La leyenda de los Caballos del Vino de Caravaca, patrimonio de la humanidad por la Unesco
Los orígenes de la fiesta que se celebra del 1 al 3 de mayo se pierden entre la historia y la leyenda
Hace más de 700 años, cuando Caravaca de la Cruz era tierra fronteriza con el Reino Nazarí de Granada y había sido sitiada por los musulmanes, los templarios rompieron el cerco moro, metieron vino en el castillo que llevaban escondido en las alforjas de sus caballos, y salvaron al pueblo de morir con el agua envenenada que, según dicen, habían puesto los enemigos en los aljibes. Desde entonces, cada 2 de mayo se celebra en esta ciudad de la comarca murciana ese logro del bando cristiano.
Una victoria convertida en fiesta y ahora recompensada por la Unesco al conseguir que la carrera de Los Caballos del Vino, de Caravaca de la Cruz (Murcia), sea declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Alrededor de 200.000 personas participan cada año en la tradicional «Caballos del Vino», una carrera en la que unos mozos recorren en pocos segundos 80 metros de distancia hasta alcanzar la explanada del castillo, agarrados a unos caballos. Sesenta peñas caballistas participan en esta carrera de diez segundos en la que cuatro hombres y el caballo se abren paso entre la multitud de miles de personas sin soltarse del animal.