En defensa del damasquinado toledano

En defensa del damasquinado toledano

por LUIS y PEÑALVER ALHAMBRA

El damasquinado agoniza. Si nadie lo remedia, el damasquinado toledano, como en su día le ocurrió al que se producía en la ciudad guipuzcoana de Eibar, está llamado a su extinción . ¿Cómo se puede hacer semejante afirmación en una ciudad atestada de turistas en la que nos salen continuamente al paso tiendas con productos de esta artesanía tan típica de Toledo? El abaratamiento y la adulteración del damasquinado ha crecido al mismo ritmo que lo hacía la masificación de un turismo que ha convertido a la ciudad del Tajo en el supermercado cultural de Madrid. Podremos ver en la puerta de estos establecimientos a un damasquinador haciendo «muestras», lo que se resume en poner cuatro hilos en un plato, pero lo que el turista adquirirá en su interior será un sucedáneo de damasquinado fabricado por procedimientos mecánicos o electrolíticos.

La empresa fabricante puede producir estas burdas imitaciones, incluso traer las monturas del mercado chino si así abarata costes, y por supuesto el comerciante puede vender este tipo de baratijas en sus tiendas, pero ¿cómo se puede denominar a estos subproductos de damasquinado con el mismo nombre que tiene el arte de incrustar oro en el hierro ? Por desgracia, no siempre se les informa convenientemente de lo que compran a los adocenados y desorientados turistas, que han sido conducidos en manada a ciertos establecimientos (ubicados algunos fuera del casco histórico) por determinados guías que cobran por ello cuantiosas comisiones de hasta un 30 o 40 % de la venta.

Las amenazas que se ciernen sobre el damasquinado no son nuevas, desde luego. Pero en otros tiempos había más voluntad por parte de las autoridades en proteger la autenticidad de esta preciosa artesanía, así como los derechos de los turistas. Por ejemplo, ya en 1927 una circular del Gobierno Civil obligaba a los comerciantes a manifestar al comprador la procedencia del objeto damasquinado, tanto en las etiquetas de las piezas expuestos en los escaparates como en las facturas, anunciando sanciones para los infractores de esta normativa, sanciones que se hacen extensivas a los guías autorizados o acompañantes particulares que cobren comisiones o provoquen con sus intervenciones abusivas alteraciones en los precios. En las últimas décadas, las repetidas denuncias ante la Dirección General de la Competencia por parte de las asociaciones de artesanos y comerciantes de Toledo contra algunos empresarios y touroperadores han caído en saco roto.

El damasquinado, una artesanía tan exclusiva de la ciudad de Toledo , no ha merecido más que el olvido de nuestras autoridades competentes (o incompetentes) ¿Mereceremos por ventura algún día (no perdamos la esperanza) políticos más cultos o con mayor altura de miras, que apuesten decididamente por promocionar y defender la autenticidad de un arte tan genuino como amenazado en nuestros días , empezando por crear una escuela de damasquinado que garantice el relevo generacional cuando desaparezcan los pocos maestros que siguen damasquinando en Toledo?

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