Ocho maravillas que te sorprenderán en un crucero por el Nilo
En el barco se disfruta de un servicio todo incluido y se baja en diferentes ocasiones para visitar los lugares arqueológicos más destacados
Una de las mejores formas de descubrir los monumentos del Antiguo Egipcio es en un crucero por el Nilo . Generalmente hacen el recorrido entre Luxor y la presa de Asuán o viceversa. Se viaja hasta el lugar de embarque en avión desde El Cairo y la navegación suele durar cuatro o cinco días. En el barco se disfruta de un servicio todo incluido, se duerme y se come a bordo, bajando en diferentes ocasiones para visitar los lugares arqueológicos más destacados. El Sonesta Moon Goddess , por ejemplo, es un lujoso crucero de 5 estrellas con cuatro pisos más cubierta con piscina, bares, tiendas, gimnasio... Dispone de 49 cabinas con aire acondicionado, TV por satélite, ducha y balcón privado.
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Templo de Karnak
El impresionante templo de Karnak es un grandioso complejo religioso que fueron ampliando diversos faraones hasta ocupar más de 100 hectáreas. Durante la XIX Dinastía (1295 a 1186 a. C.) más de 80.000 personas trabajaron en sus instalaciones dedicadas al dios Amón, principal deidad del Imperio Egipcio.
Antes de atravesar su pilón (puerta trapezoidal) se recorre un paseo flanqueado por 40 esfinges con cuerpo de león y cabeza de carnero. Antiguamente este paseo tenía una longitud de 3 km. y unía el templo con el de Luxor bordeando el Nilo.
De dimensiones monumentales, en el templo de Karnak destaca una Gran Sala Hipóstila (techo sostenido por columnas) con 134 pilares de más de 20 m. de altura.
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Templo de Luxor
En la Antigüedad los templos de Karnak y Luxor (entonces Tebas, capital del Imperio) estaban unidos por una avenida de 3 km. que llegó a tener más de 600 esfinges. Uno de los proyectos a largo plazo es reconstruir ese paseo. Mientras tanto, el templo de Luxor mantiene buena parte de su colosal estructura a lo largo de 260 m. En la entrada había dos obeliscos gemelos y simétricos de 25 m. de altura dedicados a Ramsés II de los que solo queda uno. El otro fue llevado a París (Place de la Concorde) en 1833. En el interior destacan seis colosos de granito rosado de más de 15 m., dos de ellos representan al faraón sentado en su trono.
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Valle de los Reyes
Situado en la orilla oeste del Nilo, cerca de Luxor, el Valle de los Reyes es un desfiladero desértico y escondido en el que están las tumbas de la mayoría de los faraones del Imperio Nuevo (s. XV a.C.). Hasta hoy se han descubierto más de 60. Sin duda el más famoso es Tutankamon , que reinó entre 1335 y 1325 (aprox.) a. C. y lo es porque su tumba intacta, sin haber sido saqueada, fue descubierta en 1922. Pero hoy se encuentra vacía.
La entrada turística da derecho a visitar tres tumbas. Entre todas destaca la de Ramsés IX , es la primera descubierta y una de las más interesantes. Los saqueadores no pudieron llevarse unas impresionantes pinturas que decoran todas sus paredes y cuya policromía se ha mantenido hasta hoy.
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Museo de El Cairo
No es parte del recorrido de los cruceros por el Nilo, pero el Museo de El Cairo es un complemento indispensable. Situado en la capital egipcia, muy cerca del río, ocupa un edificio neoclásico de color rosa que fue inaugurado en 1902 y alberga 150.000 objetos a cual más valioso, desde esculturas a momias. Con todo, el mayor atractivo es la sala en la que se exponen los objetos encontrados en la tumba de Tutankamon , en el Valle de los Reyes. En el centro de la sala resplandece la conocidísima máscara, aunque hay otras piezas tan interesantes o más, como un trono dorado del faraón, o una estatua también dorada de Tutankamon sosteniendo un arpón.
