bahía de ítaca
Rearmar el Estado
La mayoría del PP es la única garantía para rearmar al Estado y salvar la Carta Magna. Si se abre el melón constitucional no habremos entrado en la II Transición sino en la III República
La Carta Magna cumple 36 años. La esencia no fue el consenso sino la reconciliación. España ha vivido el mayor periodo de estabilidad política. Hemos consolidado un Estado de Derecho, hemos construido un estado de Bienestar que garantiza nuestras necesidades básicas y disfrutamos de derechos y libertades homologados con los países más desarrollados. Estamos en la UE y a pesar de los zarpazos de ETA, del 23F, de las deslealtades de los nacionalistas vascos y catalanes, la Constitución Española ha sido la autopista que nos ha permitido transitar democráticamente del autoritarismo al siglo XXI. Pasamos, de ser súbditos, a ciudadanos libres e iguales.
La crisis económica y de valores; la corrupción y la falta de coraje de los últimos gobiernos de la Nación han generado un caldo de cultivo que socava los principios de la CE y, por ende, de nuestra convivencia. Coincidiendo con este trigésimosexto aniversario, el PSOE ha registrado en el Congreso de los Diputados una iniciativa para que se estudie su reforma. El secretario general Pedro Sánchez considera que el federalismo es la panacea para integrar a los nacionalistas catalanes que dentro de 18 meses amenazan con proclamar la independencia creando la República de Cataluña. Quieren blindar el Estado del Bienestar garantizando -dicen- la estabilidad social pero están dispuestos a dinamitar el artículo 135 que garantiza la estabilidad presupuestaria. Abominan volver a la recentralización pero apuestan por el federalismo asimétrico que consagra derechos medievales como los del País Vasco y Navarra o el nuevo PER andaluz. ¿No han aprendido de las veleidades del PSC y de los resultados en las urnas tras la herencia de ZP? No han aprendido nada.
Mil veces hemos oído hablar de la Reforma del Senado para convertirlo en una verdadera Cámara Territorial, introducir principios de transparencia y terminar con los aforamientos y desigualdades. Pero todo sigue igual. No son capaces de reformar ni el Reglamento.
IU, con el aliento de Podemos en el cogote, quiere la reforma, sí, pero para incluir el derecho de autodeterminación de todos los pueblos de España y apuesta por unas Cortes Constituyentes que estimen el pago de la deuda, priorice los derechos al empleo, a la vivienda, a la sanidad y a la educación e incluya la capacidad de elección directa de la Jefatura del Estado. ¡Directos a la III República como si la I no hubiera sido un esperpento y olvidando que la II nos llevó directamente a una Guerra Incivil.
UPyD -el partido más comprometido con la unidad de España- quiere la reforma para cerrar de una vez el mapa competencial recentralizando la educación y sanidad -los verdaderos caballos de Troya del nacionalismo para avanzar en la fabricación del odio a España- y poner en valor la cláusula de prevalencia (como en Alemania) donde las leyes del Congreso y del Senado estén por encima la legislación autonómica. En suma, hacer efectivos los derechos de libertad e igualdad. Un punto de partida razonable. Lástima que solo tenga cinco escaños.
Ahora, a los nacionalistas vascos y catalanes, el café para todos ya no les sirve; le han tomado la medida a los distintos gobiernos de la Moncloa y caminan directos a la secesión después de cinco lustros y un año de chantajes. Rajoy dice que «van a ninguna parte» pero no es verdad. Más, el PNV y el conglomerado etarra solo quieren más soberanismo pagado por los contribuyentes.
Rajoy ha sido claro en la festividad: «para romper la unidad de España que no cuenten conmigo», ha reiterado. El PP cree que abrir el melón constitucional ahora, en plena crisis, seria dinamitarla. Admite que los usos, abusos y deslealtades no son culpa de la Carta Magna y que habría que actualizarla pero sin cuestionar el modelo de Estado y territorial.
Con un PSOE desnortado, con un Podemos que cree que la CE es un cerrojo para la convivencia, con unos nacionalismos echados al monte y con un grupo mixto antiespañol, la mayoría del PP en este año que queda de legislatura tiene el deber de blindar la Carta Magna rearmándola con reformas urgentes del Código Penal, del Código Civil y del CGPJ. Reinstaure el recurso previo de Inconstitucionalidad y penalice la convocatoria de referéndums; recupere el delito de secesión abolido por Felipe González y legisle contra los políticos desleales que no cumplen ni hacen cumplir las leyes, creando figuras delictivas a quienes intenten dar golpes de estado desde el propio estado. Asimismo, amplíe el delito de desobediencia entre los poderes del estado y fije unos criterios claros sobre la inhabilitación urgente para todos los funcionarios y cargos públicos que no defiendan la Constitución. Haga en el tiempo que resta de Legislatura una verdadera revolución de regeneración democrática y ponga fuera del sistema a todos los corruptos con delitos financieros, económicos y políticos. La Unidad y la forma de Estado no son negociables.
No le ha temblado el pulso a Rajoy en evitar la intervención económica y en provocar la dimisión del Rey Juan Carlos para renovar la Monarquía. En juego están la Corona, la unidad de la Patria y hasta la propia democracia representativa.
La mayoría del PP es hoy la única garantía que nos queda para que la bomba revolucionaria que ha puesto en marcha el PS no nos estalle el próximo invierno. Rajoy ha anunciado que no adelantará las generales. Bien. Aproveche este último año y utilice con coraje esa mayoría absoluta que acabó con los desmanes de Zapatero para rearmar el Estado. La reforma de la Carta Magna no traerá una II Transición sino una III República. Señor presidente, no se esconda en la falta de consenso: imponga su mayoría legítima para rearmar el Estado y evitar que nuestro país se rompa durante su mandato. No piense en el PP ni en las elecciones; piense en España.