RUTAS

Écija, el encanto eterno de la ciudad del sol

Historia, arqueología y un impresionante patrimonio cultural se dan la mano en esta bella localidad sevillana

La iglesia de Los Descalzos de Écija es un auténtico paraíso para los amantes del arte barroco A.F.

Alberto Flores

En los últimos confines de la provincia de Sevilla, en dirección a Córdoba y emplazada en el fértil valle del río Genil, se encuentra la localidad sevillana de Écija, un destino soñado para los amantes de la historia, la arqueología, la arquitectura y la buena mesa. ‘La ciudad de las 11 torres’ es mucho más que eso, ya que es un lugar que esconde numerosos secretos, un destino perfecto tanto para una tarde de domingo como para dedicarle más tiempo y recorrer con suma tranquilidad esas calles que han sido habitadas por innumerables civilizaciones.

Nos encontramos en un enclave estratégico de primer nivel, en un auténtico cruce de caminos que comenzó a tener presencia humana en torno al siglo VIII a.C. Los primeros pobladores de Écija fueron los Tartessos, quienes, según todas las investigaciones, fundaron un núcleo de población que no era más que unas pocas cabañas en la zona que hoy se conoce como el cerro de San Gil o ‘El picadero’, una pequeña elevación que se encuentra en el centro histórico.

Si por algo es conocida Écija, es por su esplendoroso pasado romano, siendo una de las ciudades que cobró más importancia de toda la comarca de la Bética para esta civilización. Se estima que los romanos llegaron a estas tierras en torno al siglo II a.C., alcanzando la población una posición estratégica participando en las guerras civiles a favor de Julio César contra Pompeyo . Justo en el año 14 a.C. se funda la denominada ‘Colonia Augusta Firma Astigi’, que se convirtió en una modélica ciudad romana, con todos los servicios que los romanos incorporaban al mundo del urbanismo, como calles pavimentadas, cloacas, agua corriente, templos, termas y un rotundo y fiable puente sobre el río en plena Vía Augusta.

Panorámica de Écija, también llamada la ciudad de las once torres A.F.

Los campos que circundaban la ciudad se convirtieron muy pronto en la mayor riqueza de Écija, que se erigió en un centro de primer nivel de producción de aceite con destino a prácticamente todos los confines del imperio . Esos olivos que a día de hoy siguen prestando un oro líquido de primer nivel.

Por todo ello, Écija se trata de un destino imprescindible para los amantes de la arqueología y especialmente para los estudiosos del mundo romano. Así, por ejemplo, la plaza de España, conocida de manera cariñosa como ‘El salón’, donde late el auténtico corazón ecijano en la actualidad, se encuentra situada sobre importantes restos arqueológicos, como es el caso de un destacado estanque romano y algunos fragmentos de un templo dedicado al culto imperial del siglo primero de la era cristiana.

En la anteriormente mencionada zona de ‘El picadero’ se localiza un verdadero paraíso para los amantes de la arqueología, ya que allí es posible vislumbrar la evolución de la ciudad desde el siglo VIII a.C. a través de diferentes restos arqueológicos. Un emplazamiento donde son los restos de origen romano los que mejor se conservan, destacando el mosaico de dos caras de Baco –en la actualidad en proceso de restauración- y un edificio público romano que se encuentra en muy buen estado de conservación.

Écija es una ciudad muy rica en restos arqueológicos de origen romano A.F.

La ciudad siempre ha conservado su importancia como centro administrativo y de producción agrícola, y es a partir del siglo XIII, con la llegada de los cristianos, cuando gran parte de su territorio es repartido entre muchos nobles, órdenes militares y la Iglesia. La situación llegó a su clímax en el siglo XVIII, el que está considerado como ‘el siglo de oro ecijano’, momento en el que llegaron a existir de manera simultánea en la ciudad hasta 40 títulos nobiliarios , entre ellos 13 Grandes de España.

La espectacular riqueza del casco histórico de Écija es la prueba en la actualidad de este desarrollo económico, que legó para la posteridad bellas iglesias, grandes palacios, bonitos conventos y en general un patrimonio que la convierte en un lugar perfecto para los amantes del arte y la arquitectura .

La lista de lugares donde merece la pena detenerse es interminable, ya que el casco histórico de Écija está repleto de edificios con historia y valor artístico. Mención especial merecen las iglesias , cuyas espigadas torres dominan el panorama visual ecijano y que se han convertido en la seña de identidad de la localidad.

Video. La escultura de la Amazona Herida se encuentra en el Museo Histórico Municipal A.F.

