Dónde ver las mareas más grandes de Europa
La diferencia de altura entre marea baja y marea alta en Saint-Malo (Francia) es excepcional
Las mareas son cambios periódicos del nivel del mar producidos principalmente por la fuerza de atracción gravitatoria que ejercen el Sol y la Luna sobre la Tierra. Es un fenómeno meteorológico que, en sus situaciones más extremas, puede convertirse también en un atractivo turístico.
La situación geográfica de la bahía de Saint-Malo, en la región francesa de Bretaña , es el teatro de las mayores mareas de Europa. Durante la época de las grandes mareas, cuando el Atlántico entra en el embudo que es el canal de la Mancha, las olas llegan muy rápido y muy fuerte. La diferencia de altura entre marea baja y marea alta es excepcional en esta esquina atlántica llegando a los 13 metros.
El espectáculo más impresionante se contempla a lo largo del dique du Sillon y en Rochebone , sobre todo si sopla un viento fuerte de noroeste, ya que el impacto de las olas es extraordinario recubriendo muchas plazas de la ciudad corsaria.
Con marea baja, el mar desvela sus tesoros tanto en la arena como en las rocas. Cangrejos, gambas, almejas… las familias y los aficionados al marisqueo disponen de una horas para llenar sus cubos antes de que suba de nuevo la marea.
Chateaubriand , que nació en esta costa en 1768, escribió: «Durante las horas de reflujo, el puerto queda seco y, en las orillas este y norte del mar, se descubre una playa de la más hermosa arena . Es posible dar la vuelta entonces a mi nido paterno. Al lado y a lo lejos, hay diseminados peñascos, fuertes, islotes deshabitados : el Fort-Royal, la Conchée, Cézembre y el Grand-Bé, donde estará mi tumba».
Precisamente, a la roca donde reposa el vizconde de Chateaubriand sólo se puede llegar en las horas de bajamar.
Además de Saint-Malo, existen otros lugares para disfrutar de este fenómeno de la naturaleza. Las grandes mareas permiten acceder a zonas del litoral que no suelen ser accesibles a pie como la bahía de Saint-Brieuc y su reserva natural, Roscoff y el amplio campo de algas que cosechan manualmente para la cosmética, la agricultura o la alimentación.
A lo largo de la costa bretona, múltiples islas salpican el mar y muchas solo se pueden alcanzar gracias a rutas sumergidas que se desvelan únicamente con marea baja. La isla Callot en la bahía de Morlaix, la isla Berder en el Golfo del Morbihan o la isla de la Comtesse en Saint-Quay-Portrieux, forman parte de estas pequeñas islas que se pueden visitar cuando se retira el mar.
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