El Camino en primera persona
La única ruta jacobea que recorre las cuatro provincias gallegas
Por el Camino de Invierno en compañía de cuatro hospitaleros o 'ángeles del Camino' de la ruta jacobea del Valle del Sil y Miño
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Si hay algo que diferencia al Camino de Invierno de cualquier otra ruta jacobea es -además de su naturaleza, paisajes, soledad y patrimonio artístico y gastronómico-, la hospitalidad . Su gente. Personas especiales, mágicas, que ponen el alma y el corazón al servicio de los peregrinos, que no trabajan en el camino, sino por y para el camino.
«Hace veinte años mi madre le curó las ampollas a un peregrino belga. No hablaban. No hacía falta. Usaban un mismo idioma; el del corazón. Así fue como decidí ser hospitalero. Mis padres tenían un bar y abrí el albergue», recuerda Manu Martínez frente a la puerta de su Albergue Casa Mar, en Sobradelo, quien lleva una década cuidando a los caminantes y siendo el único que ofrece transporte de mochilas para quien no quiere o puede llevarlas. No es el único 'Ángel del Camino'. En Las Médulas , antesala a las tierras gallegas, Fina Gómez no solamente recibe turistas en su casa, el Complejo Rural Agoga , sino también, desde hace una década, a peregrinos.
«Hace diez años venían muy pocos, ahora cada vez son más. Muchos de ellos son veteranos y han hechos otros caminos. Los peregrinos son diferentes a los turistas. Llegan con sus mochilas desde Ponferrada, tras caminar treinta kilómetros, cansados pero con una sonrisa. Aquí, en nuestra casa, les damos lo que tenemos; cariño. Trabajamos por y para el Camino, por y para nuestra tierra», detalla Fina Gómez entre los castaños centenarios que dan paso a las sendas que recorren Las Médulas.
El Camino de Invierno es una de las rutas jacobeas más jóvenes de todas. Reconocida oficialmente en 2016 , recorre doscientos sesenta kilómetros -siguiendo la calzada romana Vía Nova-Vía XVIII, la entrada natural de la meseta a tierras gallegas-, el trazado utilizado por los peregrinos medievales que no querían ascender a las cumbres nevadas de O Cebreiro . Es la variante meridional del Camino Francés. Y es, la única ruta jacobea que recorre las cuatro provincias gallegas por cuatro comarcas singulares; desde El Bierzo en León entra a Galicia por Valdeorras (Orense), después Ribeira Sacra (Lugo), más tarde Deva (Pontevedra) y finalmente Compostela (Coruña).
Tras Ponferrada y Las Médulas, el camino comienza en tierras gallegas tras cruzar el río Sil , frontera natural entre Castilla León y Galicia, en Puente de Domingo . Entre montañas de pizarra prosigue por Nogueria -donde su último vecino y familiares acuden anualmente en romería para no perder la memoria de sus orígenes-, Pumares -en cuya entrada aparecen mágicos mensajes, “Ánimo, que 200 Km no son nada”-, hasta alcanzar Sobradelo , cuya moderna Iglesia de la Encarnación fue en los años cuarenta del siglo XX Central Térmica del Wolframio, el preciado material utilizado para el armamento nazi. La senda continúa por Éntoma -siguiendo el Camino Real-, cruzando su puente romano, que salva el río Galir, y los 'Peregrinos de Pizarra' tallados en homenaje a las canteras del mineral y caminantes-, hasta alcanzar O Barco -asentamiento de la Cultura Castreña, de la tribu de los Giguros, que fuera encomienda de la Orden de San Juan de Jerusalén-, Villamartín -y el salto presa de Santiago-, para llegar a Rúa de Valdeorras , en la que recibe al peregrino la Capilla de San Roque y la Iglesia de Fátima.
Aquí se abandona Orense para entrar en Lugo. Comienza la ascensión de las Montañas do Courel -Geoparque Mundial de la UNESCO-, en la que aparecen símbolos, figuras humanas y de animales tallados en madera y colocados en pinos que dan la bienvenida a Alvaredos. Después, Montefurado , cuyo nombre y origen se remonta a época romana y las minas de oro, y donde viven nuevos 'Ángeles del Camino': Casimiro, que da agua y regala cerezas o frutos secos a los peregrinos siguiendo el lema, “Coge lo que necesites. Deja lo que te sobre. Donativo”. Y Manoli, con su particular y mágico sello. Paso a paso, subiendo y bajando montes, siempre acompañados por el Sil, se alcanza primero la Capela das Farrapas y el Molino de Aceite de Bellido -escenario de la Fiestas del Aceite, el oro líquido de los olivos autóctonos gallegos que muchos desconocen-, después Os Novais -y el Castillo de la Orden de San Juan de Jerusalén, marcado por la leyenda de los “Amantes del Sil”, quienes quedaron atrapados bajo las aguas del rio y fortaleza- y finalmente Quiroga , que recibe a los caminantes con una decena de murales urbanos en las fachadas de las casas.
