Un mágico paseo por la noche toledana
Al caer la noche, las calles, los monumentos e incluso los rincones más escondidos de la ciudad muestran al viandante un Toledo sorprendente
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12345678910Panorámica de la ciudad
La vista panorámica de Toledo desde el Valle es probablemente la imagen más fotografiada de la ciudad. Cientos de autobuses de turistas y vehículos particulares suben cada día hasta allí para disfrutar de esta completa imagen que tantos y tantos turistas se han llevado a su casa como el mejor regalo de Toledo. Y no sólo turistas. Pintores de la talla de Sorolla, Zubiaurre, Picasso o «El Greco» tampoco pudieron resistirse a captar con sus pinceles esta bella imagen.
Pero si durante el día la imagen de la ciudad es sorprendente, al caer la noche la panorámica nocturna goza, aún más, de mayor belleza. Florecen sus historias, sus leyendas y tantos otros secretos. La catedral, el Alcázar o el castillo de San Servando embrujan a todo aquel que se acerca hasta este mirador, aunque también se pueden captar instantáneas similares desde el Parador de Toledo o los cigarrales.
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El puente de San Martín y el de Alcántara
Toledo es una ciudad con grandes monumentos arquitectónicos. La catedral, el Alcázar, las sinagogas o las iglesias suelen ser algunos de los lugares más visitados por todos los turistas. Pero no podemos olvidarnos de otros elementos que muchas veces se cuelan en nuestras fotos, de manera intencionada, como parte de un bello paisaje: los puentes. La ciudad puede presumir de dos: el puente de San Martín y el de Alcántara.
El puente de San Martín, de origen medieval, se encuentra en la zona oeste de Toledo, desde donde se pueden contemplar preciosas panorámicas de la ciudad. Data del siglo XIV y fue construido por orden del arzobispo Pedro Tenorio. En sus extremos tiene dos torreones: uno fue levantado en el siglo XII con fines defensivos y el otro, en el siglo XVI, que se encuentra junto a la muralla.
El puente de Alcántara se levanta sobre el mismo río Tajo y se encuentra a los pies del castillo de San Servando. Sus estructuras datan de la era romana, cuando Toledo era conocida como Toletum. Durante el medioevo era la entrada a la ciudad. Tiene un total de seis arcos y es de estilo barroco. En uno de sus extremos tiene una puerta fortificada y una estatua de San Idelfonso.
Las riberas del río Tajo
La iluminación de las riberas del río Tajo a su paso por la Ciudad Imperial forma parte de un proyecto que inició la Fundación Iberdrola en 2005 y finalizó en 2011. Aporta una nueva visión nocturna tanto del enclave como de la capital de Castilla-La Mancha. Este plan contempla la iluminación del río en el tramo comprendido entre los puentes de Alcántara y San Martín.
A lo largo de las márgenes del cauce, existen diversas áreas estratégicas y distintos miradores desde donde el visitante puede observar gran parte del recorrido del río, de sus riberas y de los grandes monumentos de la ciudad.
Las misteriosas calles de la ciudad
Cuando cae la noche en Toledo, el mejor plan es «dejarse perder» por las callejuelas y callejones de esta ciudad milenaria. El silencio y las luces tenues de los faroles, que cuelgan de las fachadas de las casas, acogen a los viandantes que recorren estos estrechos y empedrados rincones cargados de historia y misterio.
Misterio. Como el que se desprende de la leyenda del callejón del Diablo. Se dice que un caballero cristiano que estaba enamorado de una bella judía acudió a una bruja llamada «La Diablesa» para que se deshiciera del pretendiente judío. Cuando la bruja, gracias a su arte, lo consiguió, el cristiano se casó con la hermosa judía. La misma noche de bodas, el cristiano y la bruja acudieron al callejón para saldar cuentas. En el momento que las monedas tocaron la mano de la bruja, ésta se desvaneció, produciendo un fuerte resplandor y un insoportable olor a azufre.
