Festival de Música El Greco en Toledo

Excelente la primera la Batalla de órganos en la Catedral

Patrizia Salvini, Pablo Oreni, Baptiste-Florian Marle-Ouvrand y Juan José Montero fueron los interpretes de esta cita musical

Excelente la primera la Batalla de órganos en la Catedral ana pérez herrera

diego de palafox

Las Batallas de Órganos programadas por el Festival de Música El Greco en Toledo se han iniciado en la catedral toledana con la intervención de los organistas Patrizia Salvini, Pablo Oreni, Baptiste-Florian Marle-Ouvrand y Juan José Montero, que han dejado su buen hacer sobre las teclas de los seis órganos, seis joyas, de los varios con los que cuenta el templo primado.

Esta tradición de las batallas, recuperada el año pasado con motivo de la conmemoración del IV Centenario del Greco, consiste en enfrentar a varios organistas en un concierto para que exhiban sus dotes de improvisación y capacidad técnica, así como su talento y sensibilidad artística. Y a fe que lo consiguieron en esta ocasión con un programa que articuló diez piezas y un bis.

De cada una de las obras interpretadas, de cada uno de los organistas y de cada uno de los órganos podríamos deshacernos en alabanzas, para dejar constancia de la importancia estética, cultural y musical de esta tradición recuperada. Sin embargo, quede como ejemplo la Batalla I ‘Imperial’ de primer tono, de J. B. J. Cabanilles, en la que compitieron los cuatro órganos más potentes: el del Emperador, el de Berdalonga, el del Sagrario y el de Echevarría. La música lo invade todo, como una tormenta entre los arcos góticos y el diálogo entre los instrumentos se torna como el título de la obra: «imperial». La batalla más barroca nos la ofrecieron con la interpretación de Ballo de la Bataglia, de Bernardo Storace. Excelente, asímismo, resultaron el Concerto Op. 4 N. 6 de Haendel o la Sonata en Re Mayor de Scarlatti.

Si el concierto en su conjunto fue superior, las improvisaciones causaron sensación. Esto más que guerra o batalla habrá de denominarlo simplemente arte coordinado. Muy especial, por partir de música muy conocida, fue la Batalla de Realejos sobre el “Canon de Pachelbel”, y muy poderosa resultó la Batalla de Lepanto, una improvisación sobre el «Christus Vincit».

El bis no sé si fue un juego o que uno de los órganos no lograba respirar como Dios manda, pero quedó algo en el aire, algo como una duda o una pregunta retórica a los espectadores oyentes.

Tras esta batalla sin vencedores ni vencidos, en la que siempre triunfa el arte, la cultura y el buen gusto, se recompensó con cálidos aplausos a los cuatro intérpretes: Patrizia Salvini, Pablo Oreni, Baptiste-Florian Marle-Ouvrand y Juan José Montero.

Merece un aplauso sostenido el hecho de que esta tradición se haya recuperado y se mantenga en este espacio singular de la Catedral de Toledo, que posee, entre sus muchas riquezas, este legado de instrumentos que la convierten en un lugar único e irrepetible para acoger este tipo de conciertos.

Las siguientes Batallas de Órganos que integran el ciclo de tres del Festival están ahí a la vuelta de unos días. Quien aún no conozca esta propuesta musical tiene la ocasión de vivirla: es algo único.

Excelente la primera la Batalla de órganos en la Catedral

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