Viajar
Un fin de semana de visita por los pueblos de la Serranía de Ronda
Además de la monumental ciudad del Tajo, la comarca acoge rincones con encanto en pueblos blancos que rezuman historia y tradición y que son el destino perfecto para una escapada
En una visita a la Serranía de Ronda , visitar la ciudad del Tajo ya cumplirá tus expectativas. La monumentalidad de la villa enclavada a un lado y otro del desfiladero por el que discurre el río Guadalevín permite al que la visita respirar toda la historia que atesora la capital de esta comarca de la provincia de Málaga , que bebe de su pasado romano, visigodo y musulmán.
Atractivos como el Puente Nuevo , la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería, la Alameda del Tajo o sus palacios renacentistas se unen a una gastronomía con sello propio y logran cautivar a viajeros de todo el mundo. Atraídos también por la gran oferta de actividades de turismo activo y enológico, los paseos en globo o las visitas culturales a enclaves como el yacimiento de Acinipo.
Desde ABC te proponemos en esta ocasión cruzar los límites de bella, aunque conocida, Ronda y embarcarte en una ruta de fin de semana por algunos de los pueblos con más encanto de la comarca. Perlas blancas cobijadas por la Serranía que rezuman cultura, historia y tradición.
Alpandeire
En pleno valle del Genal y a los pies de la sierra de Jarastepar, este pequeño pueblo de origen árabe y fachadas encaladas esconde sorpresas. A pesar de contar con apenas 270 vecinos, el municipio es conocido dentro y fuera de España por ser el lugar donde nació uno de los más venerados, Fray Leopoldo de Alpandeire .
De hecho, no son pocos los que se acercan hasta allí para su casa natal, donde se muestran algunas de las pertenencias del monje capuchino, o la pila bautismal en la que recibió el sacramento, ubicada en la iglesia de San Antonio de Padua. A este templo se le conoce como la 'Catedral de la Serranía' dado que sus dimensiones no se corresponden con el volumen de población y extensión del municipio.
La iglesia fue construida durante el siglo XVI y restaurada en el siglo XVIII y en su sótano existe un antiguo cementerio en el que se conservan intactos los cuerpos momificados de un matrimonio que participó en la financiación del templo.
Fray Leopoldo, beatificado en 2010, da nombre también a un mirador y a una ruta de varias etapas que pasa por los municipios vecinos de Cartajima, Pujerra, Igualeja, Júzcar y Faraján.
Gaucín
En el recorrido por los castillos y fortalezas de la provincia de Málaga, hay varias paradas obligadas en la Serranía de Ronda. Una de ellas Gaucín y su Castillo de Águila , cuya torre del homenaje se alza imponente sobre una peña que le confiere unas vistas estratégicas. De hecho, jugó un papel importante como fortaleza durante las Guerras Carlistas, aunque fue construida en su origen por los romanos.
El pueblo está enclavado en las faldas de la sierra del Hacho, y las vistas panorámicas del entorno le han valido el sobre nombre de 'Balcón de la Serranía' . Desde este municipio blanco podrás contemplar la sierra Crestellina, el valle del Genal y el mar Mediterráneo.
Entre sus monumentos destaca la iglesia parroquial de San Sebastián, erigida en 1505 sobre una mezquita árabe o el Convento de las Carmelitas Descalzas , que se sitúa sobre la antigua ermita de la Veracruz. Construido a principios del siglo XVIII, el convento fue abandonado en 1835 y, actualmente, se utiliza como sede de la Casa de la Cultura.
Gaucín es también un buen lugar para sumergirse en las tradiciones y labores del mundo rural andaluz, pues su Museo Etnográfico acoge una amplia muestra de aperos y herramientas antiguas con las que generaciones enteras trabajaron la tierra.
Cortes de la Frontera
El municipio de Cortes de la Frontera es uno de los de mayor población de toda la comarca y es conocido principalmente por la elaboración de productos artesanales derivados del corcho, así como por el esparto, la cerámica o la marroquinería.
A su término pertenece el mayor bosque de alcornocales de toda España, de ahí que entre sus muchos atractivos se encuentren los caminos y senderos que parten de su casco urbano.
