Estos son los pequeños placeres de un verano atípico y rural en Valladolid
Del Canal de Castilla a la Villa del Libro, sencillos regalos para los sentidos aguardan en el medio rural y natural de esta provincia a los visitantes
Desde esos balcones en los que vieron los meses pasar, los españoles soñaron con huir lejos de ese asfalto que no podían pisar, con un aire puro que respirar, con una experiencia única que vivir, con esos pequeños placeres que antes parecían mundanos y empezaron a valer oro. Un sueño que bien se podría materializar en un paseo entre viñedos con una copa de vino en la meta de la que disfrutar viendo un atardecer infinito o navegando a través de uno de esos canales con los que la Ilustración quería alcanzar el mar en plena Castilla. Son dos ejemplos de los sencillos regalos para los sentidos de los que disfrutar en la provincia de Valladolid en este verano atípico en el que cada vez son más los que buscan cobijo rural frente al sol y playa.
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Son 225 municipios y 9 pedanías vallisoletanas las que abren sus puertas de par en par en un estío en el que el alojamiento rural se antoja como la opción más auténtica para entrar en contacto con los pueblos y sus entornos, en los que mandan los campos de cereal y palomares y las eternas hileras de viñedos de las cinco denominaciones de origen que bañan Valladolid, con cuatro Rutas del Vino certificadas y una oferta enorturística que incluye desde viajes en globo a paseos a caballo ; sin olvidar espacios naturales como las Riberas de Castronuño, donde avistar decenas de especies de aves o deambular por sendas marcadas por el contraste de colores entre la ribera, los campos y los bosques de pinos y encinas.
Si lo que se busca es la tranquilidad plena, esa de la que se disfruta con el tiempo suficiente para poder sentarse a gozar de un buen libro, nada mejor que hacer primero una parada en Urueña, uno de los pueblos más bonitos de España y, además, la primera Villa del Libro del país , con una decena de librerías dentro del recinto medieval amurallado que se asoma desde el balcón de los Montes Torozos a la Tierra de Campos.
Quienes tras meses practicando en casa quieran saber cómo se hace el pan de verdad, con mayúsculas, Valladolid tiene el honor de contar con una marca de calidad para el pan tradicional de su provincia y todo un museo dedicado a este producto. Ubicado en Mayorga, en la antigua Iglesia de San Juan, en su interior no solo se contempla la historia de este manjar básico en las mesas, sino que también se asiste a una parte práctica que permite disfrutar de esa sensación única que es amasar su propio pan .
Patrimonio
Una sencillez que se conjuga con la grandeza del patrimonio que se escalona en tierra de castillos. Desde el de la Mota, en Medina del Campo, con su vinculación a la Reina Católica y el de Torrelobatón y sus reminiscencias comuneras, al de Simancas, con su archivo Memoria de la Humanidad de la Unesco , la fortaleza encantada de Trigueros del Valle o el de Fuensaldaña, reconvertido en un museo que ahonda en los entresijos de las fortalezas. Y junto a ellas, son muchos los templos que dan fe del legado religioso, como los monasterios de la Santa Espina; el de Santa Clara en Tordesillas o las ruinas del Monasterio de Matallana, que alberga el Centro de Interpretación de la Naturaleza.