Turismo de naturaleza

El Torcal de Antequera, un paisaje cumbre en Málaga

Este paraje natural, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, es uno de los entornos más excepcionales de la provincia gracias a las formas imposibles de sus rocas

Formaciones rocosas en el Torcal de Antequera ABC

Pablo Marinetto

La naturaleza y el inexorable paso del tiempo han regalado a la provincia de Málaga uno de los entornos naturales más excepcionales del mundo. A sólo 12 kilómetros de la villa de Antequera se yergue el paraje del Torcal , el ejemplo más importante de formación kárstica de Europa y todo un polo de atracción para senderistas, espeleólogos, amantes de la ornitología y vecinos y turistas de todas partes que llegan atraídos por los contornos imposibles de sus rocas.

Es posible que sus vistas panorámicas a los cuatro puntos cardinales sea uno de sus mayores reclamos. Desde las cumbres del Torcal se alcanza a ver la Costa del Sol, al sur; Sierra de Tejeda y Sierra Nevada, al Este; Antequera y la Laguna de Fuente de Piedra, al norte; y el laberinto kárstico al Oeste, que cuenta además con una ruta propia en la que el visitante puede recorrer las angosturas entre roca y roca.

Antes de embarcarse en la aventura conviene visitar centro de visitantes con el que cuenta el paraje, declarado en 2016 Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco , junto a los dólmenes de Menga y Viera y el tholos del Romeral. Las instalaciones son el punto de partida de muchas de las actividades que se organizan en el entorno y un lugar útil para obtener información y asesoramiento para la visita, ya sea guiada o por libre.

Entre las muchas peculiaridades de este rincón de la provincia destacan, además de sus esculturas naturales con rocas de más de 150 millones de años, el desconocido sistema endokárstico característico en este tipo de terrenos y que en el Torcal ha dejado más de un millar de simas y cuevas formadas tras el proceso de disolución de las calizas.

Un grupo de visitantes recorre uno de los senderos del paraje SUR

La Cueva del Toro, por ejemplo, alberga huellas de la presencia del hombre en este enclave desde la Prehistoria y otros vestigios en la cueva de la Cuerda, la de Marinaleda o la sima del Hoyo corroboran la la presencia humana en el Torcal ocho milenios a.C .

La amplia biodiversidad del entorno es otro de sus encantos. Entre la variada fauna que puede salir al encuentro con los visitantes destacan algunos reptiles, el topillo, el zorro, el tejón o la comadreja, así como buitres leonados o búhos reales.

A la ruta del laberinto kárstico se suman otras como la de los ammonites , con figuras de roca caliza tan emblemáticas como el tornillo, el sombrerillo o el cofre, así como numerosas huellas de ammonites, conchas fósiles que existieron hace unos 340 millones de años . Y es que no hay que olvidar que esta cumbre que hoy se eleva ante la vista desde la vega antequerana la conforman rocas procedentes de sedimentos marinos.

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