El esplendor del Greco en el Miradero
A pocos metros de la céntrica plaza de Zocodover se encuentra el paseo del Miradero. Un lugar muy querido por todos los toledanos por ser un espacio al aire libre, con jardines, donde se puede ir a pasear, leer un libro o simplemente disfrutar de unas maravillosas vistas de la vega del río Tajo.
En sus inmediaciones se encuentra el Museo de Santa Cruz, el Palacio de Congresos «El Greco», diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, y la terraza «El Miradero», al final del paseo.
Arco de Palacio: el pasadizo de la unión
El «Arco de Palacio» une el Palacio Arzobispal con la Catedral Primada y es considerada por muchos como una de las calles más frías de la ciudad. En el siglo XVII un incendio destruyó un arco y Juan Bautista de Monegro recibió el encargo de construir un nuevo arco que comunicara ambas dependencias.
El arco es de ladrillos y tiene tres ventanas que dan a cada lado. Uno de los pasillos es utilizado por el arzobispo y el otro se utilizó hace ya tiempo para que los turistas accedieran a la torre, entrando por el palacio y cruzando por la esquina del claustro. Hubo un tiempo que en él se llegaron a guardar los gigantones.
La pendiente que tiene la calle hace que se pueda captar una fantástica imagen tanto desde la calle del Arco de Palacio como desde la misma plaza, rodeada de la catedral, el Ayuntamiento y el palacio arzobispal.
Plaza de Zocodover
La plaza de Zocodover es uno de los lugares con «más vida» de Toledo. Punto de encuentro y referencia para cientos de turistas y grupos de estudiantes que cada día visitan la ciudad, y desde el cual inician sus repectivas rutas o simplemente se comen un bocadillo en la plaza mientras echan migas de pan a los pájaros que revolotean por el lugar.
En la época medieval, la plaza de Zocodover también era el centro neurálgico de la vida social. Existía un mercado de ganado, se celebraban corridas de toros e incluso se llegaron a hacer ejecuciones públicas durante la Inquisición.
Hoy en día, el histórico reloj sobre el Arco de la Sangre da la hora a todo el que pasa por la plaza, donde se celebran varias ferias como la del libro, la de la solidaridad o la del regalo (en Navidad), además de ser también un punto de paso y parada obligada de manifestaciones y desfiles.
Avenida de la Reconquista
La avenida de la Reconquista es una de las principales arterias de la ciudad por la que discurren la cabalgata de Reyes, los carnavales o la tradicional San Silvestre toledana.
En esta avenida, conocida popularmente como «Los Bloques», han vivido generaciones y generaciones de familias militares. Actualmente, existe un grupo en Facebook llamado «Los Bloques de la Avenida de la Reconquista», del que forman parte cientos de vecinos que vivieron y/o viven en el barrio.
El Corpus Christi
Si hay una fecha en el calendario de la cual los toledanos se sienten muy orgullosos, esa es la fiesta del Corpus Christi. No solo por lo que la festividad representa, sino también por la imagen que la ciudad ofrece a los visitantes. Los días previos a esta celebración, las calles del recorrido procesional son adornadas con faroles, banderas, toldos y adornos florales mientras que un gran toldo, palio para la Custodia, se extiende durante más de dos kilómetros.
El olor a cantueso, romero y tomillo, y los farolillos de las calles acompañan a los toledanos y turistas que, sorprendidos por la belleza del lugar, no paran de inmortalizar cada instante con su cámara. Pasear por las calles la noche de la víspera del Corpus es un regalo para los sentidos.
La calle Comercio en Navidad
¿Y qué sería de la Navidad en Toledo sin la iluminación navideña? Durante estas fechas, las pricipales zonas de la ciudad lucen más bellas que nunca para recibir a los viandantes. Una iluminación que se une a la ya existente de los principales monumentos, ofreciendo al visitante una estampa que no conseguirá borrar de su retina.
La calle del Comercio, principal vía de tránsito durante estas fechas por el elevado número de comercios que en ella se concentran, da la bienvenida al turista con dos grandes estrellas a cada lado de la calle. Es el punto de partida de los luminosos «toldos del Corpus».
El encendido navideño se inaugura cada año en el mes de diciembre durante el puente de la Constitución.