Una vida entre la milicia y el fútbol

Con 80 años, Paulino Lorenzo deja el Colegio de Entrenadores de Toledo, del que fue su director los últimos 25 años

Una vida entre la milicia y el fútbol luna revenga

b. cervantes

Decir fútbol en Toledo es casi hablar de Paulino Lorenzo. Desde que tenía 8 años es socio del CD Toledo, por expreso deseo de su padre, junto con su hermano Mariano hasta que este falleció. Paulino fue futbolista del club imperial, por aquel entonces en Palomarejos durante su etapa juvenil. Por tanto, este toledano es «verde de corazón».

Casualmente, el color verde también ha formado parte muy importante de su vida por su condición de militar, su profesión, en la que llegó a alcanzar el grado de coronel. Entrenador de la escuadra del Salto del Caballo en varias etapas, la última de ellas en la temporada 1989-1990, con una labor que sirvió para sacar del atolladero al equipo que entonces presidía Manuel Torres Astilleros.

Hace dos meses y medio que cumplió 80 años, el 22 de junio, y Paulino Lorenzo Martín Rodríguez sigue respirando fútbol por los cuatro costados; no en vano continúa una temporada más como asesor del CD Toledo, un compromiso que le llegó por petición del presidente de la entidad, Fernando Collado. «Me llamó Fernando hace tres años para que le ayudara en el club como asesor -relata-. Militaba el equipo en Tercera División y ascendimos. En esa labor también formaron parte Martín Molina y Juanjo Pérez del Pino, que lo ha dejado por su elección como concejal. En esta temporada también nos acompaña Francisco Javier García Blas».

Asesor deportivo del CD Toledo en la época de la empresa Ceratres. ¿Qué recuerda de esa temporada?

—Me llamó Fernando Jerez, presidente del club. José Ramón Corchado era el entrenador y fue la temporada en la que eliminamos al Real Madrid de la Copa del Rey. Era el 13 de diciembre de 2000 y esa noche no pude dormir recordando la gesta deportiva de nuestro equipo. Junto con la promoción a Primera División contra el Real Valladolid, ha sido lo más grande que ha vivido el fútbol en Toledo. Pero tras eliminar a los merengues de la Copa del Rey, en febrero de 2001, destituyeron injustamente a Corchado y yo me marché con él. Hice lo que tenía que hacer, me lo decía mi conciencia y mi compañerismo».

Durante la conversación con ABC, Paulino Lorenzo habla de su marcha como director de la Escuela de Entrenadores de Toledo «por orden de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha, que me entregó en Cuenca un premio de reconocimiento a mi gestión en la escuela». «A pesar de que me encuentro muy bien de salud, ceso en mi labor por cuestiones de edad», añade. El relevo lo toma ahora Pepe Gálvez, quien ha sido profesor de la escuela en estos últimos tiempos.

¿Qué entrenador de los que han estudiado en el Colegio de Toledo que ha llegado más alto ?

—Sin duda, Unai Emery. Ahora también hay un técnico que aspira al máximo, Jorge Vilda, quien se ha hecho cargo de la selección española femenina. También hemos tenido como alumnos a hombres que pueden llegar lejos, como Milinko Pantic y Velko Paulovic. Pero la Escuela de Entrenadores de Toledo iniciará el curso en octubre con una pérdida de alumnos con respecto a temporadas anteriores, cuando llegamos hasta 50 inscripciones. Nos ha hecho daño la escuela de entrenadores no federativa llamada Cenafe, que dirige Miguel Ángel Galán.

Paulino Lorenzo Martín posee el título de entrenador nacional desde el año 1970. Tuvo como compañeros de aula a ex-futbolistas internacionales como Fernando Olivella (FC Barcelona), Héctor Núñez (Valencia); Lucien Muller y Enrique Mateos (Real Madrid). Como profesores más distinguidos, Ladislao Kubala y José Emilio Santamaría.

Además de entrenar al Toledo, Paulino dirigió al Santa Bárbara, Sonseca y Mora. ¿Cómo pudo compaginar su profesión de militar en activo y el capítulo de entrenador de fútbol?

—Estuve de ayudante de campo de tres generales que fueron directores de la Academia de Infantería de Toledo: Eduardo Bayo Hoya , José Gastón Molina y Ramón Porgueres Hernández. Afortunadamente, a los tres les gustaba el fútbol y me dieron muchas facilidades para ejercer también como entrenador. Me ayudaron mucho.

¿Cómo se tomaron en su casa su vena futbolística?

—Entré en la Academia General Militar de Zaragoza en 1955 y recuerdo que mi padre quería que dejara el veneno del fútbol para que me dedicara exclusivamente a mis estudios militares. No lo consiguió, claro.

¿Qué futbolistas del Toledo le han dejado huella?

—Rufino Segovia, al que vamos a echar de menos, y Carlos de Lerma. En mis etapas de entrenador del Toledo, recuerdo con especial admiración a José Ramón Corchado, Juanjo Bermúdez y Paco, un delantero que anotó 12 goles en la segunda vuelta de la temporada 1989-90 en Segunda División B que nos valió para lograr la permanencia. También ha habido talentos como Quini, Casquero, Marina, Pardina y el malogrado Pedro Alberto, entre otros.

¿Cómo ve a su equipo?

—Estabilizado en Segunda División B, que no está nada mal. El arranque de esta temporada ha sido regular, pero hay que tener paciencia, ya que hay muy buenos futbolistas en la plantilla. El tema económico está controlado, y eso es muy importante.

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