Dónde ver las grandes obras de Rembrandt en un año de homenajes

Exposiciones y actos culturales recuerdan al genial pintor en Leiden y Ámsterdan (Holanda) en el 350 aniversario de su muerte

«Marten» y «Oopjen», en el Rijksmuseum AFP

Javier Jayme

Con sus 120.000 habitantes, la ciudad de Leiden , pulcra, floreada, risueña y docente, constituye para muchos el corazón cultural de Holanda . Sede de la universidad más antigua de los Países Bajos -fundada en 1575-, es también, después de Ámsterdam , la urbe que cuenta con mayor cantidad de museos, en su mayoría próximos unos a otros y abarcando todas las variedades, desde viejos molinos remodelados y exposiciones de esqueletos de dinosaurios hasta un muestrario de títeres javaneses y la colección de arte japonés más completa que se exhibe en el país. Tales museos, junto a la instrucción académica ofrecida a casi 30.000 universitarios de diversa procedencia, conforman el venturoso engranaje que propulsa y sitúa a Leiden como capital de la cultura y de la ciencia del territorio neerlandés.

Pero si hay algo, en este año 2019, por lo que Leiden está, como vulgarmente se dice, tirando la casa por la ventana es por los actos conmemorativos del 350º aniversario del fallecimiento del ciudadano más conspicuo en sus 800 años de historia: Rembrandt van Rijn (1606-1669) , cúspide universal del arte pictórico. Sin ir más lejos, el 15 de julio, día de su cumpleaños, alrededor de 2.000 personas compondrán un autorretrato suyo a cielo abierto que será fotografiado desde el aire. Por su parte, pinacotecas y múltiples instituciones culturales repartidas por toda Holanda aprovechan la ocasión para homenajear al genial retratista nacido en Leiden y, de paso, a los artistas coetáneos que conformaron el llamado Siglo de Oro de la pintura holandesa (el XVII).

Rembrandt vino al mundo en el seno de una familia de molineros con recursos asentados en Leiden. Aquí transcurrió su niñez y su mocedad, acudió a la escuela, se formó como grabador y realizó algunas de sus primeras obras maestras, las cuales le consiguieron una incipiente fama. Después de un efímero aprendizaje en Ámsterdam entre 1623 y 1624, regresó a su ciudad de origen para establecerse como pintor, si bien siete años después, en 1631, volvería a la capital, abandonando definitivamente los lares de su infancia y su adolescencia.

El folleto Tras los pasos del joven Rembrandt , editado por la Oficina de Turismo de Leiden, propone una ruta autoguiada por los sitios emblemáticos de la juventud del artista. El itinerario, minuciosamente documentado, nos permite escudriñar su rastro a voluntad, comenzando, a lo mejor, por su casa natal en la c/Weddesteeg (el edificio actual -que no es el de principios del XVII- ostenta en su fachada una placa recordatorio del nacimiento del pintor y, en la plaza contigua, un mediorrelieve en piedra sobre pedestal reproduce su cara); siguiendo, quizá, hacia la cercana universidad, en cuya biblioteca es posible consultar el Catalogus Studiosorium, el registro original de matrículas de la época, en donde figura, escrita en latín con fecha de mayo de 1620, la prueba de que Rembrandt se inscribió con 14 años y, aunque brevemente, fue alumno de la misma; visitando a continuación, si se nos antoja, la casa del siglo XVII en la c/Langebrug que fuera el taller de Jacob van Swanenburgh , el maestro que inició a Rembrandt en la técnica del grabado, convertida hoy en museo audiovisual de la adolescencia del pintor del Siglo de Oro holandés más célebre del mundo; y concluyendo, por ejemplo, con un paseo por el barrio de Pieters , en cuya iglesia, la más antigua de Leiden -fundada en 1121, asombroso interior, maravillosas vidrieras-, se casaron los padres de Rembrandt y frente a cuyo púlpito serían enterrados, como muchos de sus hijos y descendientes, aunque no es seguro que todos sigan allí, ya que bastantes lápidas se retiraron a mediados del XIX para instalar bancos.

Canales de Leiden

Ya sea a pie, en bicicleta o navegando en barco por sus canales, las improntas de los 800 años de historia de Leiden se hacen visibles aquí y allá, a poco que nos entretengamos en fijar la atención. La Ciudad de los Descubrimientos -que como tal se publicita hoy- presume de sus 3.000 monumentos de todas las épocas y estilos; de los 28 km de vías acuáticas de su centro histórico (después de Ámsterdam, es la metrópoli con mayor número de ellas) flanqueadas por árboles, preciosas mansiones y atractivos cafés y restaurantes con terraza; del jardín botánico más antiguo de Holanda , el Hortus Botanicus, con su envidiable colección de plantas oriundas de Asia, Europa meridional y el sur de África (aquí arraigó el tulipán por primera vez en tierras europeas); y, en fin, de sus molinos, de sus casas de tejedores y de sus populares hof , viviendas de acogida fundadas antaño por personas pudientes o instituciones de caridad y construidas alrededor de un patio ajardinado comunitario, que permanecen hoy como lugares idílicos y silenciosos en pleno casco viejo, ajenos al paso del tiempo.

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