Qué plan
Sevilla en diez azulejos
Un recorrido que nos permite conocer parte de la historia de la ciudad y algunas curiosidades a través de obras de diferentes estilos
Unos son de sobra conocidos, otros se ocultan con sigilo en los escondrijos más recónditos. Los que hay que guardan grandes historias tras su creación y los que, aún estando a la vista de todos, muy pocos podrían arrojar algún dato sobre su autor, el estilo o lo que en realidad representan. Sevilla es ese enjambre poderoso donde el modernismo y las vanguardias se toparon con un casco barroco. También plateresco, mudéjar, gótico y purista.
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Esta es la ciudad que cuando el viento soplaba por el Norte se impregnaba del humo de las fábricas de loza; la que festeja los hitos de la religión de la misma forma que homenajea al resto de las provincias españolas o que publicita un automóvil: con azulejos. Al detalle, con mimo y la belleza como único hilván , recorremos diez localizaciones que presumen ante los viandantes.
La forma en semicírculo de la Plaza de España , obra de Aníbal González con motivo de la Exposición Iberoamericana del 1929, simboliza el abrazo de España a sus antiguas colonias, y en él están representadas todas las provincias del país . Estas se distribuyen de forma alfabética con una sola excepción: Navarra, debido a una remodelación que se llevó después.
En la calle Tetuán, está el coche Studebaker , un anuncio de estilo futurista realizado por Orce , quien colocó al vehículo en sentido contrario al del tranvía para generar sensación de movimiento, de velocidad. Además, el Pensador de Rodin en una de las esquinas del mural evoca a la reflexión en plenos felices años veinte.
Las obras religiosas, por supuesto, también conforman parte de lo mejor que se ha mostrado a pie de calle. Un ejemplo de ello es el Cristo del Amor que muere en uno de los laterales de la iglesia del Salvador; es una de las pocas piezas de estas características que está hecha a tamaño real. Otro azulejo interesante lo encontramos en Santa Paula. En concreto, en su portada . De estilo gótico, mudéjar y renacentista, su autor, el ceramista italiano Niculoso Pisano, firmó uno de sus trabajos más logrados bajo el reinado de los Reyes Católicos.
Y el pajarito de la fachada de la iglesia de San Pedro , el ave que pone fin a la soltería , según cuenta la leyenda, lo realizó Juan Oliver. Ahora muchos se reúnen a su alrededor en busca del jilguero que algunos desean tocar por si acaso funcionara.
La raíz se vuelve aún más profunda si cruzamos hacia Triana, emporio alfarero. La calle Alfarería es una galería de arte de por sí: el museo, sus tonos azulados y cetrinos, los balcones. Un todo que desemboca en el azulejo en homenaje a las soleares alfareras antes de entrar en el callejón de la Inquisición. El oficio, tan arraigado, determinó incluso la forma de cantar. Despacito, sin compás, con el roce del barro en las manos.
Las hermanas Santa Justa y Rufina , emblemáticas alfareras que entraron de lleno en la cultura popular e inspiraron a numerosos pintores, escultores y poetas, también tienen sus azulejos. Uno de ellos podemos observarlo en la calle Pastas Patronas número 50 . Humilde, recogido, pero atractivo desde el punto de vista simbólico.
Las estaciones del Vía crucis a la Cruz del Campo nos ofrecen un recorrido que no puede quedar fuera de estas líneas: catorce paradas, cada una con su baldosa , que representan el camino hacia el Monte Calvario y también lo mejor de la imaginería de Sevilla. Varios kilómetros donde se incluye, por citar alguno, el despojo de las vestiduras de Jesús, escena que queda reservada para la hermandad de la Estrella.
Para terminar, ópera y leyenda. En Santa Cruz , los muros recuerdan a los personajes del bel canto que la tomaron como escenario, como Don Juan. Las fotografías, sin embargo, se las lleva la inscripción «Antiguo callejón del Beso» en la calle Gloria, donde las parejas se acercan a inmortalizar su amor en un retrato. Hay ciudades que nunca llegan a descubrirse del todo.