Una de las principales curiosidades de Cortes de la Frontera tiene que ver con su emplazamiento actual, que se remonta al siglo XVII, cuando la explotación del corcho tomó auge y se convirtió en una de sus principales fuentes de riqueza. Es por ello que la estructura urbana sea distinta y mucho más ordenada que la de pueblos vecinos con herencia morisca.
Su Plaza de Toros, inaugurada a finales del siglo XIX, es la segunda más grande de la Serranía de Ronda. Y es que, por su actividad ganadera, la tradición taurina está muy implantada en el municipio. Otros lugares destacados son la casa de las Tetitas, llamada así por los remaches de su portón, la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario o la Casa de Piedra . Esta última construcción, de origen paleocristiano, fue utilizada como templo encubierto por los cristianos para realizar sus ritos cuando se encontraban bajo dominio islámico.
Júzcar
Este pueblo saltó a la fama en 2011 cuando sus casas se tiñeron de azul coincidiendo con el estreno mundial de la película de Los Pitufos. Hoy mantienen esta impronta en el color de sus fachadas, pero guarda muchos otros alicientes que lo hacen perfecto para una escapada de fin de semana, principalmente las actividades de senderismo o el barranquismo en la Sima del Diablo , una garganta con más 50 metros de altura por la que desciende el río de la Zúa.
Su ubicación en el Alto Genal le ha regalado parajes como el Torcal de los Riscos o el Castañar de Júzcar. Un enclave curioso es el de la derruida Fábrica de Hojalata . Esta factoría comenzó su actividad a mediados del año 1731 bajo un nombre muy poco común y nada breve: 'La nunca vista en España Real Fábrica de Hojalata y sus adherentes, reinando los siempre invictos monarcas y Católicos Reyes Don Felipe V y Doña Isabel Farnesio', como reza la inscripción de su entrada.
Además, en su Museo Micológico puede descubrirse la variedad de setas de la región, que son protagonistas de la gastronomía local junto a los ajetes, las hierbas silvestres o los ajos porros.
Genalguacil
A Genalguacil se le conoce ya como el 'pueblo museo' y es que sus calles son un deleite para los sentidos. Las iniciativas culturales promovidas en el municipio lo han convertido en uno de los pueblos con más encanto de la Serranía de Ronda.
Desde hace 25 años el ayuntamiento organiza cada dos años los 'Encuentros de Arte' del Valle del Genal y las piezas colocadas con carácter permanente en plazas y calles están convirtiendo el pueblo en una auténtica galería al aire libre, con obras de arte repartidas por calles, esquinas, plazas e incluso en los tejados.
A esta espectacular apuesta cultural se suma en entorno natural en el que está enclavado el pueblo. El blanco de sus casas destaca en mitad del intenso verde de la Sierra Bermeja, que cubre de bosque el 90 por ciento de su territorio.
A su atractivo basado en el arte contemporáneo se unen edificios notables como la iglesia de San Pedro Mártir de Verona, de estilo barroco con reminiscencias mozárabes y una peculiar torre octogonal sobre su puerta de entrada.
Igualeja
La última parada de esta ruta es Igualeja, donde se puede conocer el nacimiento del Genal , el río que da vida a parte de la comarca. El manantial se encuentra dentro de una cueva en el mismo municipio aunque los amantes de la espeleología pueden adentrarse también en otras grutas como la cueva de la Excéntrica, que comienza en un lago, y la cueva de la Fuensanta.
El encanto de Igualeja se debe en parte a sus cuestas y calles laberínticas y al paisaje que lo rodea, del que disfrutan durante todo el año sus poco más de 700 vecinos. Ofrece un total de once rutas de senderismo entre nogales, castaños y olivos, así como una vía ferrata para disfrutar de la escalada a 30 metros de altura, y actividades de orientación y observación de aves.
Como curiosidad, Igualeja es el lugar donde fue fusilado en 1851 Cristóbal Ruiz 'Zamarrilla' . La leyenda sobre este bandolero es una de las más conocidas de Málaga y su Semana Santa. Según la tradición popular, el bandido fue sorprendido por la Guardia Civil en el barrio de la Trinidad de la capital y para evitar su detención, entró a la ermita de María Santísima de la Amargura y se ocultó bajo el manto. La Benemérita no logró encontrarlo y como agradecimiento a la Virgen por haberle salvado, le clavó con su puñal una rosa blanca que milagrosamente se tornó en roja.
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