ALFILERITOS
LA CULPA ES DE LA SEQUÍA
Nosotros no somos como aquél presidente norteamericano que cuando criticaban su gestión respondió: «no tengo la culpa, es la economía, imbéciles». Nosotros, los castellano-manchegos, contestamos a los agricultores del Levante cuando censuran nuestra opinión al trasvase Tajo-Segura diciendo: «no tenemos la culpa. Es la sequía, amigos».
Y para demostralo, el presidente Emiliano García-Page se acerca hasta los embalses de Entrepeñas y Buendía, cabeceras del río Tajo, con cámaras televisivas incluidas, para informar al que quiera ver y mirar que estos pantanos se encuentran al 15 por ciento de su capacidad, y por lo tanto es imposible un trasvase a la cuenca del Segura, cuando no existe aquí agua para el normal desarrollo del río en su deambular por la geografía española.
El problema está en la sequía que llevamos padeciendo desde hace meses, una de las más rigurosas de los últimoa años, que acelera la vaporización de las aguas embalsadas, al tiempo que no hace aparecer las lluvias necesarias para remediar la importante anomalía. Y sin este preciado elemento los campos se secan y los frutales no ofrecen cosechas, causando pérdidas económicas importantes a los que se dedican a estos menesteres agrícolas.
Al igual que a veces los arroyos se desbordan y terminan destrozando las cosechas que existen en su entorno. La culpable de estas desigualdades es la madre naturaleza, y ante sus sentencias nada que hacer más que aguantar las decisiones climatológicas, porque no existe otro remedio.
Por lo tanto, si hay poco agua en los embalses de cabecera, donde nace el trasvase, no se puede llevar a cabo el mismo y nada de llamarnos por algunos territorios del Levante «fascistas» cuando nos oponemos, por la sequía reinante, a estos movimientos de masa acuática que fue idea y obra del general Franco. En todo caso seríamos «progresistas», que es denominación en boga para los que siempre están acertados y nunca se equivocan.
Sencillo y primordial, sin agua no puede haber trasvase para los regantes de Murcia, y por supuesto que lamentamos mucho que no se lleven a cabo los mismos, que de una forma u otra benefician a la comunidad en general.
Por cieto, nos gustaría saber cuántas eran las hectáreas dedicadas a la huerta murciana en los tiempos en los que se inciaron los trasvases, y cuáles las existentes en la actualidad cuando el agua estaba trasvasada. A lo mejos nos quedamos con la boca abierta de asombro debido al cremiento de las mismas.