Cuenca minera asturiana: una ruta entre aldeas, buena comida, montañas y ríos

Una vez pasado el túnel del Negrón, en la Montaña Central Asturiana, empiezan a surgir los históricos pueblos de la cuenca minera, desde Mieres a Pola de Lena

Paisaje de los montes del concejo de Aller Daniel Mora
Carlos Maribona

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La Montaña Central Asturiana es la puerta de entrada al Principado desde la Meseta. Tras cruzar, procedentes de León, el túnel del Negrón, en la A-66, llegamos a Pola de Lena. A partir de ahí se extiende, a lo largo del valle del río Caudal, un paisaje de montañas y de minas de carbón. La cocina de esta zona es contundente. Pensada para enfrentarse al clima montañoso y para alimentar a los mineros. Cocina popular, servida en raciones generosas, en la que los guisos son protagonistas.

Junto a la cocina puramente tradicional, en los últimos años un grupo de jóvenes cocineros nacidos en estas montañas han regresado tras un largo periodo en importantes restaurantes de Asturias y del resto de España para abrir pequeños establecimientos en los que enlazan la cocina aprendida fuera con las raíces de su tierra, poniendo en valor el excelente producto de los alrededores.

El más importante es Xune Andrade, que se ha instalado en una aldea de dieciocho habitantes y precioso nombre, San Feliz, para poner en marcha Monte, un proyecto muy personal con un pequeño comedor de siete mesas. Allí ofrece platos ceñidos a la temporada y al producto del entorno, aunque sin cerrarse a lo de fuera, en los que aparecen técnicas y elaboraciones que son fruto de los años de experiencia de Xune. Sensible a las nuevas tendencias, apostando por la sostenibilidad y apoyando el desarrollo económico de la zona, el cocinero trabaja con artesanos, ganaderos y agricultores locales con los que, según sus propias palabras, «comparte valores, filosofía y terruño». Xune Andrade, camino de lograr su primera estrella, ha abierto también en Pola de Lena un bar llamado Mo, en el que embutidos, quesos y carnes de calidad, muchos de ellos de la zona, son protagonistas junto a algunas raciones sencillas.

En otra aldea, Mamorana, también en las afueras de Pola de Lena, está Casa Farpón, de Javier Farpón, con preciosas vistas de la montaña a través de grandes cristaleras. El cocinero pasó por buenos restaurantes asturianos como Casa Marcial, Regueiro o Auga antes de instalarse aquí. Sus platos alternan la tradición asturiana con elaboraciones más sofisticadas, pero sin excesos, desde el máximo respeto por la materia prima. Y en el mismo Pola de Lena está Roble, de Jairo Rodríguez, que completa el trío de notables restaurantes abiertos por estos jóvenes cocineros. Jairo trabajó en el Real Balneario de Salinas. En su oferta, platos en los que la materia prima de proximidad es protagonista junto a la buena técnica del cocinero.

Antes de adentrarnos en la cocina puramente tradicional, dos referencias en Mieres, capital de las cuencas mineras: El Cenador del Azul y TC28. El primero es un clásico, tanto por los años que lleva abierto como por sus elegantes instalaciones que tienen poco que ver con lo habitual en la zona como por una cocina elaborada que se aleja de lo popular. Buen trabajo el de Ana Fe Fernández Areces, cocinera y propietaria junto a su marido, que dirige la sala. Por su parte, TC28 es una tapería que está ganando numerosos premios de la mano de Mario Fernández Argüelles. En su carta, estupendas croquetas, minitortos, cecina, bravas… y el remate de una buena chuleta a la brasa.

Cerca de Mieres, en Turón, está Casa Chuchu. Natalia Menéndez, apoyada ahora por su hijo Rafael, está al frente de esta sidrería 'gastronómica' donde se come francamente bien. Chorizos a la sidra, croquetas, salpicón de rape, cebollas rellenas o un excelente guiso de pitu de caleya, regados con una amplia variedad de sidras y una notable carta de vinos. También muy cerca de Mieres, Llagar Panizales, un llagar donde se elabora sidra que cuenta con un restaurante muy tradicional con chorizos a la sidra, tortilla de patata o lacón con patatas cocidas.

En el concejo de Aller, dos direcciones recomendables. Una es De Torres, en Felechosa, con una atractiva oferta de platos de caza, abundante en la zona, y de embutidos de Casa Milia, una fábrica en la misma localidad. La otra es Ca'l Xabú, en Cuérigo, casa de comidas que conserva lo mejor de la cocina popular del entorno: pote de castañas, cordero guisado, cebollas o repollos rellenos y, de postre, el tradicional panchón, unas migas dulces hechas con pan de escanda. Para terminar, otras dos buenas direcciones. Casa Cristina, en Tallego, en el concejo de Ribera de Arriba, célebre por sus fabadas y potes, pero también por los callos o los arroces con pitu o cordero. Y, saliendo ya de las cuencas, en Valdesoto (Siero), Casa Telva, donde ejercen dos grandes guisanderas, Yvonne Corral y su hija Sara López. Su especialidad son los callos a la asturiana, pero no desentonan el resto de guisos: pote, fabada, la popular carne gobernada o pitu de caleya en raciones abundantes.

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