El pulso del planeta
El mejor botánico del mundo
Kew, en el suroeste de Londres, alberga 30.000 especies diferentes de plantas, un espectáculo natural con 65 millones de presupuesto y 700 empleados

Kew es un tranquilo barrio residencial de once mil vecinos en el suroeste de Londres, en Richmond, a 11,5 kilómetros del centro. Su primer y lejano hito es que por allí vadeó Julio César el Támesis , en el año 53 a. C, algo que este verano le resultaría más sencillo, porque el caudal baja muy menguado. Pero a Kew no se va a ver el río, sino a los asombrosos Kew Gardens , que se asientan a su vera. Patrimonio de la Humanidad, constituyen probablemente el mejor jardín botánico del mundo ; o al menos el que cuenta con más especies diferentes de plantas vivas: 30.000, el 10% de las que se conocen.
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A los ingleses no les dio por el buen yantar . Las pasiones nacionales son otras: los animales, los deportes y las plantas (amén de los estrafalarios y recurrentes escándalos sexuales de sus políticos). Kew constituye uno de los ejemplos más apasionados de su amor por la naturaleza : una superficie equivalente a 150 campos de fútbol, que hace real la utopía de cultivar en el inseguro clima londinense especies de todo el globo , desde las cimas alpinas a las selvas amazónicas. Plantas ya extinguidas en la naturaleza florecen allí , como las cícadas de la madera, o flora amenazada de Madagascar.
Idealismo victoriano
Kew Gardens fue fundado como tal en 1840 , como un fruto más del idealismo victoriano. Pero el jardín comenzó a germinar antes. Los padres de Jorge III, el célebre rey loco del XVIII, compraron el embrión de la propiedad a un mercader y más tarde su hijo la eligió para pasar largas estancias, dando vida al palacio real más pequeño de Inglaterra, hoy museo .
Mantener lozano ese sueño verde es una proeza que requiere 700 empleados y un presupuesto anual de 65 millones de euros , de los que el Gobierno británico aporta 25. Kew es una fundación y financia más de la mitad de sus necesidades con la venta de entradas, su tienda y donaciones. Recibe más de un millón de turistas cada año y, según un estudio de la Universidad de Oxford, aporta a la economía británica 215 millones de euros.
Al caer a contramano de las principales atracciones de Londres, el Royal Botanic Garden no es un destino en el que el turista suela reparar en una primera visita . Pero te deja boquiabierto y resulta altamente recomendable. Solo presenta dos peros: cobran entrada (15 libras por adulto) y se encuentra en la ruta de descenso hacia Heathrow , con lo que cada minuto y pico un avión perturba tan bucólica armonía.
El parque constituye también un centro de investigación botánica de referencia. Por ejemplo, ellos han calculado que a día de hoy se conocen 390.900 plantas diferentes , sin contar musgos ni algas. «Visitar Kew debe ser una experiencia mágica y tranquila -explica su director, Richard Deverell-, pero también queremos invitar a la reflexión ».
Este verano se ha inaugurado «The Hive», obra de arte moderno de 17 metros de altura, que evoca lo que su nombre indica: una colmena. Pero lo más asombroso de Kew siguen siendo sus dos inmensos invernaderos victorianos, la Casa de las Palmeras y la Casa Templada , cerrada por una restauración de más de 40 millones de euros.