EUROPA

Siete lugares para redescubrir Hungría... más allá de Budapest

He aquí una ruta por el oeste del país que pasa por el lago termal de Hévíz, la monumental Sopron o la Abadía de Pannonhalma

Imagen del lago termal de Hévíz, Hungría © Turismo de Hungría
Rocío Jiménez

Rocío Jiménez

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Monumentos históricos y una arquitectura notable, con construcciones como el fascinante bastión de Pescadores o el Parlamento, el tercero más grande del mundo, baños termales, múltiples espacios culturales, modernos bares ‘en ruinas’ para trasnochar, naturaleza… A Budapest no le falta de nada. Esta ciudad, partida en dos por el Danubio, es un destino imprescindible del llamado ‘city break’, antes y después de la pandemia, pero no por ello conviene olvidar otras localizaciones en Hungría para alimentar un segundo viaje o para alargar el primero.

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Imagen aérea del lago termal de Hévíz © Turismo de Hungría

Hévíz

Un viaje a Hungría no está completo si no se prueban sus aguas termales en uno de los muchos baños de los que presumen. Más allá de los que ofrece la capital está Hévíz , una ciudad que cuenta con el lago termal biológicamente activo más grande del mundo, del que ya disfrutaban los romanos. Este paraje natural de innegable belleza tiene su punto más profundo a 38 metros y sus aguas registran una temperatura que oscila entre los 33 y los 38 grados en verano y entre los 23 y los 25 en invierno, estación en la que se cubre de una capa de vaho que permite, incluso, respirar estas aguas medicinales. El lago y el bosque de 50 hectáreas que lo rodea están clasificado como reserva natural. Además, existe un complejo con unidades terapéuticas y un centro spa y medicinal en el que disfrutar de diferentes tratamientos, como los elaborados con el lodo del lago que es excepcionalmente suave.

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Imagen del Palacio de Festetics © Turismo de Hungría

El palacio de Festetics

Situado en la ciudad de Keszthely está Festetics , hoy conocido como Museo del Palacio Helikon , el tercer palacio más grande del país y una obra maestra de la arquitectura barroca. Su construcción se inició en 1745 por Kristóf Festetics y durante muchos años fue ampliado y reformado hasta que tomó su forma actual en la década de 1880. Con 101 habitaciones , este palacio funciona hoy día como museo. La exposición presenta el estilo de vida aristocrático de los siglos XVIII y XIX con interiores originales y otros fielmente reconstruidos en 18 salas entre las que destaca su magnífica biblioteca, un espacio que sobrevivió a guerras y saqueos gracias a que un oficial soviético mandó emparedarla durante la Segunda Guerra Mundial y que contiene más de 500 años de arte y sabiduría . También hay una exposición de carruajes, en la que se muestran más de 50 coches, carruajes y trineos de la época, una exposición de maquetas ferroviarias, una de las más grandes de Europa, y una de caza. No hay que perderse tampoco sus jardines, catalogados como reserva natural, que acogen en sus 42 hectáreas árboles centenarios, fuentes, esculturas y un estanque.

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Cueva de Tapolca © Rocío Jiménez

La cueva de Tapolca

En la ciudad de Tapolca , ubicada al borde occidental de las Tierras Altas de Balaton, está la cueva lacustre del mismo nombre, gruta que fue descubierta por casualidad durante la excavación de un pozo a inicios del siglo XX . Las formaciones rocosas que aquí se ocultan se formaron de los sedimentos del antiguo mar Sármata al final del Mioceno, hace aproximadamente 13,7 millones de años. Este rincón es tan singular porque no existe ningún otro lugar en el mundo que ofrezca un sistema tan extenso de cuevas navegables en botes debajo de una localidad. La sección navegable tiene 180 metros de largo en los que el viajero tendrá no solo que remar para ir descubriendo cada rincón, sino también empujar con los brazos en los tramos más estrechos. Cuenta, también, con un centro de visitantes con 10 salas interactivas que brindan multitud de actividades para niños y adultos.

