toledo
«Ojalá que ningún alcalde más tenga que pasar por este trago»
El alcalde de Fuensalida, Mariano Alonso, cuenta a ABC los dramáticos momentos vividos por la muerte de las tres niñas
![«Ojalá que ningún alcalde más tenga que pasar por este trago»](https://s1.abcstatics.com/Media/201411/23/alcalde--644x362.jpg)
Sin quererlo, nada más lejos de su intención, el alcalde de Fuensalida, Mariano Alonso, se ha convertido en uno de los protagonistas de un trágico suceso que ha copado las portadas de todos los medios de comunicación nacionales. Como responsable político, ha tenido que dar la cara, hacer de portavoz ante los periodistas durante el negro fin de semana que le ha tocado vivir a su pueblo, una tragedia que no desea a nadie y que le ha afectado mucho personalmente.
Ahora que la clase política está tan denostada, que los grandes casos de corrupción tienen en vilo a la opinión pública española, en la persona del alcalde de Fuensalida se aúna y se refleja el trabajo de miles y miles de alcaldes españoles honrados y eficientes, de cualquier color político, cuyo trabajo por el bien de sus vecinos no es sino consecuencia del voto de confianza que tuvieron el honor de recibir un día en elecciones democráticas y libres. Que los alcaldes deben estar para lo bueno y para lo malo, pero siempre cerca de sus vecinos, lo demuestran casos como la triste muerte de estas tres adolescentes. Haciendo de tripas corazón, al de Fuensalida le ha tocado vivir uno de los momentos más duros de su vida política, porque quizá también haya sido uno de los más duros a nivel personal: ir casa por casa anunciando a las familias la muerte de sus hijas, la noticia más terrible que puede traer un mensajero.
Y a Mariano Alonso, de 45 años y con hijos adolescentes amigos de las fallecidas, le tocó hacerlo. En el lugar del atropello, el único cuerpo identificado por la Guardia Civil era el de la hija de un trabajador del Ayuntamiento, «de Ángel», recuerda consternado. En compañía de dos agentes de la Guardia Civil, «fuimos a la casa, no estaba la madre, y le dimos la noticia al hermano. Tuve que hacerlo: había que identificar a las otras dos niñas sin DNI».
En la casa de Ana pasó lo mismo: «no estaba la madre y nos la encontramos justo cuando llegaba con el coche. Horrososo, qué le voy a contar». Y para la tercera niña «tuvimos que ir a Villamiel, a la peluquería donde trabaja la madre; hablé con el alcalde para que nos acompañara y al llegar ya la habían llamado dándole la noticia».
Y luego en los tanatorios, con las familias, junto a los psicólogos del 112 que atendían a las familias destrozadas , profesionales «cercanos, humanos de verdad». Dice el alcalde que una de las llamadas que «me llegó al corazón» fue la del consejero de Educación, Marcial Marín, que quiso que le pasara a una de las madres. «Estuvo muy cariñoso». También el delegado de la Junta, Fernando Jou, que se presentó allí sin previo aviso.
«Pero por favor, no me ponga a mí, que esto entra dentro, esto es lo duro del cargo de alcalde; esto, por desgracia, lo hacemos todos y ojalá no tuviera que hacerlo ninguno más . Mérito ninguno, al contrario, ojalá ninguno tuviera que pasar por este trago. Porque todos pasan por este trago, sea el político que sea. No me lo personalice, por favor», ruega a la periodista Mariano Alonso. Un alcalde sencillo, cercano. Solo eso, como debe ser.
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