toledo
El escritor de las sandalias
Conocí al escritor Gerardo López Laguna hace algunos años. Físicamente llama la atención por su barba, por llevar una cruz franciscana sobre el pecho y porque su calzado (aunque sea invierno) siempre es el mismo: unas sandalias. Durante muchos años estuvo al frente de un programa de radio que se llamaba «Cuarto mundo». Su vida, que sufrió algunos altibajos en el pasado, se ha caracterizado por una entrega total a la fe católica. Pero no se trata de un simple seguimiento de boquilla o de cumplimiento de unas normas o preceptos, no. Él siempre ha defendido que la fe debe llevar a un compromiso verdadero con los más débiles, con los más desfavorecidos. Y con un par de narices lo ha hecho: colabora con Caritas, enseña a encuadernar a personas marginadas para que logren un trabajo, ayuda infatigablemente a inmigrantes, empobrecidos y personas con problemas. En el rastrillo de Bargas siempre está en un tenderete vendiendo libros (con su mujer, Sagrario, y con sus hijos, Juan y Andrés) que la gente les dona para conseguir algo de dinero. A estas alturas no logro comprender de qué vive, pero sé que lleva la caridad hasta sus últimas consecuencias entregándose a los demás.
En un mundo en el que triunfa la imagen, la palabrería y el estar al servicio de los intereses personales, llama la atención Gerardo porque es todo lo contrario. En él está la fuerza de los hechos. Y unos hechos al servicio de su fe, que le ha llevado a ayudar, ¡sin ser cura!, a todas (pero todas) las personas que encuentra en su camino. Él ha decidido huir de la mediocridad, es decir, de rebajar los preceptos evangélicos con el hielo de nuestras condiciones o con la interpretación que mejor nos conviene. Y ha apostado fuerte, en una entrega que le ha llevado a manifestarse en muchos ámbitos (incluso ir en una marcha a Sarajevo con el fin de para la guerra) y a vivir la pobreza en primera línea de playa en la India.
Gerardo es experto en despertar la conciencia de muchos cristianos que viven su religión aletargados en un compromiso semivacío, sin consecuencias prácticas, acomodaticio. Ya había escrito siete libros (por ejemplo sobre la pena de muerte, la virgen de Ajofrín y una novela juvenil) y ahora es noticia porque acaban de salir dos libros nuevos. El primero se titula «La ciudad de Dios o la ciudad fascista», que refleja sin pelos en la lengua, con un impresionante dominio de la filosofía política, a dónde lleva la mediocridad y el olvido de la dignidad en la política a muchos que se consideran creyentes. Y, el último, una novela de ciencia ficción titulada «Cuerdo mundo cuerdo» donde trabaja sobre el tema de la locura y la cordura, aunque lo más importante es quién se arroga este poder de poner esas etiquetas a las personas en la sociedad. Gerardo López Laguna es un excelente escritor, que ha tocado diferentes géneros literario y, lo más importante, nos da una lección de cómo vivir con coherencia hasta las últimas consecuencias. Forma parte de ese club genuino de hombres a los que se refería Brecht como imprescindibles, porque han hecho de su lucha por vivir en un mundo mejor su medio de vida.