En primer lugar, nos podemos detener en la iglesia de Santiago, para muchos el edificio religioso más interesante y valioso de la ciudad y considerado por muchos como una de las iglesias más elegantes de Andalucía. Está construida siguiendo los designios del gótico- mudéjar del siglo XV , cuenta con un encantador patio y los visitantes no pueden perderse la Capilla de los Montero, decorada con máscaras, serpientes y águilas, prueba de la influencia artística en Écija del descubrimiento de América.

Nuestro paseo nos sitúa ahora en la que para muchos está considerada como la auténtica joya del barroco ecijano, se trata de la iglesia de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, conocida como Los Descalzos. Es un templo que se fundó a finales del siglo XVI y que cuenta con una preciosa decoración de pinturas y murales , así como interesantes yeserías policromadas y doradas. Atesora una destacada colección de pinturas, esculturas y carpintería, así como un precioso órgano del siglo XVIII.

Son muchas las opciones en forma de iglesias que podemos seguir visitando en nuestro paseo, que nos va a detener en el interior de la iglesia de Santa Cruz, de estilo neoclásico, y donde se encuentra la imagen de la patrona de Écija, la Virgen del Valle . Los amantes del arte religioso, y que no quieran perderse ni un detalle de las iglesias de la ciudad, pueden encontrar más información pormenorizada en el siguiente enlace: https://turismoecija.com/iglesias/

La historia de Écija está contenida en las salas que forman parte del Museo Histórico Municipal, que se encuentra en el Palacio de Benamejí y donde resultan muy interesantes tanto el continente como el contenido. A destacar la colección de piezas metálicas prehistóricas, las tres estelas de guerreros, maravillosos mosaicos romanos y esculturas como la famosa ‘Amazona herida’ . Un museo que se encuentra en un edificio que es una auténtica joya del barroco andaluz, construido en el primer tercio del siglo XVIII por los marqueses de Benamejí.

Y es que los palacios dignos de visitar tampoco faltan en Écija, ya que otro punto crucial de nuestro discurrir por estas encantadoras calles nos lleva hasta el palacio de Peñaflor , conocido de manera cariñosa como el de los ‘balcones largos’, cuya construcción se alargó prácticamente a lo largo de todo el siglo XVIII. Un paseo repleto de arte y arquitectura que puede proseguir a través del palacio de Los Palma, el palacio de Justicia, la casa-palacio de los Pareja y sin olvidar los conventos de Santa Florentina, de la Merced, de las Marroquíes o de la Visitación de Santa Isabel.

La plaza de España, o 'El Salón', es el corazón de Écija A.F.

Para conocer en su justa medida un casco histórico con tantos hitos importantes, una gran opción es participar en las rutas guiadas que organiza todos los fines de semana del año la delegación de turismo del Ayuntamiento de Écija: https://turismoecija.com/rutas/

Es muy probable que tanto arte e historia nos haya despertado el apetito, por lo que es el momento de comenzar a disfrutar de otro de los inapelables patrimonios de Écija: la buena mesa en todas sus vertientes. Se trata de una ciudad que cuenta con unas espléndidas materias primas, tal y como se puede comprobar en una visita a su coqueto mercado de abastos, y donde se cocinan algunos platos tradicionales como las espinacas labradas, el salmorejo o el flamenquín.

Mención aparte merecen sus famosos molletes artesanales, realmente inmejorables por su textura única y delicioso sabor, que rellenos de manteca colorá o de lomo se convierten en el desayuno más típico de la ciudad y que, a buen seguro, conquistarán el paladar del viajero. La repostería también alcanza altas cotas , por lo que el visitante no puede abandonar la ciudad sin llevarse una caja de las emblemáticas Yemas el Ecijano, tortas de manteca o los bizcochos marroquíes que salen de los obradores de las monjas Florentinas.

Los exquisitos dulces que salen de los obradores de las monjas Florentinas A.F.

A la hora de sentarse a disfrutar de la buena mesa existen innumerables opciones en la ciudad para completar una velada inolvidable, destacando algunos enclaves como el siempre concurrido Hispania, el alegre y animado Ágora o Las Ninfas , ubicado nada y nada menos que en el emblemático palacio de Benamejí. Para consultar todo tipo de opciones no hay más que acceder al siguiente enlace: https://turismoecija.com/donde-comer/

Lo mismo ocurre para pernoctar, ya que Écija es una ciudad en la que merece la pena al menos hacer una noche, y que cuenta con una variada oferta hotelera que va desde los hoteles tradicionales a los alojamientos con encanto en enclaves históricos: https://turismoecija.com/descansar/

Todos estos ingredientes componen un menú inmejorable, ya que nos encontramos ante una de las ciudades más monumentales de toda Andalucía, dotada de un carácter muy especial, lo que convierte la visita en toda una experiencia inolvidable . Sólo queda que el visitante se decida y emprenda el camino que le separa hasta Écija, para entrar así en contacto con el encanto eterno de la ciudad del sol.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación