El porqué no hay que abusar de las espinacas en crudo
Son las reinas del congelado y tienen muchas virtudes, reducen el colesterol y tienen propiedades laxantes
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A los de mi generación nos hicieron creer que las espinacas tenían mucho hierro y nos iban a hacer muy fuertes. Ya saben, aquello de Popeye y su lata mágica. Pero con el tiempo hemos descubierto que no, que lo del hierro era una «fake new» de la época y que tienen mucho más las lentejas o los garbanzos. En cualquier caso, como todas las verduras que estamos trayendo a esta sección, las espinacas son muy sanas , especialmente ricas en vitaminas y minerales. Entre otras muchas virtudes, son buenas para la vista, tienen propiedades laxantes y reducen el colesterol y el azúcar en la sangre.
Los árabes las trajeron a España allá por el siglo XI y desde entonces las hemos comido mucho. Tradicionalmente cocidas, ya sea salteadas, fritas, en crema, en tortilla, gratinadas con bechamel, en potaje o como guarnición de carnes y pescados. En los últimos tiempos, las hojas tiernas de esta planta, que principalmente son las de primavera, se han puesto de moda como ingrediente principal de muchas ensaladas. Una forma de aprovechar su gran riqueza vitamínica, aunque los médicos nos advierten de que no conviene abusar del crudo por su abundancia en ácido oxálico.
Aunque se encuentran frescas todo el año al no tener una temporada específica, resulta que las espinacas son las reinas del congelado en lo que a verduras se refiere. Las que más se venden así. Su corta duración en fresco hace que esta congelación sea una buena alternativa ya que mantiene todas sus propiedades.
En toda España encontramos recetas con ellas. Entre mis favoritas, las esparragadas, tradicionales en Andalucía, con ese rico majado de pan, ajo, vinagre y pimentón, o las espinacas a la catalana, que llevan piñones y pasas. Lo de Popeye era mentira, pero hay que agradecerle que nos animara a comerlas.