Las playas más raras y espectaculares de España
Alguna desaparece con la marea. Otra es muy pequeña. Las hay que parecen el Caribe en el norte, y las que están encerradas entre acantilados
Alguna desaparece con la marea. Otra es muy pequeña. Las hay que parecen el Caribe en el norte, y las que están encerradas entre acantilados
1
Gulpiyuri, Asturias
La playa de Gulpiyuri, situada en la costa asturiana, entre Llanes y Ribadesella, es la más pequeña del mundo. No llega ni a los 50 metros de longitud. Y tiene además una doble rareza: es una playa interior. Declarada Monumento Natural, Gulpiyuri se formó por el efecto erosivo del mar sobre la roca, produciendo cavernas bajo el suelo que, cuando se hunden, reciben el nombre de dolinas. Y esto precisamente es esta playa asturiana, una dolina en la que el agua del mar se cuela en el interior gracias a un agujero entre dos rocas. No se puede llegar en coche hasta el arenal. Se accede caminando desde la playa de San Antolín o desde el pueblo de Naves. En este mapa se ve con toda claridad.
2
Playa de Rodas, Islas Cíes
Parece un rincón del Caribe... pero está en Galicia. En 2007, el diario británico The Guardian calificó esta playa como la mejor del mundo. El arenal de Rodas, que se sitúa en la Illa do Faro (archipiélago de las Islas Cíes) es uno de los mayores reclamos del Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia. De este Parque Nacional forman parte los archipiélagos de Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada, un espacio natural ligado al mar y caracterizado por su rica biodiversidad, con gran variedad de ecosistemas: playas, acantilados, sistemas dunares, fondos marinos...
3
Playa de las Catedrales, Lugo
La playa de las Catedrales se halla en la parroquia de A Devesa (Ribadeo), entre Foz y Ribadeo, en la costa de la provincia de Lugo. Su nombre real es playa de Aguas Santas, aunque se la conoce como «de las catedrales» por estar situada entre un espectacular conjunto de acantilados, algunos con más de 32 metros de altura, esculpidos por el viento y el mar. Los bañistas prestan tanta atención al agua como a los arcos y bóvedas de roca. Tiene una longitud de 1.400 metros. En la bajamar, a través de unas escaleras, se puede bajar hasta la arena y recorrerla de un lado a otro.
4
Sa Calobra, Mallorca
Una cala entre acantilados gigantes. Sa Calobra está a 38 kilómetros de Sóller, entre Morro de sa Vaca y Morro de ses Fel·les, bajo la sombra de Puig Major (1.445 metros de altitud), la cima más alta de las islas Baleares. El reclamo de esta playa de arena, grava y cantos rodados se encuentra tras el túnel peatonal que bordea los acantilados verticales y agrestes, dando acceso a la bellísima y paradisíaca desembocadura del Torrent de Pareis, fuente de inspiración de artistas y donde cada verano se realiza un concierto coral gracias a su acústica excelente. La carretera de acceso añade encanto a esta playa: son 14 kilómetros de curvas -12 de 180 grados y una de 360-, conocida como Nus de sa Corbata (Nudo de la corbata).
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5
El charco de los Clicos, Yaiza. Lanzarote
Otra rareza tentadora: la playa de color negro y el Lago Verde. El Charco de los Clicos se halla en la costa oeste del municipio de Yaiza, Lanzarote . Es una laguna conectada al mar por grietas subterráneas, separada del mar por una playa de arena. Su color verde se debe a la presencia de gran cantidad de organismos vegetales en suspensión. Este lago ha sido declarado Reserva Natural, por lo que el baño está prohibido. Está integrado dentro de las mismas redes de protección que el Parque Natural de Los Volcanes.
6
Playa de Zumaia, Guipúzcoa
La playa de Itzurun está situada entre las puntas de Marianton y Algorri, con una longitud de 270 metros. Orientada al noroeste, la fuerza de las olas rompen frecuentemente con fuerza contra los enormes acantilados entre los que se sitúa. Es una playa en constante cambio. En días de mareas vivas, el mar oculta el arenal por completo. Su mayor atractivo está en un fenómeno conocido como «Flysch», considerado un tesoro geológico de Guipúzcoa: los espectaculares acantilados esconden y muestran millones de años de historia geológica escritos en sucesivos estratos rocosos. Al cabo, paisajes y acantilados espectaculares de referencia geológica internacional caracterizan los ocho kilómetros de costa que separan Deba y Zumaia.
7
Ses Illetes, Formentera
La arena crea una forma de flecha, única en España. Es la postal más conocida de Formentera , una mezcla perfecta de azules y verdes turquesa con aguas de una nitidez casi perfecta. Seguramente, el arenal que usted recuerda cuando piensa en esta isla. Eso significa que también es la playa más concurrida de la isla, en temporada alta probablemente en exceso, y que los precios no son baratos en los chiringuitos que, aquí, al contrario que en S'Alga, no faltan. Tampoco los yates. En cuanto a los turistas, los más habituales son los italianos. Para intentar proteger el paraíso se cobra el acceso en vehículo (coche, cuatro euros; moto, dos; o quads, ocho).
8
Playa del Inglés, La Gomera
La Playa del Inglés está considerada por muchos como la mejor de La Gomera, tanto para sus habitantes como para los turistas. Se encuentra en el municipio de Valle Gran Rey -aunque alejada del casco urbano- y servirá de base de operaciones para conocer mejor la isla. Cuando se llega a la playa, algunos se llevan la primera sorpresa ya que, como otras playas canarias, es de arena negra al ser de origen volcánico. No es muy grande, unos 400 metros de largo. Enclavada en un paraje rústico y aislado es un lugar excepcional para contemplar las estrellas.
9
Maspalomas, Gran Canaria
El campo de dunas de Maspalomas es el único ecosistema de este tipo en Gran Canaria. Allí encontramos dunas móviles y dunas fijas. Las móviles forman una franja entre la playa del Inglés, donde se originan, y la Charca de Maspalomas. Son grandes acumulaciones de arena que están en constante movimiento debido a la acción del viento. La Reserva Natural de las Dunas, en conjunto, está formada por tres ecosistemas: el Palmeral, la Charca y las Dunas, unas de las más altas de la península: llegaron a tener más de 20 metros . Al atardecer, cuando el paisaje se llena de ocres, el espectáculo es único.
10
Orellana, Extremadura
Por última, una playa de interior. Está situada en el embalse del mismo nombre. Fue la primera de este tipo con bandera azul en España. En 2015 ha revalidado esa distinción ganada a pulso por su empeño en crear un espacio accesible a todos los visitantes y con unas aguas de una calidad excepcional. No en vano se encuentra en un espacio protegido, una Zona de Espacial Protección para las Aves junto a la sierra de Navalvillar de Pela.