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«Mucha gente come gratis y luego se toma el whisky»

La decisión de la alcaldesa de Recas de limitar el comedor social solo a los empadronados, tiene al pueblo dividido. Mientras unos la aplauden, otros la critican: «Hay niños que de verdad lo necesitan; por ejemplo, el mío»

«Mucha gente come gratis y luego se toma el whisky» ana pérez herrera

REBECA GARRIDO VIRTUDES

Recas es un pueblo dividido. El motivo de la ruptura se debe a la decisión de Laura Fernández, alcaldesa del PP recién llegada, de limitar el acceso al comedor social solo a los niños empadronados en el pueblo . El padre Ángel, presidente de «Mensajeros de la Paz», ONG que gestiona el comedor, se muestra tajante al respecto: «Con el hambre de los niños no se juega», y ayer anunció que, a partir de septiembre, el comedor se instalará en otro local donde pueda atender a todos los niños que así lo quieran (hasta ahora está instalado en el colegio municipal).

Desde el Ayuntamiento defienden que la decisión está enfocada a solucionar el problema de los «okupas» y no de los inmigrantes (el 15 por ciento aproximadamente de la población de Recas procede de otro país, la mayoría de Mali).

Ayer, el Ayuntamiento hizo público un comunicado en el que admitía la «posibilidad de estudiar la exigencia del empadronamiento para poder llevar a cabo un control riguroso del servicio que se presta, en atención a asegurar la distribución de alimentos a los niños que verdaderamente lo necesitan».

Además, el Consistorio emplaza a Mensajeros de la Paz a que reabra el comedor (cerrado en agosto) «cuanto antes», a la vez que «ha dispuesto de un Plan de Actuación» para «redirigir a los usuarios al comedor del colegio e instar a los padres de los niños a que hagan una solicitud formal de plaza para los menores».

En el pueblo las opiniones son diversas. Por un lado, los que defienden la decisión de la regidora afirman que hace mucho que deberían haberse tomado medidas. Entre ellos se encuentra Celedonio, de 66 años, quien afirma que, aunque hay gente que lo necesita, mucha gente «come gratis y luego se toma el whisky». Sus amigos y conocidos, presentes durante la conversación, respaldan la opinión de su vecino, llenado a Laura Fernández de cumplidos, ya que «ha solucinado un problema» que afecta a Recas.

En este sentido también se pronuncia María Luisa, vecina que estuvo tres meses de voluntaria en el local que ahora ocupa el protagonismo. Para ella, el modo en el que se gestiona el comedor social es « abusivo», pues no solo acceden a él quienes más lo necesitan. «No tiene nada que ver con el empadronar », matiza. De hecho, esta vecina asegura que son pocos los inmigrantes que acuden al comedor social dado que sirven alimentos con cerdo y la mayoría de los extranjeros son musulmanes.

Por otra parte se encuentran los contrarios a la medida. Belén, madre de un niño, cree que el empadronamiento no tiene sentido debido a que los menores que acuden al comedor lo hacen desde el colegio, por lo que «ya están empadronados».

«No es normal que hagan esto porque hay niños que de verdad lo necesitan: por ejemplo, el mío», asegura María de Carmen, una mujer en paro que cobra 400 euros y que admite no tener qué dar de comer a su hijo. Esta vecina admite además que, desde el Ayuntamiento, han afirmado que, al cerrar el comedor, abrirán uno pagando: «Los que no podemos pagarlo, ¿qué vamos a hacer?».

El problema de los «okupas»

A pesar de que todos los focos están puestos actualmente sobre el comedor social, según los vecinos el principal problema de Recas es la ocupación ilegal. Con el «boom» inmobiliario , las constructoras llenaron el pueblo de viviendas, ahora vacías. Hace dos años, coincidiendo con la inauguración del comedor, las viviendas deshabitadas comenzaron a llenarse de «okupas » que, aunque no siempre son conflictivos, sí que dificultan la vida de los habitantes de Recas, según los vecinos.

El anterior alcalde de la localidad, José López García, del PSOE, que cedió el local a la ONG, no duda: «Los niños no tienen la culpa». La misma opinión tiene su compañero de partido Javier Nicolás, delegado de la Junta en Toledo, quien comunicó a ABC su disconformidad con que «se pueda jugar con las personas más débiles: los niños».

«Mucha gente come gratis y luego se toma el whisky»

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