Ocho tentaciones desconocidas de la tierra de los osos panda

Sichuán es una de las principales provincias de China, pero aún lejana y misteriosa para el turista occidental

Ocho tentaciones desconocidas de la tierra de los osos panda pilar arcos

fernando pastrano

Sichuán es una de las principales provincias de China, pero aún lejana y misteriosa para el turista occidental

Ocho tentaciones desconocidas de la tierra de los osos panda

1

Oso panda del Centro de Conservación Ya'An pilar arcos

El Centro de Conservación Ya'An de osos panda

Sichuán es la cuna de los osos pandas gigantes (Ailuropoda melanoleuca), en chino «daxiongmao» (literalmente «gran oso gato»), una especie exclusiva de China y en peligro de extinción. Se cree que en completa libertad solo hay unos 1.600 ejemplares, de los que el 80 por ciento se encuentran en la provincia de Sichuán. En el bosque es muy difícil verlos, todo lo contrario que en el Centro de Conservación Ya'An, en la Reserva de Bi Feng Xia, a dos horas por carretera de Chengdú. Suelen estar solos, comiendo las hojas de alguno de los 25 tipos de bambú que forman la mayor parte de su dieta, o subidos a altos árboles. A lo mejor, en la guardería se puede ver alguna cría en cunitas parecidas a las que se usan para los bebés humanos.

2

Pagoda de Wanfoding (Pico de los Diez Mil Budas) en el Monte Emei pilar arcos

El Monte budista Emei

El Monte Emei es una de las cuatro montañas más sagradas del budismo chino. Subir hasta su cima a 3.099 metros sobre el nivel del mar es muy cómodo gracias a los teleféricos. Lo más complicado es encontrar un día despejado, pero a veces hay suerte y podemos ver las pagodas entre el «mar de nubes» como salidas de un cuento. Una treintena de templos están diseminados por sus laderas y arriba una gigantesca estatua de Buda.

Toda el área del Monte Emei ocupa una extensión de más de 200 km² con diversos significados según los intereses del visitante: «Montaña Celestial del Budismo», «Museo Geológico», «Atracción turística de primer grado», «Paraíso de los Animales», o «Reino de las Plantas».

3

Callejón Estrecho de Chengdú (Zhaixiangzi) pilar arcos

Los callejones Estrecho y Ancho de Chengdú

Con una población de 14 millones de habitantes, Chengdú, capital de Sichuán, está considerada como una ciudad «de primer nivel» de China. Si Pekín es sinónimo de prisas, de oportunidades; Shanghái de modernidad, de moda; Cantón de negocio, de dinero; Chengdú lo es de tranquilidad, de vida placentera y auténticamente china. En 2011 fue elegida por los lectores de una revista como la mejor ciudad para vivir. Se valoraba la calidad de vida, los precios, la cantidad de lugares de ocio, la calidad de la comida, la conservación de la cultura y la facilidad para hacer negocios.

Dos vías peatonales restauradas son el principal eje de la convivencia urbana, el Callejón Ancho (Kuanxiangzi) y el Callejón Estrecho (Zhaixiangzi), que datan de la dinastía Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), y representan la quinta esencia del modo de vida chino. Junto a restaurantes y casas de té tradicionales, encontramos tiendecitas encantadoras de todo tipo de productos, y vendedores callejeros ambulantes propios de otras épocas.

4

Torre Huaguang de Langzhong pilar arcos

La Torre Huaguang de Langzhong

Junto con Lijiang (la «Venecia de Oriente»), Pingyao (y sus murallas medievales) y Shexian (con sus arcos de tejados puntiagudos), Langzhong está considerada como una de las cuatro ciudades históricas y culturales mejor conservadas de China, pero es la menos conocida en el extranjero. Langzhong, que literalmente significa «Rodeada por ríos y montañas», es uno de los lugares con mejor fengshui (vivir en armonía con el medio ambiente) de China, gracias precisamente a su ubicación. Con más de 2.300 años de historia, fue capital de un pequeño reino. Hoy destaca por su arquitectura de casas tradicionales de tejados grises agrupadas en cuadrícula compacta en torno a calles paralelas y perpendiculares. La Torre Huanguang, es un magnífico ejemplo de arquitectura de la dinastía Tang (618-907). Está en la antigua calle peatonal Shanghua, repleta de tiendas, templos y mansiones perfectamente reconstruidas.

