos ir temprano para entrar en el cupo de las visitas guiadas, que se llenan muy rápido. La entrada cuesta 6 euros y no se puede reservar con antelación.

  3. Eastern State Penitentiary, Philadelphia

    Situada en Philadelphia, Pennsylvania, fue en su día el edificio público más caro y más grande de EE.UU. En sus primeros tiempos se caracterizó por instaurar un estricto régimen de aislamiento, ubicando a un preso por celda. Con esta política, se pretendía privar a los encarcelados de todo contacto, primando la reflexión por encima del castigo. Se dice que este confinamiento solitario acabó volviendo locos a un alto número de reclusos, padeciendo muchos de ellos trastornos psiquiátricos que derivaron en suicidio.

    Dentro de este edificio se conserva la celda de lujo en la que Al Capone pasó ocho meses. Los funcionarios de la época cuentan que el mafioso gritaba desesperado porque el espíritu de una de las víctimas de la matanza de San Valentín le atormentaba. Las voces y los ruidos inexplicables llevan a muchos curiosos a cazar fantasmas durante las visitas nocturnas. De hecho, su condición de prisión encantada le ha hecho un hueco en programas dedicados a lo paranormal. Tranquilo, que también puedes visitarla de día.

    Puente de diciembre en Dublín. Tres noches, cuatro días, desde 410 euros.

  4. La Fresneda, Bajo Aragón

    Pozo de las mazmorras
    Pozo de las mazmorras - turismo de alcañiz

    Para comprobar de primera mano cómo vivían los presos en otra época, no hace falta coger un avión. Existe una iniciativa de turismo de este tipo en España, en concreto, una ruta por los calabozos de Mezquín-Matarraña, en el Bajo Aragón. El magnífico estado de conservación de las cárceles de Mazaleón, La Fresneda o Ráfales, activas desde el siglo XVI al XIX, hace que la visita resulte realmente didáctica. Tal y como hemos visto en muchas películas, los reclusos pintaban en las paredes palos verticales para saber cuántos días de condena iban cumpliendo.

    La de Mazaleón está dentro del antiguo ayuntamiento, resultando curioso el travesaño donde los encarcelados eran atados por los tobillos. En una de las prisiones de La Fresneda hay varios dibujos en las celdas, incluyendo figuras religiosas, barcos, árboles, armas, etc. En cuanto a la Ráfales, no hay que perder la oportunidad de asomarse al oscuro pozo donde se privaba a los penados de cualquier contacto con el mundo exterior. Aunque en estas localizaciones están las más famosas, la comarca cuenta con muchos más ejemplos.

  5. Prisión de San Pedro, Bolivia

    Interior de San Pedro
    Interior de San Pedro - Mike Ceaser

    El penal más grande Bolivia no está exento de polémica. Situado en la ciudad de La Paz, llama la atención de propios y extraños debido a su sociedad interna, que permite que los reclusos trabajen y convivan con sus familiares dentro de las instalaciones. Los condenados pagan por sus celdas, por lo que las diferencias entre cómo viven los pudientes y los humildes están muy marcadas. La comunidad tiene sus propias leyes y éstas se cumplen a fuerza de arma blanca, por lo que las muertes de presos son habituales.

    A pesar del peligro que encierra, son muchos los turistas que la visitan de la mano de los propios habitantes de la prisión, haciéndoles una especie de tour guiado. Estos recorridos son completamente ilegales, y a raíz de la publicación de un libro que contaba la experiencia de un turista que vivió en San Pedro cuatro meses, se prohibieron, pero este veto duró poco. Adentrarse en esta prisión conlleva grandes riesgos y no se recomienda en absoluto. Sin embargo, los que lo han probado admiten que la experiencia vale la pena.

    Viaje a Sucre, Bolivia, más siete noches de hoteles, desde 1.524 euros.

  6. Mamertina o Tullianum, Roma

    Stefano Bolognin

    Bajo el suelo de Roma se esconden infinidad de restos arqueológicos, incluidas prisiones. A la cárcel Mamertina, también llamada Tullianum, se accede a través de la iglesia de San Giuseppe dei Falegnami, en pleno Foro Romano. Los romanos usaban la privación de libertad no como un castigo, sino como un estado de paso. Así, las cárceles eran lugares donde retener con seguridad a los enemigos de Roma antes de sacarlos en un desfile público y ajusticiarles aplicándoles la pena máxima o matarles directamente en la propia prisión.

    Aunque los años de historia que acumula este espacio ya justifican su visita, muchos turistas acuden a ella por haber tenido encarcelados a San Pedro y San Pablo. La reclusión de ambos apóstoles, aunque es anunciada en inscripciones en las propias paredes del lugar, no está probada. La leyenda dice que con el agua de un manantial milagroso los santos bautizaron a sus carceleros. Dada su cercanía a las cloacas, el olor puede resultar bastante incómodo, pero el momento pasa rápido debido a sus pequeñas dimensiones.