Contrasta con lo interesante de las piezas exhibidas el carácter decimonónico del museo y sus presentaciones en vetustas vitrinas cuajadas de reflejos. Ya están muy avanzadas las obras de construcción de un moderno museo , junto a las pirámides de Guiza, que se espera que sea inaugurado a principios de 2019.
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Colosos de Memnón
A la entrada del Valle de los Reyes, junto a la carretera, se encuentran dos gigantescas estatuas que representan al faraón Amenhotep III y son lo que queda de un templo construido hace 24 siglos. Están hechos con arenisca de cuarcita extraída en una cantera a casi 700 km. de distancia, tienen 18 m. de altura y pesan unas mil toneladas. En 2012 se añadió un tercero, más al fondo, procedente de otro templo.
En el año 27 a.C. un terremoto derribó gran parte del coloso situado al norte. Dice la leyenda que a veces se oía cantar al que está situado más al sur. Basándose en ello, los griegos creyeron que se trataba de Memnón , hijo mítico de Titono y Eos, de ahí su nombre actual. Aunque probablemente se trataba de un silbido producido por el viento.
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Templo de Kom Ombo
Kom Ombo es un templo singular pues está dedicado conjuntamente a dos divinidades, Sobek , el dios de la fertilidad, y Haroeris , el de la guerra, algo inusual en Egipto. Esto se refleja en su doble diseño simétrico respecto a un eje central y se traduce en que muchas estancias (patios, salas, capillas) estén duplicadas.
Tienen especial relevancia los relieves de su interior, aunque algunos fueron desfigurados por la piqueta de los cristianos coptos, que lo usaron como iglesia. Relieves y jeroglíficos que han sido fundamentales para los estudiosos de la egiptología. Uno de ellos representa una colección de instrumentos quirúrgicos.
Junto al templo, situado en la orilla del Nilo y de muy fácil acceso desde el embarcadero de los cruceros, hay un curioso museo con algunas de las trescientas momias de cocodrilos encontradas en la zona. También un nilómetro, uno de los pozos que servían para medir el nivel de las aguas del río.
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Templo de Edfú
Edfú, el templo mejor conservado de Egipto , se encuentra en la ciudad que le da nombre, antigua capital del II Nomo (provincia) del Alto Egipto, situada hoy a115 km. al sur de Luxor. Construido entre 237 y 57 a. C. refleja la influencia de la arquitectura griega en la egipcia. Dedicada al dios de dioses, Horus, los griegos la llamaron Apolinópolis Magna.
Su gran tamaño, solo superado por el de Karnak, queda patente en sus casi 140 m. de longitud con un pilón de 36 m. de altura, flanqueado por dos estatuas de granito negro que representan a Horus en forma de halcón.
Sus relieves e inscripciones se han conservado notablemente bien gracias a que la mayor parte de su estructura estuvo cubierta durante años por la arena del desierto, hasta que en 1860, el egiptólogo francés Auguste Mariette dirigió las excavaciones arqueológicas que lo devolvieron a la luz.
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Templo de Hatshepsut
Esculpido hace 3.500 años en la roca al pie de un farallón de piedra caliza, en la orilla occidental del Nilo, el templo funerario de Hatshepsut es conocido en Egipto como Djeser-Djeseru (Maravilla de las maravillas). Su grandiosidad arquitectónica y paisajística, en medio de un paraje completamente desértico, hace que sea un caso muy representativo de lo que en Occidente conocemos como «obra faraónica» .
Presenta tres terrazas superpuestas (típico del estilo de Tebas) con columnatas simétricas de gran tamaño (30 m. de altura) conectadas por una rampa central que en la antigüedad se adornaban con árboles. El conjunto ha sido sometido a un minucioso programa de restauración que duró medio siglo y que fue acabado en 2017.