5

Buda gigante de Leshan pilar arcos

El Buda gigante de Leshan

Leshan, literalmente «Montaña Alegre (Feliz)», está a 260 km. de Chengdú, en la confluencia de tres ríos: Min Jiang, Dadu y Qingyi. Aquí, en un acantilado se alza el Buda de piedra más alto del mundo. Una enorme estatua de 71 metros que representa al Buda Maitreya (del Futuro) sentado en actitud serena y con las manos apoyadas en sus rodillas. Este lugar Patrimonio de la Humanidad desde 1996 lo podemos visitar de dos maneras: por carretera llegaremos hasta el templo que hay a sus espaldas, en la parte superior del acantilado, o tomando un pequeño ferry aguas arriba del río. De la primera forma se ve el gigantesco Buda desde su cabeza y se puede bajar por su lado derecho por una empinada escalera hasta una base situada a los pies de la estatua. La subida, hasta el punto de partida, es por el lado izquierdo. Desde el ferry, que se queda prácticamente parado durante unos minutos, se tiene una perspectiva general de la ciclópea obra más adecuada para tomar fotografías generales.

6

Restaurante de Chengdú pilar arcos

La comida picante

La excelente cocina de Sichuán es una de las ocho escuelas gastronómicas principales de China. Se caracteriza por sus sabores intensos, variada presentación y, sobre todo, por el generoso uso de condimentos, lo que le aporta un sabor bastante picante. Su clima cálido y húmedo requiere una abundante transpiración de la piel, lo que se consigue con el picante de la llamada pimienta de Sichuán (que algunas veces se traduce como fagara). Con la llegada del chile procedente de América a finales de la dinastía Ming (1368-1644) se reforzó este sabor que se une a los otros cuatro fundamentales de la cocina sichuanesa: dulce, agrio, salado y amargo..

Entre los numerosos platos típicos destaca el pato ahumado al té, que compite con el pato laqueado de Pekín. Es un pato frito, con la piel crujiente y un delicado aroma a té ahumado. Este, sin embargo, no pica. Otros platos son el pollo Kung Pao, con cacahuetes; la Huo Guo (hot pot en inglés); los Fuqi Feipan, un guiso a base de casquería de ternera: callos, corazón, lengua y bofe, que cuando está bien hecho es delicioso.

7

Casa de té de Chengdú pilar arcos

Las casas de té

El inicio del té como bebida está inmerso en docenas de leyendas. Se sabe que nació en China hacia el año 250 AC. y que comenzó a cultivarse en las provincias de Sichuán y Yunnan. Puede que sea en Sichuán donde esté más arraigada la costumbre de acudir a casas de té para degustarlo. En Chengdú, con un clima muy húmedo y caluroso, la vida trascurre en torno a las viejas calles y sus casas de té, muchas en edificios centenarios con agradables patios y frondosos jardines. Un viejo proverbio dice que en Chengdú «hay pocos días soleados, pero muchas casas de té». En algunas se pueden presenciar espectáculos de ópera, y saborear diversos platos como en un restaurante. Pero lo más importante siempre es la materia prima. El «hong cha», té rojo, aunque en algunos países occidentales se le conozca como té negro, cuya variedad más conocida es el Chuang Hong; el puer de Sichuán, tan bueno al menos como el de Yunnan, que se presenta en tortas prensadas; y los tés verdes del monte Emei.

8

Máscara de la Ópera de Sichuán pilar arcos

La ópera de las mil caras

La ópera de Sichuán es diferente de su hermana más conocida, la ópera de Pekín, pero un inexperto occidental no encontrará muchas diferencias entre ambas. Una variante de la ópera de Sichuán es el «bianlian» («cambiar la cara»), que data de hace unos 300 años. Es un auténtico arte en el que el actor -prestidigitador cambia de máscara más de diez veces a la vista del público y en un abrir y cerrar de ojos sin que el espectador sepa como lo ha hecho. Como cualquier truco de magia, su técnica no se revela, pero consiste básicamente en que el actor lleva sobre su cara hasta veinte máscaras superpuestas de finísima seda, una literalmente pegada a la otra. Con un ingenioso mecanismo de hilos y resortes prácticamente invisibles, las recoge hacia la parte superior, donde quedan ocultas por un gran y holgado tocado. El último paso es siempre llegar a la cara al descubierto del artista. Esta es la teoría, fácil, pero como en cualquier ejercicio de prestidigitación, lo difícil es la práctica.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación