Guerras, crímenes, conjuras... el «juego de tronos» que se tejió en el Castillo de Fuensaldaña

La fortaleza vallisoletana, que dio cobijo a la luna de miel de los Reyes Católicos, fue bastión de defensa de los Comuneros

Una proyección sobre los muros del castillo vallisoletano de Fuensaldaña F. HERAS

M. Gajate

Entre guerras, conjuras palaciegas y crímenes, sus muros vieron pasar los siglos testigos de historias de esplendor y declive de sus moradores que acompasaban los pasos de la humanidad desde una época en la que las batallas se ganaban a fuerza de sangre a otra en la que la palabra se convertía en la principal arma. El castillo de Fuensaldaña pasó en cuestión de siglos de ser bastión de defensa a sede del Parlamento Autonómico de Castilla y León . Sus crónicas siguen vivas en su interior tras una reapertura al público que hace justo un año sacó a esta fortaleza del olvido. Una visita permite zambullirse en la magia de estas edificaciones, conociendo los entresijos que se tejieron en sus místicos recovecos.

Castillo de Fuensaldaña Heras

Tras una intensa reforma, sus grandes puertas volvieron a ser flanqueables a mediados de febrero de 2019. Se abrían para dar a conocer una enclave que tuvo su peso en el devenir de Valladolid y Castilla y León, pero también como centro de divulgación desde el que sumergirse en el mundo de las fortalezas desde un punto de vista más amplio. Bautizado como «castillo de los castillos», su exposición permanente acerca al visitante a la historia de estas construcciones , a su avance por la Península de la mano de la Reconquista; a los distintos tipos de edificaciones, según si buscaban una acción defensiva o eran signo de ostentación entre nobles, clero y realeza; su papel en los asedios y su recomposición tras la guerra; o cómo se ponían en pie en unos tiempos sin grúas en los que los sistemas de poleas y la mano de obra de esclavos eran las únicas herramientas.

Decenas de maquetas acercan al visitante al mundo de las fortalezas F. HERAS

Una vez con la lección aprendida toca viajar al pasado y transportarse a esos tiempos de intrigas y sangre. El recorrido da un empujón para dejar volar la imaginación. Por ejemplo, a través de unas gafas de realidad virtual puede uno situarse en pleno patio de armas tal y como era antiguamente ; mediante proyecciones sobre sus muros se puede vislumbrar cómo eran algunas estancias, como la cocina, la alcoba o la armería, y la mirilla de una maqueta brinda la posibilidad de asomarse a una fiesta palaciega.

Para entender cómo fue la vida allí, varias paradas aportan información sobre sus moradores. De hecho, la visita empieza en el antiguo Hemiciclo de las Cortes de Castilla y León, que acogió la actividad parlamentaria durante 25 años . En sus bancadas conservadas se puede disfrutar de un vídeo que narra el devenir de la familia Vivero, un linaje maldito que vivió apogeo y declives entre estos muros. El patriarca estuvo al servicio de un valido del rey, pero conjuró contra él y se le dio muerte desde lo alto de la torre una iglesia. Su hijo no aprendió la lección y posteriormente entraría también al peligroso «juego de tronos». A él le salió mejor. Apoyó a Isabel de Castilla y cuando ella ascendió al trono estrechó lazos con la realeza. Tal fue así que los Reyes Católicos pasaron su luna de miel en el Castillo de Fuensaldaña. La tragedia llegaría con las dos siguientes generaciones de varones, que mataron a sus esposas. El nombre de la casa se desvaneció tiempo después sin más descendencia. Tras ellos, la que fuera su casa fue bastión de las tropas comuneras, se proyectó sobre ella un parador que nunca se instaló y fue reconvertida en parlamento, para cerrar sus puertas durante años, hasta su reapertura en 2019.

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