Así es el hotel que Richard Branson abrirá en una zona Patrimonio de la Humanidad en Mallorca

El Hotel Son Bunyola, que se está construyecto en una finca tradicional de la Sierra de Tramontana, en Mallorca, se inaugurará en 2023

Representación de cómo será el Hotel Son Bunyola, de Richard Branson, en Mallorca Virgin Limited Edition
J. F. Alonso

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Richard Branson, el millonario fundador de Virgin Group, viajará a Barcelona a mediados de junio para presentar el Valiant Lady , un crucero solo para adultos que forma parte de la nueva apuesta de negocio de Virgin Voyages. La visita de Branson casi ha coincidido con el anuncio de otra de sus inversiones: la primera propiedad de Virgin Limited Edition en España, el Hotel Son Bunyola , que abrirá al público en el verano de 2023.

«Son Bunyola es mi refugio mallorquín favorito», dice Branson como presentación de la web del hotel, que ya está activa, aunque las reservas no comenzarán hasta final de año. El refugio al que alude el empresario -cuyas obras visitó recientemente- es una casa de campo tradicional que data del siglo XV en una finca de más de 200 hectáreas situada en el municipio de Bañalbufar (Banyalbufar), en las montañas de la Serra de Tramuntana , dentro de la zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Son Bunyola se compone de un edificio principal, una tafona o molino de aceite y diversas edificaciones anexas. Al frente del proyecto de reforma está el estudio Gras Reynés Arquitectos -cuya sede principal está en Palma- junto a Currie&Brown Project Management, que lideran un equipo multidisciplinar de diseño (del interior se ocupa el estudio Rialto Living, también mallorquín) encargado de transformar esta antigua finca agrícola en un hotel rural de 28 habitaciones y suites.

El proyecto incluye dos Torres Suites, una de las cuales fue originalmente una torre de defensa medieval construida en el siglo XV y la otra procede de una reforma de 1931; dos restaurantes, terrazas comedor, salones y una piscina. Además se están rehabilitando tres villas independientes, que ya formaban parte de la propiedad: Sa Punta de S'Aguila, Sa Terra Rotja y Son Balagueret. Las casas de la finca están catalogadas como bien de interés cultural (BIC).

«El proyecto supone una rigurosa reconstrucción histórica de las edificaciones existentes usando materiales nobles, tradicionales, locales y de proximidad. Se restauran los elementos históricos existentes tales como carpinterías de madera, arcos de piedra, molduras de madera, molduras de yeso, artesonados de madera, revestimientos de mortero y cal, suelos hidráulicos, cerrajería de forja e incluso algunas piezas únicas cómo el tabernáculo de la capilla o la escalera novecentista», explican desde el estudio Gras.

Desde el edificio principal -y desde la piscina- los clientes podrán apreciar una vista espectacular del Mediterráneo, que incluye la península de Sa Foradada , un símbolo de la costa norte de Mallorca. Alrededor hay viñedos, limoneros, naranjos, almendros y olivos.

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