    Puente de noviembre. Cuatro días, tres noches en Roma, desde 326 euros.

  7. Torre de Londres

    Matthias Kabel

    Los fantasmas más ilustres se dan cita en este lugar. La cantidad de miembros de la realeza, la aristocracia o, incluso, miembros de la Iglesia ejecutados entre estos muros es realmente alta. Nadie puede asegurar la visión de espectros justo el día que la visites pero, desde luego, la leyenda negra de esta fortificación es extensa y está bañada en sangre. Desde Ana Bolena a Jane Grey pasando por William Hastings o Tomás Moro. Este pasado de asesinatos terribles ha convertido este edificio londinense es una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad.

    Hay supersticiones para todos los gustos. Por ejemplo, el recinto está lleno de cuervos que, y si algún día se van, tanto el edificio como la corona británica caerían. Hay incluso un cuidador que retoca sus alas para que no escapen. Asimismo, se dice que el único sitio que respetan los fantasmas en la Torre Blanca, gracias a al sacrificio de un animal durante su construcción. Cierto o no, durante las obras de rehabilitación se encontró un gato dentro de un muro maestro. Lo mejor es comprar las entradas con antelación (21,45 libras la de adulto).

    Puente de diciembre. Tres noches, cuatro días. Desde diferentes ciudades españolas. A partir de 494 euros.

  8. Karosta, Letonia

    karostas cietums

    Hay turistas que no conocen límites en su pasión por experimentar emociones fuertes. Mucho se ha criticado a las antiguas cárceles que proponen a los visitantes ir un paso más allá y pasar toda una noche como auténticos presos. Esta prisión militar ubicada en la ciudad letona de Liepāja, por la que también vagan los espíritus de antiguos condenados, ofrece a todo aquel que lo desee un plan poco convencional: dormir en una de sus incómodas celdas e, incluso, recibir una comida a la altura de tan sombrío alojamiento.

    Más allá de su uso como hotel extravagante, la organización también ofrece tours nocturnos activos en los que actores hacen de guardias y los que participan son tratados a gritos. Convertirse en un desertor del ejército nazi o en un enemigo del régimen estalinista por una noche tiene un precio de 12 lats, unos 17 euros. Imprescindible reservar. Por increíble que parezca, también organizan este tipo de tours para colegios, y con descuento. Los que quieran evitar malos tragos pero tengan curiosidad histórica también disponen de recorridos diurnos.

    Viaje a Riga más tres noches de hotel, desde 259,94 euros.

  9. Ohio State Reformatory

    ohio state reformatory

    ¿Estás buscando un sitio original para celebrar tu boda? Seguro que casarte en una prisión es algo que no se te había pasado por la cabeza. Esta prisión ubicada en Mansfield es una caja de sorpresas. Tras dejar de estar operativa en los años noventa, saltó a la fama por servir de escenario durante el rodaje de la película «Cadena perpetua». Además de recibir muchas visitas para conocer los lugares donde compartieron planos Morgan Freeman y Tim Robbins, el lugar también es un clásico del peregrinaje de adictos a la búsqueda de vida en el más allá.

    Gracias a una cuidadosa renovación, la sala principal ahora es capaz de albergar una ceremonia para 200 invitados. Y después de la comida, no te preocupes del baile, ya que tienen un espacio perfecto para ello. Celebrar el día más importante de tu vida en este marco singular depende de las horas de alquiler (1.000 dólares por cuatro horas), aunque cobran dos depósitos por limpieza y reserva de fecha. No obstante, si solo quieres conocerla por dentro, la entrada sin guía cuesta 9 dólares y los diferentes tours guiados, 14 cada uno.

  10. Leoben Justice Center, Austria

    hohensinn architektur

    La fama de las cárceles suele provenir de las pésimas condiciones en las que vivían o viven los presos. Sin embargo, el sistema penitenciario austriaco cuenta con una prisión que ha captado la atención de la opinión pública por motivos muy distintos. Este centro situado en Leoben (a hora y media de Viena) no llega a la década de historia, pero su mera existencia ya es motivo de sorpresa. En primer lugar, es una construcción muy moderna que bien podría pasar por un edificio de oficinas. El arquitecto Josef Hohensinn fue el responsable de proyectar en 2004 este penal donde sus residentes parecen vivir en un apartamento de lujo más que en una celda.

    Con capacidad para 205 personas, cada recluso dispone de una habitación provista de baño, cocina y balcón. Además, estos prisioneros de alto standing se pueden mover libremente por las instalaciones comunes al aire libre permanentemente vigiladas. De hecho, hay una inscripción que resume su filosofía: «Toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano». Aunque no acepta visitas de turistas, vale la pena acercase hasta ella para ver los exteriores.

    Viaje a Viena más tres noches de hotel, desde 250 euros.

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