¿Café en bolsitas de té en los vuelos a Sevilla? Yes, it is
Vuelve el clásico café de puchero como el que hacían nuestras abuelas, pero ahora en bolsitas de té
Londres es tan cosmopolita que ya consume más café que té. El negruzco líquido ha desplazado a la bebida por antonomasia de los ingleses y no hay restaurante, bar, cafetería o establecimiento de comida rápida donde no sirvan café. El más solicitado es el americano, aguado, ardiendo y con la tapa lista para que no se enfríe para ser transportado al trabajo o al autobús. Nadie le dirá nada porque escuche pequeños sorbos entre parada y parada.
Si viaja desde Sevilla en una famosa compañía británica, no irlandesa, de altos vuelos y bajos costes, puede llevarse una sorpresa mayúscula si pide un café. No es soluble como el de toda la vida, sino en bolsitas, las mismas que se usan para el té. En una larga cambiada le acaba de robar su exclusivo vestido que tenía en monopolio la aromática infusión y se ha apropiado por la cara del invento.
Agua hirviendo, una bolsa de negruzco aspecto flotando en el vaso, dos o tres minutos de espera, sacar el invento robado fuera y ya está. Un americano le espera en la minúscula mesita que separa su barriga del asiento del de delante en un espacio cada vez más estrecho e incómodo. Degústelo como pueda, no se asombre mucho de ese sabor ya olvidado de café de puchero y piense que de vuelta ya podrá excitarse con un moca en condiciones.