Gullfoss

La cascadas y los saltos de agua son los accidentes geográficos más impresionantes que puedes encontrar en Islandia junto a los volcanes y los glaciares. Los hay de norte a sur en esta isla perdida en el Atlántico donde la naturaleza se aprecia en su máximo esplendor. La existencia de estas cataratas se debe a la influencia del clima subpolar oceánico que provoca un gran número de precipitaciones y nieve en esta zona preártica repleta de enormes glaciares. Durante la época primaveral, cuando las temperaturas comienzan a subir, la abundante nieve se derrite y provoca el aumento del caudal de muchos ríos y torrentes de agua. Casi todas caen en los límites de las Tierras Altas, antaño acantilados marinos, formando un espectacular paisaje.
Los glaciares, los movimientos tectónicos y la erosión han moldeado durante siglos las tierras islandesas hasta el punto que hay tantos ríos y saltos de agua o cascadas que muchos de ellos no tienen un nombre específico. No nos equivocamos, sin embargo, si decimos que existen en el país más de veinticinco cascadas asombrosas con majestuosos saltos, algunos dobles como Gullfoss, y y que muchos están casi a pie de carretera en la famoso «ring road» (carretera número uno) que da la vuelta a toda la isla. Información para viajar a Islandia: www.islandtours.es / www.wowair.es
Gullfoss, la cascada dorada
Iguazú, Victoria, Niágara... No, para muchos Gullfoss es la cascada más bella del mundo y, si no lo creen algunos, los islandeses se enorgullecen de que lleva el adjetivo más valioso: dorada. El paraje que se encuentra no es, precisamente, de oro pero raya la espectacularidad. Imagínenlo: un río glaciar, el Hvita, despeñándose por el borde de una falla cayendo con toda la fuerza imaginable en dos saltos y recuperando su tranquilidad al penetrar en una garganta con columnas basálticas. Añádanle millones de litros de agua cada día y un asombroso fenómeno de refracción que los rayos solares se inventan en la neblina del agua, de ahí el calificativo de «dorada».
Gullfoss es la cascada más popular, la más visitada y la atracción «estrella» del Círculo Dorado. En los años veinte del pasado siglo estuvo a punto de desaparecer por un proyecto hidroeléctrico que llevaba consigo la creación de una presa en el río Hvita. Una mujer, Sigríður Tómasdóttir, hija del granjero dueño de las tierras donde se precipita Gulfoss, amenazó con quitarse la vida tirándose a las cataratas y logró así, con la inestimable ayuda de su abogado Sveinn Bjornsson, quien después se convertiría en el primer presidente de Islandia, que el plan de la central hidroeléctrica fuera abandonado y quedara en el olvido. Hoy, una escultura situada en la zona superior de la cascada, donde se concentran los miradores más recomendables, recuerda el comportamiento de esta mujer luchadora que salvó a las cataratas de su desaparición. Desde Reykjavik, tomando las carreteras 1 y 35, se llega a Gullfoss. Unos 112 kilómetros.