Dormir en la prisión donde murió el bandolero Ned Kelly
El proyecto prevé la reconversión de la antigua prisión Pentridge de Australia en un hotel de 120 habitaciones de lujo
Dormir en la prisión donde fue ejecutado el bandolero Ned Kelly o pasear por los espacios que compartió el famoso asesino Julian Knight con otros reclusos podrá ser posible en la que fuera una de las cárceles más famosas de la ciudad de Victoria, en Australia . Un proyecto plantea la reconstrucción de la antigua prisión Pentridge para convertirla en un hotel de 120 habitaciones de lujo. El hotel incluirá un restaurante, balneario de día, salas de conferencias y reuniones, una piscina cubierta y un gimnasio además de estacionamiento.
La HM prisión Pentridge se construyó en 1850 como la principal cárcel de Victoria y cerró el 1 de mayo de 1997. Tras el cierre parte de las dependencias fueron demolidas y levantado en su lugar un moderno bloque residencial de apartamentos de 16 pisos desarrollado por Valad Property Group y que será conocido como Pentridge pueblo. El hotel se espera que abra en 2020.
Tumba de famosos criminales
La cárcel fue durante años el lugar de sepultura del bandolero Ned Kelly que murió ejecutado en la horca en la propia prisión Pentridge mientras que los restos de Ronald Ryan, la última persona ejecutada legalmente en Australia en 1967, fueron devueltos a su familia.
La prisión es un lugar de peregrinación para los aficionados a los fenómenos paranormales
La prisión de Pentridge también fue el alojamiento del famoso y despiadado criminal australiano Mark «Chopper» Read , cuya historia fue llevada al cine por el director y guionista Andrew Dominik.
A la espera de los permisos finales para realizar el proyecto hotelero, la prisión es un lugar común de peregrinación para los aficionados a los fenómenos paranormales . Una ruta turística invita a recorrer durante dos horas la famosa cárcel y seguir los pasos Chopper Reed, Ned Kelly y la experiencia de los últimos momentos de Ronald Ryan. Con 44 cuerpos enterrados entre sus muros no es de extrañar que sean muchos los que afirmen que el edificio está perseguido por su pasado.