Chocolateros y cafeteros: cómo y cuándo cambió el gusto de los españoles
El chocolate era una verdadera pasión en los siglos XVII y XVIII en España, hasta que llegó el café y poco a poco empezó a comerle terreno
El chocolate y el café fueron dos de las bebidas más apreciadas en la España del siglo XVIII. Primero -algún siglo antes- triunfó el chocolate, sobre todo en la cúspide de la sociedad, según relata María Ángeles Pérez Samper, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona desde 1997, en el libro «Comer y beber. Una historia de la alimentación en España» (Cátedra). «El chocolate se convertiría en un fenómeno social, signo de identidad de la época moderna. Era una verdadera pasión, que abarcaba a toda la sociedad, comenzando por la Familia Real y la Corte», explica.
El precio del chocolate era elevado para la época, pero, aun así, el gusto por su consumo saltaba todas las barreras. Era el producto estrella en desayunos y meriendas , o incluso a cualquier hora del día, acompañado de pan, picatostes, bizcochos o pastas.
En aquel momento el café solo empezaba su ascenso en esta competencia poco recordada entre las dos bebidas. Parecería que siempre hemos tomado café, y que siempre ha reinado en los desayunos o las sobremesas, pero no es así. Durante mucho tiempo, el chocolate fue «una bebida de prestigio» , apreciada, valorada y consumida casi en cualquier circunstancia, tanto en las clases privilegiadas como en las populares.
Pérez Samper explica a ABC que «no hubo propiamente una batalla entre chocolateros y cafeteros. En España el chocolate estaba ya muy arraigado desde el siglo XVII y el café llegó mucho más tarde, a finales de siglo , en algunas ciudades como Cádiz, Madrid y Barcelona. El chocolate se tomaba en desayunos y meriendas y era la estrella de las recepciones. Era caro y sólo se lo podían permitir con regularidad las gentes acomodadas. Las clases populares solían tomarlo en fiestas y grandes ocasiones».
La noche del 31 de diciembre y la mañana de Año Nuevo han sido tradicionalmente días de alto consumo de chocolate (últimamente, con porras o churros). Por eso es un buen momento para recordar este duelo en la cumbre en las preferencias gastronómicas de los españoles : el chocolate, el té, el café... Y el triunfo absoluto de la primera de esas bebidas en el siglo XVIII, en la vida diaria y en las grandes fiestas.
Los mercaderes venecianos trajeron el café a Europa en el siglo XVI. De hecho, la primera cafetería se instaló en Venecia en 1615. A España, la bebida llegó algo más tarde, en 1689. Pero su triunfo iba a tardar, y a generar una cierta polémica, en este país tan aficionado a tomar partido por cualquier cosa. Algunos hablaban de «desabrida y amarga bebida» . Sin embargo, poco a poco, el café se convirtió en el gran rival del chocolate. «Su éxito gastronómico y social no era fácil, pero el café acabó triunfando», afirma en su libro María Ángeles Pérez Samper, quien desde hace casi tres décadas se dedica al estudio de la historia de la alimentación.
El café comienza a tener éxito a principios del siglo XVIII como bebida de sobremesa después de una buena comida. Hay algún establecimiento llamado café desde los primeros años de esa centuria. Pero los cafés más importantes en España datan la mayoría de mediados del XVIII. «Creo que las dos bebidas eran compatibles. Supongo que había gente más aficionada al chocolate y otros al café. Pero yo no he detectado grandes debates. Una prueba de la compatibilidad es que en los nuevos cafés, los establecimientos públicos, servían por supuesto café, pero también chocolate. Esta situación se alargó durante el siglo XIX. Sin embargo, la costumbre de desayunar en casa con un café o un café con leche es muy reciente, del siglo XX».
«Ir a tomar café a media mañana a un bar o una cafetería está muy ligado a los horarios de trabajo. Es un pequeño descanso. Y el café despierta y da energía. El café de sobremesa sigue siendo muy importante. Paralelamente, el chocolate a la taza, a la manera tradicional, ha ido retrocediendo. Se mantiene sobre todo como merienda extraordinaria. Aunque hay gente que lo sigue tomando regularmente. Lo que se consume más habitualmente son bebidas de leche con chocolate, chocolate soluble y por supuesto la típica tableta, el pan con chocolate como merienda de los niños. Para las sobremesas, meriendas y recepciones, bombones de chocolate. Se sigue consumiendo mucho chocolate, pero de otra forma. Creo que chocolate y café siguen siendo compatibles, aunque hay aficionados a uno o a otro. A mí me gustan mucho los dos».