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Iglesia de la cabra y estatua de la Santísima Trinidad, Sopron © Rocío Jiménez

Sopron

Situada cerca de la frontera con Austria , Sopron es la segunda ciudad con más monumentos de Hungría. Además, cuenta con el centro medieval mejor conservado del país en el que sus sinuosas calles empedradas, puertas históricas y casas de colores hacen que pasear sea toda una delicia. Aquí está la Torre del fuego , que, con sus 58 metros de altura, es uno de los principales símbolos y el mejor mirador de la ciudad. La iglesia de la cabra , que según cuenta la leyenda fue construida con el tesoro que encontró este animal en la zona; la Puerta de la fidelidad , que conmemora la elección del pueblo de ser parte de Hungría en lugar de Austria en el referéndum del 14 de diciembre de 1921; la Casa Storno , los restos de la ciudad romana de Scarbantia, la Casa Fabricius y la estatua de la Santísima Trinidad más antigua del país son otros de sus imprescindibles. Para aquellos que quieran llevarse un recuerdo, nada como optar por un de los caldos de esta región vitivinícola. La variedad más típica es la blaufränkisch o franco azul.

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Palacio Esterházy © Rocío Jiménez

Palacio Esterházy

Conocido como el Versalles húngaro, el Palacio barroco de Esterházy , situado en Fertőd, tomó su forma actual en la segunda mitad del siglo XVIII después de casi 20 años de trabajo. Desde 1768 hasta 1790 fue considerado uno de los principales centros culturales de Hungría. El edificio cuenta con 126 habitaciones amuebladas y decoradas en estilo rococó. El centro del palacio lo forman el salón de ceremonias y la sala de música de la planta superior, y es que la música era un pilar fundamental de esta construcción. Fue precisamente aquí donde el músico Joseph Haydn interpretó por primera vez la famosa sinfonía de los Adioses en 1772. En la actualidad, el palacio es, de junio a septiembre, sede de conciertos de música clásica, mientras que la sala de música acoge una exposición sobre el arte de Haydn y la antigua vida musical del palacio.

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Vista de Győr desde la torre-mirador del Castillo Episcopal © Rocío Jiménez

Győr

Conocida popularmente como ‘la ciudad de los ríos’ por estar abrazada por el Rába, el Rábca y el Danubio de Moson, Győr es una joya por descubrir. Visitar su centro barroco es viajar en el tiempo, punto en el que se encuentran sus principales monumentos, como el Ayuntamiento, la torre-mirador del Castillo Episcopal, la iglesia Carmelita y la Catedral de la Asunción , en la que se guarda las reliquias históricas más importantes del país, la Herma del rey San Ladislao. Paseando por sus calles, el visitante puede encontrar, también, el Hungarian Spital , un patio renacentista escondido tras una fachada barroca – que recuerda a las ciudades italianas–, admirar sus cientos de coloridos y llamativos balcones de esquina o conocer sus episodios, personajes y leyendas más importantes a través de sus numerosas esculturas y obras de arte al aire libre.

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Abadía de Pannonhalma © Turismo de Hungría

Abadía de Pannonhalma

Patrimonio de la Unesco desde 1996 , esta abadía fue fundada en el año 996 por los monjes benedictinos. La rica historia de este lugar, que ha sido un destacado centro intelectual y cultural del país durante más de 1.000 años, se puede leer en la sucesión de estilos arquitectónicos de sus edificios, que hoy día siguen acogiendo a unos cuarenta monjes, así como una escuela. En su interior destaca la basílica gótica , un pequeño claustro del siglo XV, la Puerta Speciosa , basada en una de las puertas del paraíso y, sobre todo, su gran biblioteca , un edificio de estilo neoclásico del siglo XIX con más de 350.000 volúmenes que la convierten en la colección benedictina más grande del mundo.

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