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¿Quién la teme?
«La Sagra toledana se despliega con calcinada desnudez y su dura belleza deja impresionada a esta dama inglesa con costumbres de lluvia»
«Querido: Quiero que sepas que me has dado felicidad absoluta. Nadie podría haber hecho más de lo que tú has hecho». Con estas palabras ella se despide de su marido, Leonard Woolf. A los cincuenta y nueve años cumplidos en enero, se siente demasiado atormentada, y ese marcharse suyo ocurre un día como hoy, 28 de marzo de 1941. La mañana extiende frialdad y el Ouse viene crecido con las aguas que fue recogiendo por el condado de Sussex. El río la recibe indiferente. Pero antes del final, mucho antes, ella ha visitado España en tres ocasiones. En el segundo viaje, alrededor de 1912, con treinta años y recién casada con Leonard, llegan hasta Madrid, luego a Toledo. Más tarde, embarcan en Valencia rumbo a Francia e Italia.
Así, por su modo de mirar que tan bien conoces, sabes acompañarla en el trayecto hacia tu ciudad. Septiembre brilla cálido y no está acostumbrada al calor árido y solitario, como los caminos y los campos que divisáis desde el tren. La Sagra toledana se despliega con calcinada desnudez, y su dura belleza deja impresionada a esta dama inglesa con costumbres de lluvia. De pronto, el perfil de Toledo se muestra en el risco ante vosotras. Bajáis en la antigua estación -aún no se ha inaugurado el bello edificio neomudéjar- y tomáis el carruaje que os subirá al centro. Quizá visitáis los innumerables edificios históricos o tal vez habéis elegido pasar el día vagando por las calles, buscando la sombra, nombrando a viejos e insistentes fantasmas, observando los matices de la luz en la piedra. El tiempo pasa pronto y ella regresa junto a su marido para proseguir el largo itinerario. No hay despedidas entre vosotras, nunca las hay.
¿Quién teme a Virginia Woolf?, escribe Edward Albee en su turbulenta obra teatral. Tú no, no la temes; eres lo que lees, lo que has leído, y el aprendizaje que te empuja y educa para nombrar el mundo nace de la lectura de Las olas, o de Al faro, o de Una habitación propia, de la incansable mirada de la narradora que decidió su última travesía un 28 de marzo. Su Fin de viaje fue tu comienzo. Y con ella continúas viajando.
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