Las últimas noticias de hoy de actualidad y la última hora de cultura del viernes, 4 de diciembre del 2020

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Últimas noticias de hoy viernes, 4 de diciembre del 2020.

Si quieres estar al día de todas las últimas horas informativas de hoy , ABC pone a disposición de los lectores un resumen con los mejores titulares del viernes, 4 de diciembre que no te deberías perder, como estos:

Ahí va una intuición: se puede cruzar España saltando de amigo en amigo de David Gistau . Esta tarde se entregó el primer premio de Periodismo que lleva su nombre en la casa de ABC, y lo que parecía un acto formal, con su atril y sus chaquetas y sus mascarillas, era en realidad una reunión de colegas y familiares unidos por la memoria del que fue uno de los grandes columnistas y cronistas de los últimos tiempos, y que se marchó demasiado pronto, en febrero, antes de cumplir los cincuenta años y antes, también, de esta loca pandemia que nos tiene histéricos, dentro y fuera de las pantallas. Muchos se preguntan ahora qué narices hubiese escrito David de todo esto, él, que tenía el don de la mirada única, entre gamberra y profunda, y que regalaba risas y verdades, dos cosas que quizá no se entiendan por separado...

Sospecho que nos pasa a todos. A mí, desde luego. Hoy mismo. Otra vez. Es un tormento llorar al amigo y añorar al maestro. La misma pregunta arañando el alma nunca restañada. ¿Qué hubiera escrito Gistau? Tenía material para cincelar una de esas columnas suyas con sorna, enjundia y tiro certero. Dos cabeceras rivales hermanadas, honrando su legado, custodias al unísono de lo que con él fue el oficio y jamás debe dejar de serlo. Y uno imaginándolo en una esquina, con los ojos curiosos , inyectados en tinta, auscultando el sarao como el médico al paciente. Sí, ahí siempre, donde bulle grande o pequeña la noticia.

Buenas noches,

Que tu nombre se convierta en firma es uno de los sueños burocráticos de la vanidad, cuando eres joven y los periódicos se ven como otro espacio más donde demostrarse. Todo es nombre, hacérselo, timbrarlo casi como una divisa que ya no es uno, sino el embajador feliz de ese algo impreciso que es uno mismo; un cualquiera en definitiva.

La última vez que le vi a David Gistau fue unos pocos días antes de su muerte. Estaba en una pequeña habitación en el Clínico. Había que ponerse una bata verde para entrar. Manuel Jabois le estaba leyendo un libro. Tuve la impresión de que estaba dormido. Su expresión era de placidez. Parecía a punto de despertar. Le estuve hablando durante varios minutos.

La primera reflexión que quisiera compartir, y no es un truco fácil, es que uno siente que sobra completamente en esta escena, una vez que ya han hablado Luis, Antonio, Pedro, Romina, Alberto, poco puedo aportar yo ya; una vez que Susana ha ejercido de presentadora y maestra de ceremonias, difícilmente puedo aportar algo novedoso, algo original, sobre la figura de David , al que yo no tuve prácticamente la suerte de conocer personalmente porque solo tuve la oportunidad de coincidir un par de veces o tres. Pero sí era un asiduo lector, en aquellos tiempos en los que uno ejercía no de alcalde, sino de humilde funcionario , en los cuales era ávido lector de David. Lo que sí percibía era un periodismo absolutamente descarnado , brutal, un periodismo que te golpeaba y preguntaba, un periodismo sin aditivos ni colorantes, era un periodismo directo, sin complejos, que se dirigía a hacer preguntas.

David Gistau nunca escribió del confinamiento (el suyo fue otro). No tuvo oportunidad de tirar de « Él ángel exterminador » entonces. Ni ahora de « Lo que queda del día ». En esta entrega de premios a la que él no hubiera asistido (no le gustaban esas cosas, más de una vez dejó su nombre en el tarjetón de una mesa y huyó a casa de unos amigos que viven encima de Richelieu), en esta entrega, digo, habría podido recordar a Anthony Hopkins midiendo el servicio de mesa. Aquí se mide la distancia entre las sillas. 150 centímetros entre cada una con su mesita para 90 asistentes. Como un cabaret. A Hopkins no le obligaba la ley, a nosotros, sí. Todo es raro. También la ausencia de David. En los periódicos y en las vidas de tantos. «Le queríamos muchísimo, le admirábamos», dijo Susanna Griso , antes de dar paso a un emocionado Luis Enríquez . Recordó que «David vio cosas que nosotros creímos porque nos las contó». Antonio Fernández Galiano resaltó que David, pese a su talento, no era arrogante. Que demostró que se puede ser una primera figura manteniendo la humanidad. Vete a tomar por saco, Kapuscinski. Eres un pelmazo. Cuartango contó que la última vez que vio a David fue en la habitación del Clínico y que Jabois le estaba leyendo un libro.

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