Qué plan
Ruta de Oromana, los molinos harineros de Alcalá de Guadaíra
Un recorrido, en plena naturaleza, para conocer las edificaciones que dieron fama a este municipio por su potente industria panadera
La cercanía de grandes cortijos de cultivo de trigo y la presencia del Río Guadaíra, donde ha habido molinos desde época romana, han hecho de Alcalá de Guadaíra una ciudad con gran tradición panadera. Para toda España, el nombre de la localidad sevillana es sinónimo de pan artesano y de calidad .
Aunque en la actualidad esta industria ya no es el pilar económico de la población sevillana, sigue siendo la seña de identidad y un referente histórico en la memoria de todos los sevillanos, que continúan nombrándola como «la Alcalá de los Panaderos».
Para conocer aún más el pasado del municipio, una de las mejores opciones es hacer la «Ruta de Oromana», un paseo de unos dos kilómetros en el que se pueden ver algunos de los molinos harineros de la zona.
El punto de partida del recorrido es el Hotel Oromana , un edificio de estilo regionalista desde donde se obtienen unas llamativas vistas panorámicas de la zona. A continuación, hay que dirigirse al parque infantil, en el que los más pequeños de la casa seguro que querrán hacer un alto. Justo al lado se encuentra el camino de descenso hacia el río, por donde hay que continuar.
La primera parada es el Molino de Benarosa , que se encuentra en la orilla derecha del río. Restaurado en 1999, su origen se remonta hasta la época almohade. Está compuesto de una torre y dos naves rectangulares, y cerca se sitúa también la casa del molinero. Al ser un molino de río, la energía para mover el mecanismo provenía directamente del agua. Su nombre de origen islámico, Banu Arusa, corresponde al nombre de la familia que lo poseía cuando la ciudad fue conquistada por las tropas cristianas en el siglo XIII.
A pocos metros, en la misma orilla, se encuentra el Molino de San Juan . Fue propiedad de la Orden Militar de San Juan de Tocina a la que, tras la conquista de Alcalá, se le otorgó como pago por su participación en la victoria contra los musulmanes. El edificio actual es el resultado de las transformaciones del molino medieval original entre los siglos XVII y XX, por lo que quedan muy pocos vestigios de la construcción original.
El puente de piedra
Volviendo a la orilla izquierda se llega al Molino de Oromana . Su origen data del siglo XVII y, actualmente, la que fue su torre se ha convertido en mirador en el que merece la pena pararse unos instantes.
Siguiendo por la orilla izquierda del río, y dejando atrás la pasarela, se accede al Molino del Algarrobo , desde el que se ven, justo enfrente, los restos del Molino de La Caja .
El del Algarrobo, que fue restaurado en 2003, es uno de los más complejos de la ribera molinera del municipio. Además de poseer una decoración muy singular de incisiones y espigados en una de sus fachadas, tiene una torre que data del siglo XV, cuando era propiedad del monasterio sevillano de San Jerónimo. Junto con el molino de La Aceña , es uno de los que mantienen más elementos bajo medievales. En este punto, el camino se divide en dos, uno que sube y otro que baja. El ascendente llega hasta la Ermita de San Roque , que se enclava entre los pinares de Oromana. El entorno es conocido popularmente como el Monte del Calvario, y desde él se obtienen unas espléndidas vistas de la ciudad y su castillo.
Volviendo por el sendero que baja, se accede al Molino de la Tapada , en la zona denominada El Bosque. Se trata de uno de los más singulares ejemplos de molinos harineros de la localidad. Molino de arroyo, fue propiedad de don Fernando Afán de Rivera , duque de Alcalá y tiene dos plantas y una azotea. Todavía hoy tras su restauración conserva la huella heráldica de sus primeros dueños.
Si se sigue avanzando, se llega al Puente de Carlos III , un puente de piedra que ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de la historia sobre todo con la llegada del tráfico rodado. En este sentido, varios de sus arcos están soterrados y, aunque la mayoría de los historiadores aseguran su origen romano, lo cierto es que no hay evidencias de escritos o calzadas romanas que lo atestiguan. Recibió su nombre gracias a las transformaciones que se hicieron durante el reinado de Carlos III.
Descanso final
La ruta finaliza en el Parque de San Francisco , en el margen derecho del río. Restaurado recientemente, en origen era la huerta del monasterio de San Francisco. Allí se encontraba también el molino del mismo nombre, utilizado por los monjes. Actualmente aún quedan vestigios de aquella época, como los naranjos agrios que proporcionaban frutos a los monjes, además de multitud de especies vegetales que lo convierten en un auténtico jardín botánico.
La riqueza patrimonial de la ciudad
Además de su pasado harinero, Alcalá de Guadaíra posee un conjunto patrimonial muy interesante para organizar una jornada de turismo a pocos kilómetros de la capital hispalense. En su casco histórico destacan las iglesias de Santiago y San Sebastián , el convento de Santa Clara , el antiguo Hospital de la orden de San Juan de Dios, hoy Ayuntamiento, o la Casa del Pósito. También es imprescindible visitar su castillo . Situado en un alto sobre el río, tiene un origen almohade y está compuesto por varias construcciones, algunas de ellas de la época medieval.