Las prendas de Daoíz y Velarde desvelan curiosos datos históricos
Coincidiendo con el quinto aniversario del traslado de sus instalaciones a Toledo, el Museo del Ejército presentó ayer la casaca de Luis Daoíz y el sudario de Pedro Velarde, héroes de la Guerra de Independencia contra Napoleón. Gracias a un complejo y laborioso proceso de conservación, investigación y restauración, las prendas, que estaban guardadas en una urna de madera desde 1851, pasarán a formar parte de la exposición permanente.
En la investigación han intervenido expertos de la Universidad de Granada, la Universidad Complutense de Madrid, el historiador experto en Uniformología Luis Sorando, el Museo del Traje y el equipo de restauración que dirige Mercedes Amézaga.
Resultados
A pesar de que algunos trabajos de identificación no han terminado, el estudio arroja resultados contradictorios con lo que se había creído hasta el momento.
Los expertos concluyen que la casaca pertenece «con toda seguridad» a Luis Daoíz. Esta afirmación se sustenta en numerosos documentos que indican que no existió ninguna posibilidad de que fuera sustituida o manipulada. Además, el uniforme corresponde al reglamento de 1805, las marcas de las armas encajan con lo narrado en los documentos y con el tipo de arma blanca utilizada por los franceses, en tanto que los botones arrancados por el inglés Downie - quien, según las crónicas, arranco dos botones a la casaca de Daoíz para quedárselos a modo de recuerdo - corroboran la versión conocida. Sin embargo, no solo éste sustrajo partes del traje, ya que las bombas del cuello están recortadas a tijera y tan solo se conservan dos granadas en los faldones en lugar de cuatro.
Además, y gracias al abundante sangrado en vertical que presenta la prenda, se sabe que Daoíz continuó combatiendo de pie hasta que cayó sin conocimiento al suelo, posiblemente como consecuencia del desangramiento.
Respecto al sudario de Velarde, el resultado ha sido mucho más complicado y contradictorio. Al analizar lo que se describe en documentos como «restos de un hábito de San Francisco» que un desconocido donó para amortajar al capitán, los investigadores descubrieron que el sudario corresponde en realidad a unos calzones que solía utilizar el pueblo llano a comienzos del siglo XIX. Los expertos han señalado distintas hipótesis para explicar el suceso.
Durante el acto de presentación, el coordinador del proyecto, el coronel José Fernández del Barrio, recordó que «todos estos actos se llevaron a cabo de forma clandestina y están perfectamente documentados».
Por su parte, Luis Sorando destacó la importancia del proyecto y, en especial, de la casaca, debido a que «es una pieza única, aunque esté deteriorada», además de ser el traje «más antiguo que existe hoy en día».
En el proceso se han invertido 16.000 euros, según explicó el director del Museo del Ejército de Toledo, el general Juan Valentín-Gamazo. De ellos, 7.000 euros fueron destinados a la autentificación de la casaca de Daoíz.