La escalinata de la Plaza de España, de nuevo degradada
Mes y medio después de su restauración, vuelve la suciedad, acampadas y abandono
No hay paz para los monumentos de Roma . Los terremotos de estos días son una amenaza imprevisible. En cambio, sí era previsible que la desidia, la mala educación y la indiferencia de muchos ciudadanos volvieran a dañar un monumento único en el mundo, la escalinata de Trinità dei Monti de la Plaza de España, en el corazón de la Ciudad Eterna. Han pasado solamente 42 días desde la inauguración en pompa magna de su restauración, con un concierto y fuegos artificiales, y se ha vuelto a las andadas: acampada de romanos y turistas a todas horas para relajarse, comer y beber, dejando colillas por doquier y manchas de todo tipo en el delicado mármol travertino, mientras la vigilancia es muy escasa . Se volatilizan así los esfuerzos de un año de restauración, financiada con un millón y medio de euros por la marca de artículos de lujo Bulgari.
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En la inauguración, la alcaldesa populista Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas, había hecho una solemne promesa: «El Ayuntamiento vigilará para que el uso no se transforme en abuso». Sus palabras se las ha llevado el viento: el abuso se ha convertido en la regla , para desencanto de los comerciantes de la zona y del presidente del Comité para la Belleza, Vittorio Emiliani, quien ante algunas fotografías que le muestra ABC manifiesta su frustración: « Algunos propusimos el cierre con una barandilla en la parte alta y baja, dejando la escalinata abierta a los lados para el paso de peatones. Fuimos acusados de esnobismo y de ser elitistas. Quienes se oponían al cierre sostenían que era una ofensa al sentimiento de civilización. Pero este era un argumento sumamente débil, como se puede constatar con los actos continuos de vandalismo sobre monumentos recién restaurados».
Un cartel con letras minúsculas indica que no está permitido comer, beber, cantar, gritar, escribir en el monumento y ensuciar el suelo
La desilusión es grande entre comerciantes y empresarios de la zona. «Confiaba en que cambiara algo, pero todo sigue igual. La escalinata está sucia, abandonada y ya deteriorada », afirma Roberto E. Wirth, propietario y director del famoso hotel Hassler, al lado de la escalinata. La misma decepción muestra Giovanni Battistoni, presidente de la Asociación via Condotti y Plaza de España: «Es necesario un cambio de mentalidad. La escalinata debe ser considerada una obra de arte o un paso de peatones , en cuyo caso es inútil tener vigilantes. Roma, como Florencia y Venecia, es una ciudad de arte muy frágil y debe ser protegida». Tampoco se muestran muy felices los policías municipales, porque consideran que esa labor de vigilancia no es nada gratificante.
Al margen de la escalinata, en un pequeño cartel se da información histórica de la plaza, y en su parte baja, con letras casi minúsculas, se indica lo que no está permitido comer, beber, cantar, gritar, escribir en el monumento y ensuciar el suelo. Al menos se podía comenzar advirtiendo de estas prohibiciones con carteles legibles, para que se comience a respetar la plaza que está considerada como la más bella de Italia, con su escalinata inaugurada en 1725, una maravilla de la Roma barroca.