La pala de pescado, ¿es ya un elemento de otros tiempos?

El crítico gastronómico de ABC asegura que se están perdiendo muchos elementos que hacían más satisfactoria la comida en un restaurante especializado

Carlos Maribona

Restaurante especializado en pescado en Madrid. Decoración moderna. Para empezar, las mesas no tienen mantel, ni siquiera un bajoplato, todo se pone directamente sobre la madera desnuda.

Perdonen mi insistencia en este tema, pero ya se ha convertido en una preocupante tendencia cada vez más difícil de frenar. Todavía estamos a tiempo. Seguimos. Tras varios platos de muy buen nivel llega la hora del pescado. Un espléndido salmonete del Cantábrico.

El camarero «marca» la mesa, que es como se conoce en el argot profesional al hecho de poner los cubiertos al cliente. Un cuchillo y un tenedor . Ni rastro de la pala de pescado ni del tenedor específico. No es la primera vez que me ocurre, pero nunca lo había visto en un restaurante especializado. Está claro que con cuchillo y tenedor convencionales se puede comer el pescado. También se puede comer con la mano. Pero la pala se creó para facilitar el trabajo, para quitar las pequeñas (o grandes) espinas que tenga la pieza de una forma menos agresiva y más sencilla que con el cuchillo. ¿Por qué en esta casa y en tantas otras han dejado de emplearse? ¿Por qué dejan de ponerse manteles en las mesas? No estamos hablando de una modesta casa de comidas (donde por cierto siempre hay un mantel, aunque sea de papel) sino de un restaurante en el que la factura final ronda los 80 euros por persona. Todo se justifica en aras de una supuesta informalidad . Menos los precios.

Si se dan cuenta vamos perdiendo muchos elementos que hacían más satisfactoria la comida en un restaurante de precios elevados . Poco a poco fueron desapareciendo los emplatados en sala, apenas sobreviven aquellas prensas para extraer los jugos de determinadas piezas de caza, ya no se ven las pinzas para espárragos ni las de caracoles. Son elementos que para muchos corresponden a otros tiempos. Y ahora parece que le ha llegado el turno a las palas de pescado. Supongo que va a ser otra guerra perdida. Permítanme al menos que les dedique un recuerdo.

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