Demasiados trofeos para tan poco lucimiento

Más de media entrada. 6 toros de Torregrande. Salvo el 2º, noble, todos de escasa presencia; flojo el 1º; aceptables 4º y 5º y mansos y difíciles el 3º y el 6º.

La tarde ventosa y el poco juego de los astados, fueron los peores aliados de los toreros, cuya labor tan solo en momentos puntuales llegó a los tendidos.

El Cordobés (de azul marino y oro), al flojo primero, se limitó a trastearlo sin fundamento alguno, pues ni toro ni torero fueron capaces de ponerse de acuerdo. En su segundo con más recorrido, pero que manseaba por momentos, el diestro se empleó a fondo ligando una faena, toda ella sobre el pitón derecho, que adornó con los clásicos saltos de rana. Pese a dar por tierra con su enemigo de forma defectuosa, a base de rogar, sacó a la presidencia el trofeo que le faltaba para abrir la puerta grande.

Víctor Puerto (de carmesí y oro), a su primero lo recibió con un buen manejo de capa. Tras sufrir el astado, que fue el mejor de la tarde, una pésima suerte de varas, el manchego consiguió ligar una tanda de meritorios derechazos. En su segundo, toreando por ambos pitones, lograba una digna faena. Aunque el espadazo le cayó bajo, su efecto fulminante encandiló al respetable que incluso llegó a pedir los máximos trofeos, que habrían sido a todas luces excesivos para lo visto en el ruedo.

A Joselito Adame (de tabaco y oro), le cayeron en suerte dos mansos. Plantó cara a su primero; mas su incierta y corta embestida no le permitió nunca el lucimiento. Al que cerró plaza lo recibió con unas bellas chicuelinas; pero luego se tornó huidizo y tuvo que quitárselo de en medio ante la imposibilidad de darle un pase. Con estos condicionantes, el mejicano no pudo repetir el triunfo cosechado en esta plaza hace dos temporadas.