OPINIÓN
¡Y VUELVE LA MULA AL TRIGO!
¡Y vuelve la mula al trigo! Se usa esta frase, tan de nuestra tierra, cuando se quiere poner de manifiesto el hastío del que la pronuncia al ver que alguien repite una y otra vez alguna cosa, sin que parezca que la razón o el sentido común puedan impedirlo.
El PSOE ha vuelto al gobierno de Castilla-La Mancha. Perdieron las elecciones en votos y en escaños frente al PP, pero su pacto con la extrema izquierda de Podemos les dio el gobierno. García-Page es especialista en perder elecciones y ganar gobiernos en coaliciones de derrotados, pero así es el sistema. Tienen todo el derecho a gobernar, y a hacerlo conforme a su criterio. ¿Y en qué consiste eso? En repetir el discurso de Bono; la política de Bono; las formas, ademanes, frases, argumentos, gestos de la época de Bono. Es lógico: García-Page es su emanación, su criatura política; algo así como la secuela, si hablásemos de una película.
Cuando un gobernante se encuentra con un problema, tiene varias opciones. Una es tratar de resolverlo; otra es echarle la culpa a otro de que no se resuelva. En el PP nos gusta lo primero. A veces nos equivocamos, como todo el mundo, pero ponemos lo mejor de nosotros mismos en tratar de mejorar las cosas que nos encontramos. Al PSOE siempre le ha gustado mucho más lo segundo, que es más cómodo y más descansado. Zapatero se escudaba en “la crisis internacional” para justificar que dejó quebrar un país delante de sus narices sin hacer nada por impedirlo o reducir sus efectos. Barreda justificaba el saqueo de Caja Castilla-La Mancha con la quiebra de Lehman Brothers. Después de veinticinco años de gobierno, Bono se excusaba del atraso de la región porque en el siglo XIX esta era tierra de caciques y de señoritos de la capital con finca en los Montes de Toledo. Y siempre Madrid. Madrid como excusa, como pretexto para no tomar decisiones; como justificación de los errores propios, de la desidia o de la incapacidad para hacer algo de provecho.
García-Page acaba de declarar que quiere recuperar prestaciones en Castilla-La Mancha, y que los fondos necesarios para ello se conseguirán “negociando más duro con Madrid”. Asunto resuelto. Si al final sucede que no consigue nada notable, la culpa será de Madrid, que no ha dado el dinero suficiente. García-Page pone los buenos deseos y a Madrid le toca poner el dinero. Si al final fracasa, no será por falta de buenas intenciones, sino por la mezquindad de un Madrid avaro. El sistema de financiación de las Comunidades Autónomas vigente es el que aprobó el gobierno de España en tiempos del PSOE (año 2009), con acuerdo del gobierno regional, también del PSOE. Las comunidades autónomas saben con cuánto dinero pueden contar al comienzo de cada año, y tienen la facultad de subir impuestos si consideran que necesitan más fondos para sus gastos. Hay unos objetivos de estabilidad requeridos por la Unión Europea a todos los países y a todas las regiones, que también se conocen. La región tiene plenas competencias en servicios tan importantes como son Sanidad, Educación, Servicios Sociales y Dependencia. Si García-Page quiere mejorar servicios, que empiece a hacerlo. Tiene el poder. Se hizo con el gobierno, pues que gobierne. Cuando en la pasada legislatura tuvimos que recortar 2.500 millones de euros, porque así se nos exigía para que España no fuese Grecia, García-Page decía que lo hacíamos por sadismo; que ellos eran capaces de gobernar sin hacer recortes; que ellos sabían cómo cumplir con las normas sin reducir servicios. Pues que lo demuestre ahora. Que se ponga a ello. Y por favor, si fracasa, que no culpe a Madrid, que algunos estamos ya cansados de esa cantinela. Llevo desde los dieciocho años (y tengo ya cincuenta) oyendo a Bono echar la culpa a Madrid de todo lo que aquí no se hizo. Me da una pereza inmensa pensar que me quedan otros cuatro años de oír a su secuela decir lo mismo. Y ahora, encima, con Podemos dando palmas.