Los restaurantes catalanes, obligados a dar un táper para que los clientes se lleven las sobras

El Parlamento catalán aprueba una ley pionera para frenar el despilfarro alimentario

Los recipientes para la comida sobrante no deberán tener un coste extra y serán biodegradables y reutilizables

Ana Luisa Islas

El Parlamento de Cataluña aprobará hoy una ley contra el desperdicio alimentario que, entre otras medidas, obligará a los hoteles y restaurantes a facilitar al consumidor recipientes biodegradables, y sin coste extra, para llevarse las sobras a casa. La ley, que también involucrará a hospitales, escuelas y al resto de la cadena de suministro, pretende evitar que acaben en la basura al menos una parte de los 25 millones de kilos de comida que los españoles tiramos a la semana.

En febrero de 2016, Francia votaba a favor de una ley que prohibía a los supermercados desperdiciar alimentos. Cuatro años más tarde, la cámara catalana aprueba una regulación que no solo atañe a las grandes superficies, sino a todos los profesionales del sector de la alimentación: agricultores, restauradores, distribuidores y vendedores. « Nos inspiramos en la ley francesa , pero hemos querido ampliarla a toda la cadena de suministro», explica a ABC Raúl Moreno, el diputado del PSC que capitaneó la proposición de ley que se votará hoy en el pleno. Según las previsiones, la aprobación será unánime. Los socialistas registraron la iniciativa en 2017, si bien la tormenta política en Cataluña interrumpió su tramitación. «Por un momento podemos dejar de hablar del “procés” y empezar a hablar de cosas que le importan a la gente», subraya el político.

Los supermercados estarán obligados a incentivar la venta de productos con la fecha de caducidad próxima

La nueva ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario obligará a que todas las empresas alimentarias, escuelas, hospitales o servicios residenciales, tengan un plan de reducción del desperdicio. Los supermercados, por ejemplo, estarán obligados a incentivar la venta de productos con la fecha de caducidad próxima o con imperfecciones. Además, se establecerán medidas de control y seguimiento de las pérdidas y del despilfarro en Cataluña, y se establecerán las prioridades de destino de los alimentos que no puedan venderse antes de que se conviertan en un residuo, fomentando por ejemplo la elaboración de zumos y mostos, alimento animal o biogás.

En los restaurantes, si antes ya se sugería tener recipientes para que la gente pudiera llevarse a casa lo que no había podido terminarse, ahora esos recipientes deberán ser obligatorios, biodegradables y reutilizables .

Ada Parellada, chef que ha creado diversas iniciativas para luchar contra el despilfarro de alimentos, participó junto con más de 40 comparecientes en la redacción de la ley. «Estoy contentísima, porque, aunque es insuficiente, es vital que se le dé importancia a este problema», explica a ABC. «Esta ley pone sobre la mesa una emergencia que nos corresponde, tanto a administración, como a profesionales y consumidores, resolver», agrega. «El éxito será cuando consigamos que el recipiente lo lleve, desde casa, el propio cliente», sugiere.

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