Por qué una escapada a Segovia siempre es un buen plan
Sus pueblos con encanto permiten un acercamiento al arte, la naturaleza, la historia, la gastronomía y la tradición
La capital es ciudad Patrimonio de la Humanidad, pero fuera de sus dominios, aún sin reconocimiento de la Unesco, el Patrimonio no pierde su mayúscula. Pequeños pueblos tiñen de color sus entornos, un Versalles español toma sitio en La Granja de San Ildefonso, una de las mayores colonias de buitre leonado de Europa sobrevuela las Hoces del Río Duratón y en sus restaurantes se hace la boca agua cuando un plato se aproxima a cortar el cochinillo. Patrimonio, naturaleza, arte, tradición y exquisitos fogones se dan la mano en los 6.921 kilómetros cuadrados de superficie de Segovia. A un paso de Madrid, una escapada de fin de semana a esta provincia siempre es un buen plan. Solo hay que escoger el que más se amolda al gusto del viajero.
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Es sin duda uno de los destinos favoritos de turismo rural. No en vano, sus pueblos con encanto despliegan un amplio catálogo de este tipo de establecimientos, que suponen una buena oportunidad para desconectar de la mano de sus paisanos, sus costumbres y su patrimonio, cultural y natural.
Y entre pueblos palaciegos, serranos, labriegos, ganaderos, piedra, ladrillo y teja, destacan rincones como Pedraza y Maderuelo o las villas de Turégano, Sepúlveda, Cuéllar, Coca, Riaza o Ayllón , así como los municipios que integran las rutas de los pueblos de colores. Un buen ejemplo es Martín Muñoz de Ayllón, donde se mezclan el negro de la pizarra, el rojizo de la tierra del lugar y el dorado de la cuarcita.
Además, muchos de ellos posibilitan vistas de ensueño desde sus balcones. La lista de espacios naturales de Segovia cuenta con nombres como los parques Naturales de las Hoces del Duratón o las Hoces del Riaza, el Parque Nacional de Guadarrama o la Sierra de Ayllón.
La cultura toma forma en claros ejemplos de los grandes estilos arquitectónicos como templos románicos, torres mudéjares, iglesias renacentistas, palacios barrocos o plazas medievales y la historia hace acto de presencia en restos visigodos y vestigios romanos. Desde relevantes y famosos castillos a pequeñas iglesias casi desconocidas, la oferta es amplia.
Manjares y aventuras
Para los más aventureros, hay otra forma de conocer Segovia, a través de actividades como volar en globo o piragüismo y experiencias como catas u ocio en la naturaleza. Y para coger fuerzas nada mejor que una gastronomía de peso, en la que los judiones de La Granja y el cochinillo son los protagonistas , pero en la que también se cuelan vinos blancos y tintos, embutidos y jamones, lechazo, quesos y dulces.