«No somos bichos raros, hay muchísimas personas que sufren una enfermedad mental»

En España, unos 10 millones de personas padecen algún tipo de trastorno

«No somos bichos raros, hay muchísimas personas que sufren una enfermedad mental» s. t.

M. CEBRIÁN

¿Serían ustedes capaces de ponerse en la piel de alguien que sufre un trastorno mental? A menudo, a la lucha contra la enfermedad, se suma otra, en ocasiones más dura: la batalla contra el estigma y la discriminación social . Por eso ayer, 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, familiares y pacientes clamaron por que la sociedad se ponga en su lugar y conozca una realidad que en España viven unos 10 millones de personas.

«Lo más difícil de llevar en muchos casos es el estigma social que supone la enfermedad, y más en una ciudad pequeña como Toledo», destaca Inmaculada, que padece trastorno bipolar. De hecho, su ingreso en la unidad del Hospital Provincial fue lo que cambió su vida y su imagen. «Cuando una persona está escayolada, a nadie se le ocurre decirle vete a echar una carrera; pues cuando uno tiene una enfermedad mental es como si tuviera una escayola en la cabeza», dice.

«El problema de las enfermedades mentales es que la escayola no se ve», añade la psicóloga Nuria Dorado, quien apunta al «gran desconocimiento» sobre esta materia, ya que « mucha gente asocia la enfermedad mental con violencia o peligrosidad ». Para luchar contra el estigma son necesarias jornadas informativas como las que lleva a cabo la Asociación de Familiares y Amigos de Personas con Enfermedad Mental (Afaem Despertar), que se reúne cada dos martes en la sede que tiene en la avenida Boladiez, 64 A, del Polígono residencial de Toledo. El curso está dirigido por Nuria Dorado.

Inmaculada advierte de que «hay muchísimas personas que sufren una enfermedad mental, más de las que nos creemos, lo que pasa que la gente se pone la venda en los ojos. No somos bichos raros, sino personas normales y corrientes que tienen la desgracia de tener una enfermedad mental y necesitamos ayuda y comprensión ».

Clasificación internacional

En la clasificación internacional de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud, el número de patologías de este tipo asciende a casi 400. Todas son distintas entre sí, pero el común denominador es la pérdida o disminución de libertad para decidir y para afrontar situaciones.

Unas enfermedades mentales que van desde las más comunes, como la depresión y la ansiedad, hasta las más graves, como el trastorno bipolar o la esquizofrenia. Es muy importante la detección precoz , ya que hay patologías que tardan en diagnosticarse hasta cinco años en el caso del trastorno bipolar , según denuncian desde las asociaciones relacionadas con esta materia.

Desde la Confederación Salud Mental España alertan de que más de la mitad de los enfermos que necesitan tratamiento no lo reciben, y otro porcentaje muy alto no recibe el adecuado. Esto juega en su contra porque, aunque alguna de estas patologías no tienen cura, sí se pueden controlar con la medicación oportuna.

Hasta hace tres años, Inmaculada acudía al grupo de psicoeducación, formado por entre diez y 15 personas, organizado por Afaem Despertar. Según su experiencia personal, el trastorno bipolar «es una enfermedad mental que se caracteriza, por un lado, por fases en las que te encuentras totalmente imposibilitado, con unas depresiones muy profundas y, por otro lado, por periodos en los que te encuentras con una actividad enorme y te sientes como una superdotada».

La psicóloga Nuria Dorado define el trastorno bipolar como una enfermedad mental que afecta al estado de ánimo, produciendo alteraciones muy significativas en la persona, con episodios depresivos caracterizados por una falta de energía vital y también con episodios denominados «maníacos», que se caracterizan por todo lo contrario, es decir, por una sensación irreal de felicidad.

Las causas que pueden desencadenar un trastorno bipolar pueden ser múltiples, pero tiene gran peso la «vulnerabilidad genética» y el estrés producido por un acontecimiento destacado en tu vida. En el caso de Inmaculada, la muerte de su hija. «Cada persona es diferente y cada uno tiene un inicio de la enfermedad diferente », comenta la psicóloga.

A Inmaculada se lo detectaron al caer en una depresión muy fuerte y no sabía muy bien el motivo. Aunque en principio se atribuía al impacto que supuso la muerte de su hija pequeña, después sufrió un segundo episodio depresivo tras el cual vino un episodio maníaco muy fuerte, signo inequívoco del trastorno bipolar.

Gracias a ello, el diagnóstico fue muy rápido porque, según explica la psicóloga, el trastorno bipolar normalmente es muy difícil de detectar rápidamente pues se asocia a una depresión y el tratamiento no es el adecuado.

Inmaculada recuerda que es muy difícil ajustar el tratamiento a los enfermos y, a pesar de que se ha avanzado mucho en el campo de los medicamentos, el gran problema son los efectos secundarios que producen. «Eso sí, aunque te encuentres en un periodo eutímico, que es cuando tú estás en un estado de ánimo normal, tu normalidad no es nunca como la de una persona sin enfermedad mental», reconoce. Aparte de los fármacos, la psicóloga hace hincapié en la importancia del tratamiento psicológico y la psicoeducación, sin olvidar nunca que estas personas necesitan la medicación siempre, yendo ambas cosas a la par.

Vida normal

Pese a la enfermedad y su tratamiento, Inmaculada ha podido hacer vida normal. Está casada y tiene hijos, pero siempre que tenía una crisis necesitaba a alguien que se ocupara de su hijo y darse de baja en el trabajo. Por eso, según indica la psicóloga, aunque el trastorno bipolar es una enfermedad crónica, los enfermos pueden tener cierta autonomía, aunque es muy necesario el apoyo de la familia y amigos, puesto que ellos también sufren con el enfermo.

Inmaculada exige a las administraciones que apoyen a estos enfermos y a las asociaciones que les ayudan, por lo que, aunque ya existen centros para ellos, como el que Afaem Despertar tiene en Camarena (Toledo), pide la creación de más residencias. Además, la psicóloga cree que se necesita más asesoramiento tanto al paciente como a las familias.

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