La senda prosigue por los valles del río Lor y Saá -por la Capilla de los Remedios, el Carballo de Lor, A Ponte, Castroncelos, Pobra de Brollón, y el Castro de d´Alende o San Lorenzo-, hasta Monforte de Lemos . La capital de la Tierra de Lemos y la Ribeira Sacra, donde es visita obligada su Torre-Fortaleza, hoy Centro de Interpretación, y la Oficina del Peregrino, junto al puente romano por donde salen de la ciudad los peregrinos. Tras Monforte de Lemos, desde Moreda -y su románica iglesia del siglo XII dedicada a San Salvador-, y el camino se transforma en una eterna corredoira que discurre por bosques de cuentos -de robles, castaños, encinas y pinos, de gavilanes, tordos, corzos y conejos-, hasta llegar a Vilariño y a la Posada de Torre de Vilariño . Donde hay un nuevo 'Ángel del Camino', Susana Machado.
“Fuimos la primera casa rural de Galicia . Mis padres, José Antonio y Deolinda, crearon este proyecto cuando nadie creía en algo así en esta zona, en O Saviñao, ni en el resto de Galicia. Hoy, no solo hay turistas y viajeros, sino que a la posada también vienen peregrinos. Cada vez más porque la etapa es muy larga y dura hasta Chantada y se trata de caminar, de disfrutar, no de llegar”, detalla Susana Machado, sentados en un banco frente a un cruceiro y tumba antropomorfa medieval y la puerta de la brasería, donde resuena el carbón dorando churrascos.
Junto a la Posada de Torre Vilariño, se halla un lugar desconocido, el Ecomuseo y Castro de Arxeriz , de la Fundación José Soto de Fión. Un antiguo y bello pazo en el que los peregrinos descubren la vida, oficios y tradiciones de los pueblos fluviales del valle del río Miño, así como el asentamiento de la Cultura Castreña, del siglo IV a.C. que se asoma a uno de los meandros del Miño, junto al Mirador O Mundo. La ruta prosigue hasta Diomondi, donde se alza una de las joyas del románico gallego , del románico de la Ribeira Sacra, la Iglesia de San Paio, del siglo XII, y el mojón con el Km 100. El punto en el que comienza uno de los tramos más bellos, mágicos y exigentes, los llamados 'Codos de Belesar'. El descenso y ascenso -por caminos casi verticales, antiguas calzadas romanas, entre viñedos ubicados en lugares imposibles, que desafían a la gravedad-, hasta la aldea de Belesar para cruzar el rio Miño, llegar a A Devesa -y la Iglesia de San Pedro de Líncora- y Chantada , la llamada 'Corazón de Galicia', a la que se entra por el paseo fluvial hasta la calle del Comercio, de casas señoriales de piedra y soportales, hasta la Iglesia Vieja.
“Es un camino solitario. Es un camino íntimo. Es un camino exigente. Eso es lo que buscaba, eso es lo que he y estoy encontrado. Y esto es lo que convierte al Camino de Invierno en un camino diferente”, detalla en la puerta del Albergue Hostel Dpaso de Chantada, Fernando Márquez, asesor de empresas, de cincuenta y cinco años, de Esparragalejo (Badajoz), quién tras cinco caminos, recorre ahora con su mujer Eulalia, y Xisca, peregrina mallorquina y también veterana, el Camino de Invierno.
Un albergue-hostel, el Dpaso de Chantada , también custodiado por otro 'Ángel del Camino'; Iria Otero, peregrina, hoy hospitalera, que decidió transformar una nave industrial de su abuelo, antiguo taller de coches, en uno de los albergues con más encanto, y preparados, del Camino de Invierno.
«Tenía dos posibilidades. Vender la nave o hacer un proyecto dedicado al Camino. He viajado por todo el mundo y he hecho el Camino. Así que decidí crear el albergue y dedicar mi trabajo a los peregrinos y al Camino en Chantada», afirma Iria mientras recorremos el albergue, acondicionado para personas con poca movilidad.
Fernando, Eulalia y Xisca dejarán Chantada y continuarán paso a paso con la ascensión del Monte de El Faro y, por el 'Camiño da Virxe' , a la Ermita de A Nosa Señora do Faro, a mil metros de altura, en la provincia de Pontevedra. Después por bosques de castaños, sauces y robles recorrerán el valle de A Ermida , alcanzarán Rodeiro, Bendorio, Penerbosa y Lalín -el Centro Geográfico de Galicia, el Km. O de Galicia-, y Laxe -donde se unen los peregrinos del Camino de Invierno con los de la Vía de la Plata-Camino Sanabrés-, y ya por la provincia de Coruña, llegarán a Compostela.
Fran Contreras Giles periodista, documentalista y escritor, además de uno de los mayores divulgadores del Camino de Santiago de nuestro país, itinerario que ha completado en más de una docena de ocasiones, en su ruta 'francesa'. Sus especialidades son la historia, las leyendas y los misterios. Es autor de 'Guía Mágica del Camino de Santiago' (Luciérnaga, 2021). Colabora habitualmente con 'Más de uno' (Onda Cero), 'Las piernas no son del cuerpo' (Melodía FM) y el podcast DEX-Días Extraños (Ivoox).