Una «segunda vida» para algunos tesoros de la colegiata de Torrijos
Una orfebrería de Ciudad Real se encarga de reparar tres piezas muy deterioradas tras su robo hace 14 meses
![Una «segunda vida» para algunos tesoros de la colegiata de Torrijos](https://s3.abcstatics.com/Media/201412/18/torrijos1--644x402.jpg)
La Orfebrería Orovio , de Torralba de Calatrava (Ciudad Real), está reparando algunas de las piezas maltrechas del tesoro de la colegiata de Torrijos, recuperadas dos semanas después de ser robadas a mediados de diciembre de 2013 y escondidas en un cobertizo. Un relicario de plata, un copón de plata de ley y chapado en oro, además de otro más pequeño, son los tres elementos de aquel botín que el orfebre Ramón Orovio y su equipo intentan reparar ahora.
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El hecho de que estas piezas de la Colegiata de Torrijos estén inventariadas, algo que no ocurre con una gran mayoría de los tesoros de hermandades y cofradías, ha sido clave para que vuelvan a ser como fueron creadas.
Vender a trozos
Así, del relicario de plata queda tan solo la estructura, aunque en el taller se están ayudando de una fotografía para reproducirlo exactamente igual al original.
También de otra instantánea se están sirviendo para restaurar un copón «buenísimo, de plata cincelada con una gran exquisitez», describe Orovio. «Hay piezas que faltan, otras están muy abolladas y deterioradas. Repararemos estas y haremos nuevas las que faltan para dejar el copón en su estado anterior», explica el joyero. «Los ladrones querían esta pieza para sacar dinero por el material, no por su valor artístico. Así, según les iba haciendo falta dinero, iban quitando elementos al copón y por eso faltan algunas piezas. ¡Nunca se les ocurrió venderlo entero!», se lamenta.
De este cáliz se han perdido unos medallones en los que aparecían grabados unos evangelistas y unos fragmentos del fuste. En cambio, la tapa, la copa y el pie están bastante enteros, aunque machacados. «Va a ser un trabajo arduo, pero al final conseguiremos dejarlo como fue creado en su día», asegura el orfebre, que no fija una fecha. «Llevará muchas horas de trabajo», responde.
Del copón más pequeño tan solo falta la tapa, porque también los delincuentes lo vendieron por partes. Pero en este caso el trabajo para devolverlo a su estado original no será tan exhaustivo como con el copón grande.
No son las primeras piezas religiosas robadas en la provincia de Toledo que Orovio, referente de cofradías, hermandades e iglesias de toda España, repara este año. Ya lo hizo con piezas procedentes de Magán o con el sagrario de la iglesia de Villamuelas, que un agricultor encontró en mitad del campo después de ser sustraído y profanado. Así lo explica Ramón Orovio, quien hace cinco años cifró en unos 120.000 euros la corona de oro y plata robada esta semana en la iglesia de San Pedro Apóstol de Santa Olalla .
En paradero desconocido
Pero en muchas ocasiones no hay oportunidad de dar una «segunda vida» a los tesoros profanados, sencillamente porque no son recuperados. Es lo que sucede con las numerosas joyas de la Virgen de la Piedad y del Cristo de Gracia que unos delincuentes se llevaron de Quintanar de la Orden tras un espectacular asalto.
Ocurrió a finales de octubre de 2013. Para hacerse con el cuantioso botín, los ladrones burlaron todas las medidas de seguridad de la casa-museo donde se guardaba ese tesoro. Ni alarmas, ni puertas acorazadas ni cristales blindados frenaron a los malhechores dentro del edificio, propiedad de la Mayordomía de Nuestra Señora de la Piedad y del Cristo de Gracia, que tiene seis siglos y medio de existencia. Tampoco les dio reparo que la casa-museo esté a unos 100 metros del Ayuntamiento y de la Policía Local.
Llamó la atención que sí se apropiaron de las joyas donadas por la ciudadanía, todas de pequeño tamaño y que estaban aseguradas, pero no se llevaron las coronas, que también las tuvieron al alcance de sus manos tras reventar los cristales de seguridad de las vitrinas. «Eso no lo hizo cualquier ladrón, fue gente muy preparada», afirma Luis Añover, uno de los seis mayordomos de la virgen y del cristo, quien todavía, 14 meses después, siente resquemor por un robo que les dolió más en el corazón que en el bolsillo.